Semana de alta temperatura para la Leche termina con salida del gerente del Consorcio Lechero
En 2010, el Consorcio había vaticinado que al 2020 Chile sería un actor relevante en el mercado de exportación de lácteos... En 2017, sin embargo, el auspicioso anuncio terminó en pesadilla: el país es deficitario en leche y es abastecido desde el exterior en más de un 20 por ciento de su consumo anual.
Ha sido una seguidilla imparable de movimientos telúricos en el sector lácteo. Comenzó hace justo siete días con el anuncio de Prolesur respecto de la supuesta “inminente” entrada a la propiedad de la empresa por parte de sus productores, la que fue rápidamente desmentida por los agricultores locales que respondieron con la salida de 18 de ellos de la filial la neozelandesa Fonterra, disconformes con la rebaja del precio por litro en 16 pesos.
La semana se inició con una sorprendente entrevista del presidente de Colun, Augusto Grob, en donde señalaba que no había razones para la baja implementada por Prolesur y alertaba sobre otro punto relevante: su competencia estaba haciendo la mayor parte de sus productos con leche reconstituida y trayendo quesos en bloques que luego son laminados en Chile y puestos en góndola como nacionales.
Vino entonces la visibilización de la triste realidad: una enorme alza en la importación de productos lácteos (leche en polvo y queso). En sólo 10 años desde 2008, Chile había pasado de ser un exportador de leche a una balanza negativa en 450 millones de litros equivalentes, lo que significa que más del 20% del consumo de lácteos en el país es proveído desde el exterior. En 2010, el Consorcio Lechero había vaticinado que al 2020 Chile sería un actor relevante en el mercado de exportación de lácteos... En 2018, sin embargo, aquello parece hoy un mal chiste. Este sábado, su gerente Sebastian Ganderasts anunció su salida de la instancia, tras ocho años a la cabeza de esta.
El Consorcio Lechero fue creado en 2005 y se define a sí mismo como una organización común de los productores, la industria, las empresas de servicios y las entidades dedicadas a la investigación académica y productiva, convergen para trabajar pensando en el futuro... no obstante en 2014, Fedeleche la abandonó acusando que estaba únicamente al servicio de la industria, la misma que hoy está en la mira de productores, consumidores y políticos.
Durante 2017, de acuerdo a la información oficial de Odepa y el Banco Central, Soprole/Prolesur, propiedad de la neozelandesa Fonterra, utilizó 177 millones de litros de leche extranjera -cifra calculada a partir de los ingresos de quesos y leche en polvo de otros países convertidos a litros- dentro de los productos que ofrece a los consumidores, lo que equivale al 27,5% del total de su oferta a consumidores traducidos a litros. Nestlé, en tanto, usó 116 millones que representan el 23,7% de la leche presente en sus productos; el resto de las marcas menores, otros 468 millones de litros que representan un 52% de leche extranjera dentro de sus productos.
Las honrosas excepciones fueron Watt´s, con 9 millones equivalentes al 3,1% y Colun, con sólo un millón que equivale al 0,17% de toda la “Magia del Sur”, con un agregado más a su favor: la Cooperativa Lechera de La Unión no seca la leche chilena que usa.
Mientras Fedeleche y Aproleche concentra sus esfuerzos en la petición de salvaguardias para frenar la importación indiscriminada de leche en polvo y quesos, el diputado Fidel Espinoza anunció el jueves 22 de marzo que esta semana presentará en la Cámara una moción tendiente a mejorar la regulación que se refiere a la información hacia los consumidores, cuando se trata de leche reconstituida. Hoy esa información no se contiene en la cara principal del producto ni tiene un tamaño adecuado que se pueda leer. Además, asegura, no se explica claramente al consumidor qué significa la expresión “reconstituida”.
El diputado agregó que en el caso del queso laminado que se vende en Chile, no existe obligación de informar cuando la materia prima son piezas importadas que se procesan en Chile, pero su origen no es nacional, lo que afecta la información oportuna y veraz con que debe contar el consumidor al momento de comprar el producto.
