Pantufla, la única osornina en Nueva Zelanda

Gonzalo Mardones Rivera. Corresponsal Paislobo – Nueva Zelanda.

Soy de Osorno, ciudad ubicada en el sur de Chile, rodeada de bosques, ríos, lagos y volcanes, pero por sobre todo de amplias praderas en donde pastan los vacunos que le dan fama a la zona por su leche y carne.

Cuando pequeña fui rescatada de la calle, momentos antes de ser arrojada al río en donde hubiera encontrado una muerte horrible como tantos otros de mi especie. Pero tuve la enorme fortuna de encontrar un hogar cálido, en donde me han entregado un enorme amor que yo he correspondido de igual manera y con mucha alegría.

Mi vida en Osorno era muy plácida, compartiendo el día con mi hermana gatita “Conejita”, a quien extraño mucho, y jugando con los niños del barrio. No puedo olvidar las bellas travesías por la cordillera de los Andes con mis “papis”, caminando días enteros, acampando a orillas de ríos y lagos y llegando a varias cumbres de volcanes cubiertos de nieve. Todo iba bien, hasta que un día a mis “papis” se les ocurrió la brillante idea de partir al extranjero a buscar nuevos desafíos.

Primero, hace ya un año, partir a Santiago, la superpoblada capital de Chile, viviendo de allegados en casa de familiares, a quienes le doy las gracias por tendernos la mano y sólo viendo por Skype al Gonzi, quien ya había partido a Nueva Zelanda. Después, nos fuimos a la casa de la abuelita en la playa, pero dejando atrás a mi hermanita “conejita”, quien no podía acompañarnos.

Entretanto, visitas de médicos con sus vacunas, microchip y muchos procedimientos que yo no entendía, pero que serían claves para lo que vendría después. En febrero de este año, la Katia también tuvo que partir a juntarse con el Gonzi y yo quede solita junto a la abuelita. Pasaron los meses y extrañaba a mis papis, hasta que a fines de abril veo aparecer al Gonzi en la puerta de la casa, venía a buscarme para viajar a Nueva Zelanda!!! Ahí fue cuando entendí todos esas vacunas y tratamientos médicos.

Eso si, nunca me imaginé que el viaje fuera tan largo. No me gustó para nada que me encerraran en una caja y me llevaran junto a las maletas, ni menos que me tuvieran en cuarentena por diez días en Auckland, si yo estaba de los mas sanita y bañadita!!! Pero, al fin el día de mi viaje a Dunedin llegó. Cuando vi a mis papis en el aeropuerto, movía tanto la colita que pensé se me iba a salir. Llegamos a nuestra casita con patio y todo. Nuevamente llevo una vida plácida, aunque me asusto de ver tanto cuerpo espín en el patio.

Creo que soy la única perrita chilena y además osornina en Nueva Zelanda y lo demuestro en lo malas pulgas que soy, pero también en lo aperrada y fiel. Espero volver a verlos a mi regreso a mi Osorno querido para jugar con ustedes algún día y moverles la colita para que vean lo contenta que estoy.
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