Discurso inaugural Sago Fisur 2010

Fuente: www.sago.cl Foto: Christian Lobo.

"Estimados amigos:

Quiero agradecerles muy sinceramente por acompañarnos en esta nueva versión de Sago Fisur, la principal exposición agropecuaria de Chile.

Este evento es el fruto del trabajo de un equipo que sólo busca entregar lo mejor de sí en una actividad que resume lo que somos: un rubro progresista, con la vista puesta en el futuro, que confía en la innovación y en la tecnología.

Creemos en las tradiciones de nuestra tierra. Las defendemos con fervor y, en este año del Bicentenario, pensamos que la agricultura debe ser reconocida como uno de los elementos vitales en la formación de nuestra identidad nacional.

Hoy nuestra agricultura tiene un gran problema. Vemos que rubros como la carne, leche y frutales, con excelentes posibilidades de desarrollo en los mercados de exportación, pierden competitividad gracias a un tipo de cambio que no nos favorece.

Vemos con preocupación que tenemos exportaciones de cobre exitosas versus la pérdida de competitividad para el resto de la economía de regiones. La agricultura es una actividad que amamos y nos preocupa cómo, por decisiones centralizadas y equivocadas, el esfuerzo de los productores puede quedar a la deriva.

Todos quienes estamos reunidos aquí hoy, sabemos lo complicado que es vivir al sur de Santiago, haciendo patria y generando desarrollo en las regiones. El cobre sólo se produce en el norte y, si bien su aporte al Producto Geográfico Bruto es importante, la agricultura contribuye a alimentar, dar empleo permanente y mantener soberanía geográfica y alimentaria, entre una serie de otros innegables beneficios.

Quiero contarles una historia. El síndrome Holandés. Este fenómeno ocurrió en la década del Sesenta. Tras el descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos en el Mar del Norte, los ingresos de Holanda aumentaron en forma considerable. Los principales efectos fueron la apreciación de la moneda holandesa y la fuerte pérdida de competitividad para todos los rubros exportadores no petroleros.

Es injusto que nuestro sector agropecuario pague el costo de la bonanza del cobre. Generamos empleo y soberanía. A nivel regional, hemos contribuido a dar trabajo tras la crisis que vivió el sector salmonero y hemos sabido luchar contra la adversidad para generar una actividad estable y de proyecciones.

Las mayores ventas de cobre y su negativo efecto sobre el dólar deben generar mayores apoyos a la competitividad de sectores como el agropecuario. Una de las propuestas que hacemos desde este estrado es dar muchos más recursos a los programas que mejoren nuestra competitividad, como por ejemplo, al Sistema de Incentivo y Recuperación de Suelos Degradados, instrumento fundamental a partir del cual puede sustentarse una producción ganadera y de cultivos más competitiva y amigable con el medio ambiente.

Vemos con profunda preocupación cómo disminuye nuestra masa ganadera. Es urgente que nuestras nuevas autoridades desarrollen un Plan Ganadero concreto y que efectivamente impulse el crecimiento de la masa ganadera nacional. Lo contrario implicaría acentuar la ya peligrosa dependencia del MERCOSUR, perjudicando a los consumidores nacionales y poniendo en serio riesgo de desaparición del rubro carne bovina.

El inventario nacional disminuye dramáticamente, por lo que invitamos a la industria a que se sume a este llamado, porque, de lo contrario, nos enfrentaremos a potreros vacíos sin ganado para engorda y a industrias trabajando al mínimo de su capacidad o, prácticamente, en quiebra. Es contradictorio luchar por aprovechar los tratados de libre comercio para la ganadería mientras nos enfrentamos a un sector que año a año disminuye su tamaño producto de políticas erradas.

A pesar de tener un sector con una industria moderna, buena calidad de su rebaño, mercados abiertos y una inmejorable condición zoosanitaria, ello no ha sido suficiente frente a adversidades como un dólar bajo, excesiva burocracia pública, una legislación laboral inadecuada para el sector y sus trabajadores y la competencia desleal del exterior.

Si nuestro país no hace nada por mejorar estos aspectos, una vez más perderemos la posibilidad de ser una potencia agroalimentaria. Ejemplo de lo anterior es la necesaria modernización del Servicio Agrícola y Ganadero y la relación que debería tener este servicio con el sector ganadero. Es urgente propender a una adecuación hacia los estándares exigidos por los países que compran nuestros productos, ni más ni menos. Hoy no sacamos nada con tener exigencias superiores a la de los mercados mundiales, si ello implica mayores costos y finalmente producto de ellos no podemos acceder a los mercados internacionales.

Es así que a través de las entidades públicas, el Gobierno debe ser un ente servidor de la empresa agrícola y no al revés.

Siempre en el tema de la competitividad, los productores agrícolas hemos asumido aspectos de la responsabilidad social empresarial desde siempre. Es así que requerimos mejorar la educación y conectividad rural.

Reconocemos en los trabajadores agrícolas a nuestros colaboradores más valiosos. Pero buscamos que, a nivel laboral, se generen reformas que recojan nuestra realidad como sector: nuestros tiempos, horarios y dependencia de los ciclos biológicos, buscando el bien común para empleador y trabajador. La burocracia y las leyes orientadas a las empresas ubicadas en la ciudad no sólo no nos sirven, sino que nos complican y también nos desincentivan.