La tarde de este sábado 24 de marzo, el diputado Javier Hernández se sumó a la semana caliente de la leche apuntando al bajo precio pagado a productor, el exceso de importaciones de lácteos neozelandeses y la necesidad urgente de establecer las salvaguardias solicitadas por los gremios lecheros.
También el sábado, el gerente general de Manuka, Cristian Swett, ratificó en El Mercurio la validez de la denuncia de los demás productores de la zona: no existen razones para la baja de 16 pesos por litro. La cara visible del proyecto que es hoy la lechería en base a pastoreo más grande del mundo y que en un 90 por ciento se encuentra en manos de productores neozelandeses, entregó al medio nacional un diagnóstico que sorprendentemente para muchos, se encuentra en línea con la argumentación de los gremios locales y es a su vez lapidario: la regla de los commodities, es que estos son siempre más caros en los lugares que son deficitarios, por lo cual no habría razones para que la leche cruda de un país deficitario como Chile, sea más barata que el precio del país que la exporta -Nueva Zelanda-.
El caliente cierre de semana fue precedido por la salida del presidente de Prolesur filial de la neozelandesa Fonterra, Albert Cussen, y del CEO de esta matriz Oceánica, Theo Spierings, mientras se daba a conocer que Prolesur había tenido un 2017 con millonarias pérdidas, mientras su “hermana” Soprole, a la que le vende la leche que obtiene de los productores, lucía jugosas ganancias que acrecentaron las dudas acerca de una actuación concertada de ambas empresas que tienen un mismo dueño: Fonterra.
La “Magia del Sur”, Colun, toma palco tras la bomba que dejó caer el lunes y mientras recibe un enorme respaldo en redes sociales a sus productos, insiste que se la juega por los productores lecheros que son dueños de la procesadora y que seguirá elaborando productos con valor agregado con leche “no reconstituida”, envasados en origen: La Unión.
¿Tendrá éxito la arremetida de Fidel Espinoza por el cambio de normativa de rotulado para los lácteos? ¿Recibirán los gremios lecheros respuesta positiva a sus anheladas salvaguardias a las importaciones? ¿Resolverá esto último su problema de fondo en que cada año qué pasa el país accede a menos productos lácteos elaborados con leche nacional? Seguramente habrá señales en la próxima semana que parece no bajará en intensidad respecto de esta.
Ha sido una seguidilla imparable de movimientos telúricos en el sector lácteo. Comenzó hace justo siete días con el anuncio de Prolesur respecto de la supuesta “inminente” entrada a la propiedad de la empresa por parte de sus productores, la que fue rápidamente desmentida por los agricultores locales que respondieron con la salida de 18 de ellos de la filial la neozelandesa Fonterra, disconformes con la rebaja del precio por litro en 16 pesos.
La semana se inició con una sorprendente entrevista del presidente de Colun, Augusto Grob, en donde señalaba que no había razones para la baja implementada por Prolesur y alertaba sobre otro punto relevante: su competencia estaba haciendo la mayor parte de sus productos con leche reconstituida y trayendo quesos en bloques que luego son laminados en Chile y puestos en góndola como nacionales.
Vino entonces la visibilización de la triste realidad: una enorme alza en la importación de productos lácteos (leche en polvo y queso). En sólo 10 años desde 2008, Chile había pasado de ser un exportador de leche a una balanza negativa en 450 millones de litros equivalentes, lo que significa que más del 20% del consumo de lácteos en el país es proveído desde el exterior. En 2010, el Consorcio Lechero había vaticinado que al 2020 Chile sería un actor relevante en el mercado de exportación de lácteos... En 2018, sin embargo, aquello parece hoy un mal chiste. Este sábado, su gerente Sebastian Ganderasts anunció su salida de la instancia, tras ocho años a la cabeza de esta.
El Consorcio Lechero fue creado en 2005 y se define a sí mismo como una organización común de los productores, la industria, las empresas de servicios y las entidades dedicadas a la investigación académica y productiva, convergen para trabajar pensando en el futuro... no obstante en 2014, Fedeleche la abandonó acusando que estaba únicamente al servicio de la industria, la misma que hoy está en la mira de productores, consumidores y políticos.
