El flagelo de la delincuencia

Para cometer estos ilícitos cualquier hora es oportuna y todo medio es correcto, no importando las consecuencias que sus acciones puedan producir.
Las armas blancas y de fuego salen a relucir para intimidar a los moradores siendo las más de las veces amarrados en piezas separadas para facilitar su acción vandálica, arrasando con todo lo que encuentran a su paso ya sea dinero, joyas, artículos electrónicos y vehículos que hayan en la vivienda y más que nada dejando una secuela de miedo que va a afectar sicológicamente a toda una comunidad.
Los delincuentes estudian detenidamente el medio en que van a actuar, analizan con acuciosidad las características ambientales, hacen seguimientos a sus víctimas, conocen la rutina diaria de los moradores y con agilidad felina y buen estado físico saltan altas murallas o trepan altos edificios, lo que hasta hace poco era un acto inconcebible ahora es habitual y proceden sin temor a ser sorprendidos y dispuestos a matar o morir si fuese necesario.
Lo que ha causado mucha sorpresa, es que en estas pandillas actúan niños que no son imputables ante la ley por ser menores de edad y además han demostrado ser conocedores de asuntos penales que le benefician, todo lo cual hace pensar que cuentan con un coeficiente intelectual suficiente para asimilar y efectuar dichas operaciones con el máximo de frialdad.
Los estudios revelan que la mayoría de los delincuentes que roban o asaltan casas lo hacen por la necesidad de obtener recursos económicos para adquirir drogas de la cual muchos de ellos son adictos, atenuante suficiente para justificar sus actitudes ante los tribunales de justicia a los que asisten muy bien asesorados.
Los que están involucrados en la delincuencia son personas que tienen plena conciencia que esta forma de actuar les va a ocasionar mejores dividendos que realizar un trabajo formal y otros lo hacen como parte de sus vidas, generalmente por conductas heredadas de padres delincuentes que desde pequeños enseñan a sus hijos a realizar estas actividades ilícitas.
La ciudadanía espera y con justa razón, que algún día haya más seguridad en sus barrios, calles, poblaciones y ciudades, especialmente en época veraniega donde muchas casas quedan sin moradores por vacaciones.