La evolución del mercado de la leña y su contribución a la economía regional

Fredy H. Wömpner G. Director Ejecutivo Instituto de Capacitación Promundos wompner@gmail.com

Es de común conocimiento que ciudades del sur de Chile como Temuco y Osorno, se encuentran entre las más contaminadas del país, donde el principal responsable de esto es el consumo de leña para calefacción de hogares y recintos en general, con importantes consecuencias ambientales. En las ciudades donde se han realizado mediciones, principalmente Temuco y Osorno, se ha comprobado que las concentraciones de material particulado fino que superan reiteradamente la norma chilena para este contaminante. El consumo de leña está asociado además a la destrucción del bosque nativo por malas prácticas de manejo forestal y aunque existe menos evidencia al respecto, la gran cantidad de leña que se consume al año, junto con el hecho de que la gran mayoría de la leña proviene de árboles nativos, implican una presión significativa sobre los bosques. A lo que se suma que la informalidad del negocio de la leña y la venta de leña sin el debido secado contribuyen a este escenario.

Es por este motivo que el consumo de leña sea hoy probablemente la principal amenaza para el bosque nativo en Chile, especialmente cerca de zonas urbanas. Sin embargo, el uso de la leña también le otorga un valor económico al bosque, característica esencial si se quiere promover una estrategia para su conversación, basado en la explotación sustentable de este recurso. Por lo tanto, es posible que la promoción de buenas prácticas de producción, secado, distribución y uso de leña, sea la mejor opción, tanto para proteger el bosque nativo, como para mejorar la calidad del aire en las ciudades de la zona sur de Chile.

De más está decir que la leña es el combustible preferido para calefaccionar las viviendas en el sur del país y muchos hogares también la utilizan para cocinar. Un metro cúbico de leña equivale aproximadamente a 700-900 kilogramos, dependiendo del tipo de leña y de su humedad y se estima que un hogar consume al año en promedio 8,0 m3 en ciudades como Valdivia y Osorno, 9,1 m3 en La Unión y 9,9 m3 en Río Negro (Región de Los Lagos), 6,3 m3 en Temuco y Padre Las Casas (Región de La Araucanía), y algo menos en Chillán (Región del Maule) y Rancagua (Región de O´Higgins).

La leña como fuentes de Energía

El crecimiento de la economía nacional (PIB), de alrededor de un 5% anual en las últimas dos décadas, se ha traducido en un creciente aumento de la demanda energética, a tal punto, que ha llegado casi a duplicar el crecimiento del PIB. En términos de energía primaria, Chile cuenta con una matriz energética relativamente diversificada, aunque importada; el 72% de la energía que se consume en el país se importa en forma de petróleo, carbón, gas natural y derivados del petróleo, lo que nos hace altamente vulnerables y dependientes.

La leña es una de las principales fuentes energéticas de Chile (20% de la matriz primaria) equivalente a 20 millones de metros cúbicos sólidos anuales. Esta fuente de energía se destina principalmente a los sectores públicos y residenciales (60%) e industria y minería (30%), donde la leña es la tercera fuente de energía en Chile después del petróleo y el gas. Este combustible posee gran relevancia en las ciudades del sur del país, donde los hogares la consumen, en primer lugar, para calefaccionar y en segundo término, para la preparación de alimentos y generación de agua caliente. En términos de calefacción, el 60% de la calefacción que se utiliza en todo Chile proviene de la leña.

Resulta llamativo que dentro de la composición de la matriz primaria las fuentes nacionales sean hidroelectricidad (8%) y leña (19%). Es decir, de toda la energía que se consume en Chile, el 19% proviene de la leña, cifra que no deja de sorprender. En el caso de la matriz de energía secundaria, un 63% del total de los energéticos que se consumen en el país provienen de los hidrocarburos, un 19% de la electricidad y un 18% de la leña. Es decir, los chilenos y las chilenas consumen una gran cantidad de leña, la que en su mayoría llega al consumidor final sin pasar por un proceso de transformación.

El Mercado de la leña

Según las últimas estimaciones, en Chile se consumen 20,2 millones de metros cúbicos sólidos de leña y desechos forestales, de los cuales un 75% corresponde a leña propiamente tal y un 25% a desechos forestales. El sector que presenta el mayor consumo de leña es el residencial rural, con un 44%, seguido por el sector industrial con un 27%, el residencial urbano con un 25% y el sector comercial y público con un 4% del total. Los 5 millones de metros cúbicos sólidos de desechos forestales se consumen, preferentemente, en el sector industrial para la generación de calor y electricidad.

En nuestro país un 90% del mercado de la leña es informal, es decir, se transa sin pagar impuestos ni respetar la normativa forestal que regla el uso de bosques nativos, lo cual está generando problemas ambientales graves, por degradación de los bosques.

En el sur de Chile el mercado de la leña se compone de entre 150 y 300 mil productores, aproximadamente 1000 intermediarios y entre 500 y 1000 comerciantes. Cabe destacar que un 84% del consumo de leña se produce entre la VII y X regiones. En las regiones VII y VIII existe un gran consumo industrial de leña, a diferencia de lo que ocurre en la IX y X donde el consumo es esencialmente residencial.

El mercado de leña genera un flujo aproximado de 115 mil millones de pesos anuales, los cuales mueven buena parte de la economía local y campesina de centro y sur del país. Ejemplo de ello es que encuestas realizadas en sectores rurales de la X Región muestran que en promedio un 30% de los ingresos percibidos por las familias campesinas provienen de la venta de leña, constituyéndola en una de sus principales fuente de ingreso.

La localización de la demanda se concentra en las zonas centro y sur del país y de acuerdo a información censal, entre los años 1992 y 2002, se evidencia una reducción de hogares que usan leña para cocinar de un 19% a un 13%.

Sistema Nacional de Certificación de Leña (SNCL)

Con el fin de generar un estándar de calidad para el producto, y combatir los problemas señalados como; tala de bosque nativo, venta de leña húmeda, con los efectos en la calidad del aire que ello produce y la intención de posicionar a la leña y sus derivados al nivel de otras Energías Renovables que se promueven en el país, es que el año 2009 se crea la Corporación Nacional de Certificación de Leña , la cual coordina a nivel nacional a un Consejo Nacional de Certificación de Leña (CONACEL) conformado por instituciones públicas y organizaciones privadas, mientras que a nivel local, en cada provincia o región, se articulan consejos locales de certificación (COCEL), donde a la fecha existen 8 de estos Consejos en Chile. De esta forma el SNCL se instala como una iniciativa sin fines de lucro de carácter voluntario, que fija un estándar de calidad y origen para la comercialización de la leña, basándose en cuatro principios básicos: la conservación del bosque nativo, cumplimiento de la ley, tanto laboral como forestal, descontaminación del aire y derechos del consumidor, con lo que ahora el desafío principal para el gobierno se encuentra en suscitar un mayor nivel de adhesión al SNCL e incrementar el nivel de asociatividad entre los productores de este recurso.





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