Durante 2017, de acuerdo a la información oficial de Odepa y el Banco Central, Soprole/Prolesur, propiedad de la neozelandesa Fonterra, utilizó 177 millones de litros de leche extranjera -cifra calculada a partir de los ingresos de quesos y leche en polvo de otros países convertidos a litros- dentro de los productos que ofrece a los consumidores, lo que equivale al 27,5% del total de su oferta a consumidores traducidos a litros. Nestlé, en tanto, usó 116 millones que representan el 23,7% de la leche presente en sus productos; el resto de las marcas menores, otros 468 millones de litros que representan un 52% de leche extranjera dentro de sus productos.
Las honrosas excepciones fueron Watt´s, con 9 millones equivalentes al 3,1% y Colun, con sólo un millón que equivale al 0,17% de toda la “Magia del Sur”, con un agregado más a su favor: la Cooperativa Lechera de La Unión no seca la leche chilena que usa.
Mientras Fedeleche y Aproleche concentra sus esfuerzos en la petición de salvaguardias para frenar la importación indiscriminada de leche en polvo y quesos, el diputado Fidel Espinoza anunció el jueves 22 de marzo que esta semana presentará en la Cámara una moción tendiente a mejorar la regulación que se refiere a la información hacia los consumidores, cuando se trata de leche reconstituida. Hoy esa información no se contiene en la cara principal del producto ni tiene un tamaño adecuado que se pueda leer. Además, asegura, no se explica claramente al consumidor qué significa la expresión “reconstituida”.
El diputado agregó que en el caso del queso laminado que se vende en Chile, no existe obligación de informar cuando la materia prima son piezas importadas que se procesan en Chile, pero su origen no es nacional, lo que afecta la información oportuna y veraz con que debe contar el consumidor al momento de comprar el producto.
La tarde de este sábado 24 de marzo, el diputado Javier Hernández se sumó a la semana caliente de la leche apuntando al bajo precio pagado a productor, el exceso de importaciones de lácteos neozelandeses y la necesidad urgente de establecer las salvaguardias solicitadas por los gremios lecheros.
También el sábado, el gerente general de Manuka, Cristian Swett, ratificó en El Mercurio la validez de la denuncia de los demás productores de la zona: no existen razones para la baja de 16 pesos por litro. La cara visible del proyecto que es hoy la lechería en base a pastoreo más grande del mundo y que en un 90 por ciento se encuentra en manos de productores neozelandeses, entregó al medio nacional un diagnóstico que sorprendentemente para muchos, se encuentra en línea con la argumentación de los gremios locales y es a su vez lapidario: la regla de los commodities, es que estos son siempre más caros en los lugares que son deficitarios, por lo cual no habría razones para que la leche cruda de un país deficitario como Chile, sea más barata que el precio del país que la exporta -Nueva Zelanda-.
El caliente cierre de semana fue precedido por la salida del presidente de Prolesur filial de la neozelandesa Fonterra, Albert Cussen, y del CEO de esta matriz Oceánica, Theo Spierings, mientras se daba a conocer que Prolesur había tenido un 2017 con millonarias pérdidas, mientras su “hermana” Soprole, a la que le vende la leche que obtiene de los productores, lucía jugosas ganancias que acrecentaron las dudas acerca de una actuación concertada de ambas empresas que tienen un mismo dueño: Fonterra.
La “Magia del Sur”, Colun, toma palco tras la bomba que dejó caer el lunes y mientras recibe un enorme respaldo en redes sociales a sus productos, insiste que se la juega por los productores lecheros que son dueños de la procesadora y que seguirá elaborando productos con valor agregado con leche “no reconstituida”, envasados en origen: La Unión.
¿Tendrá éxito la arremetida de Fidel Espinoza por el cambio de normativa de rotulado para los lácteos? ¿Recibirán los gremios lecheros respuesta positiva a sus anheladas salvaguardias a las importaciones? ¿Resolverá esto último su problema de fondo en que cada año qué pasa el país accede a menos productos lácteos elaborados con leche nacional? Seguramente habrá señales en la próxima semana que parece no bajará en intensidad respecto de esta.