Desde este estrado, solicitamos redefinir el sistema de cálculo de las tasas de accidentabilidad para las empresas de menor tamaño; adecuar la jornada laboral del sector lechero y mejorar la cobertura de prevención a las empresas medianas y pequeñas. Acciones como éstas contribuirán a generar ambientes laborales exitosos y, por supuesto, mayor competitividad.

Uno de los temas donde seguiremos insistiendo será el de la transparencia en los mercados. No puede ser que los agricultores estemos trabajando para, finalmente, ser los que tengamos que endeudarnos o sufrir los coletazos del mercado de la forma más brutal posible, y a la vez viendo los suculentos resultados económicos de las industrias que reciben nuestros productos y de los bancos que dicen financiar a nuestra actividad. Esperamos y confiamos que la Fiscalía Nacional y su Unidad Agrícola funcionen adecuadamente. No podemos dejar de sorprendernos ante el excesivo celo de la industria, que cuando los precios internacionales bajan, nos aplican en forma inmediata y lapidaria estas bajas.

Las paradojas las vemos en rubros como la leche. Recientemente, vimos cómo, mientras el máximo ejecutivo de Fonterra anunciaba mayores precios de la leche a nivel mundial y sus remates registraban alzas importantes, en Chile, Soprole encabezó la baja del precio a los productores.

También esperamos más transparencia en el mercado del trigo y los otros granos que representan parte importante de la agricultura nacional. En este ámbito, hacemos un llamado a los parlamentarios para que aceleren la tramitación de la ley de muestras y contra muestras, actualmente en discusión en el Congreso.

Para que los mercados funcionen, es necesario que nos sentemos a conversar serena y tranquilamente. Todos tenemos derecho a ser exitosos en lo que hacemos, cuando lo hacemos bien, pero no podemos ser atropellados dentro de un Estado de Derecho por un jugador más grande.

Creemos en el diálogo y como siempre lo hemos manifestado, estamos dispuestos a poner las cartas sobre la mesa. Creemos en las cadenas productivas, siempre y cuando todos los eslabones tengan la relevancia que se merecen y los beneficios que genera el negocio se distribuyan en forma justa.

Los agricultores no reclamamos sólo por reclamar. Somos un gremio propositivo e innovador. Lo dicen las cifras: la producción de leche se ha doblado gracias a la incorporación de tecnología; nuestros estándares de calidad en cereales, frutales y carnes son fruto del trabajo de nuestros productores.

Somos competitivos y queremos seguir siéndolo. Por eso solicitamos que el Servicio Agrícola y Ganadero fortalezca los programas sanitarios y de trazabilidad. No pedimos perdonazos ni trato especial. Queremos apoyo para competir adecuadamente.

Este 2010 ha sido un año que recordaremos por largo tiempo. El terremoto, el cambio de Gobierno, el rescate de los mineros son sólo parte de los hechos que hemos visto en este año que todavía no termina y que ciertamente nos ha fortalecido como país.

Los agricultores hemos vivido un 2010 con una extrema variabilidad de los mercados. Las nuevas autoridades han trabajado por contribuir a mejorar aspectos como la transparencia, sin embargo, hay mucho por hacer. Es urgente implementar en el agro la nueva forma de gobernar. Estamos concientes que este año no ha sido fácil para el país y los productores hemos sido pacientes y comprensivos, sobre todo al ver las serias dificultades en la instalación del gobierno.

A pesar de ello, reconocemos el esfuerzo de las autoridades provinciales que rápidamente han abordado algunas problemáticas que afectan al sector. Ejemplo de lo anterior es el buen funcionamiento del comité anti abigeato de nuestra provincia, encabezado en forma brillante por nuestro Gobernador, que a poco andar ha canalizado junto a las reparticiones públicas competentes, sus esfuerzos en disminuir este flagelo y con prometedores resultados. Sin embargo, nos preocupa que a nivel central haya cierto grado de lentitud en presentar al Congreso un proyecto de ley que permita mejores técnicas de investigación y faciliten la persecución de estos delitos por parte de las policías y ministerio público. Es por ello que solicitamos a nuestras autoridades a acelerar las acciones para garantizar en la medida de lo posible la seguridad en el sector rural y proteger a los miles de chilenos que viven en el campo.

Queremos que el 2011 sea un año en que se concreten las medidas anunciadas por el gobierno. Esperamos reunirnos en un año más, en este querido recinto, para compartir buenas noticias.

Deseamos lo mejor para el agro y las miles de familias involucradas en esta noble actividad, para la cual no hay domingo, festivos ni horarios, pero que es un modo de vida que cumple con la noble misión de dar alimento a la humanidad.

En este Bicentenario, agradecemos a las generaciones de agricultores que nos han entregado, con su sudor y esfuerzo, el alimento necesario para convertirnos en este hermoso país. A ellos y a ustedes, que continúan con este legado, vaya el saludo de su gremio.

Mirar el campo con la visión del gran futuro que el contiene, es una condición para su desarrollo. Aun más, es una precondición para la paz...
Siguiente Anterior
*****