Sepa las claves para tratar el Hígado Graso

El doctor Jaime Hurtado, médico endoscopista y médico jefe de la Unidad de Endoscopía Alta de Clínica Alemana Osorno, repasa algunos antecedentes y claves para comprender esta patología hepática crónica, una de las más prevalentes en el mundo.

La enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA), también conocida como Hígado Graso, es una de las patologías hepáticas crónicas más comunes en el mundo y la principal de los países occidentales, con una prevalencia que se estima, sobrepasa el 40% de los casos.

Si bien es una enfermedad frecuente, su ausencia de síntomas, hace difícil su detección y tratamiento oportuno, lo que suele incrementar el daño hepático de pacientes.

En este contexto, el doctor Jaime Hurtado, médico endoscopista de Clínica Alemana Osorno, repasa algunos antecedentes y claves para comprender esta patología hepática.

¿Cómo se manifiesta el Hígado Graso?

Se manifiesta como un trastorno de curso crónico que produce acumulación de grasa en el Hígado en forma de triglicéridos en más del 5% de las células hepáticas, sin inflamación o fibrosis, sin presencia de síntomas en el paciente hasta que la enfermedad está avanzada.

Según su origen, se distinguen dos tipos de Hígado Graso, uno de origen alcohólico y otro de origen no alcohólico, pero además de sus causas, no suelen diferenciarse en la práctica. En la mayoría de los pacientes, esta patología denominada también como enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA), está asociada con obesidad, diabetes mellitus y dislipidemia (colesterol alto).

La esteatosis hepática no alcohólica, una forma potencialmente grave de la enfermedad, se caracteriza por la inflamación del hígado que puede avanzar hacia la cicatrización y el daño irreversible.

Un tercio de los pacientes con Hígado Graso, suelen evolucionar a patologías más severas como Cirrosis Hepática, Insuficiencia Hepática y Cáncer de Hígado, teniendo mayor posibilidad de desarrollar también enfermedades cardiovasculares.

A esto, se suma el hecho de que, la población chilena, tienen una de las tasas más altas del mundo de un gen específico, que determina la adiponutrina o PNPLA3, y que hace que esta enfermedad hepática produzca un daño al hígado más severo.

¿Qué causa esta enfermedad?

En el Hígado Graso No Alcohólico, los pacientes frecuentemente presentan enfermedades metabólicas preexistentes como el Colesterol Alto, la Diabetes Mellitus Tipo 2, Triglicéridos elevados, Resistencia a la Insulina y Síndrome Metabólico, el cual produce una serie de anomalías como aumento de la grasa abdominal, la escasa capacidad para consumir insulina, la presión arterial alta y los niveles altos de triglicéridos, entre otros.

También, la Obesidad por si sola es una de las causas principales, ya que existe evidencia de que cuando tenemos obesidad, generamos enfermedades asociadas como la Diabetes y Colesterol Alto. Además, generamos altos niveles de insulina y glucosa, lo que puede llevar al hígado, a comenzar a acumular grasa.

¿Cuál se ha visto que es el grupo de mayor riesgo?

Esta enfermedad afecta, principalmente a pacientes con los factores de riesgo de la enfermedad. Si bien el grupo de riesgo principal son los adultos entre 40 a 60 años, igualmente, en los últimos años, dada las altas tasas de obesidad y sedentarismo que presenta nuestra población, esta enfermedad también se ha desplazado a grupos más jóvenes. Incluso, hoy ya vemos a niños con Hígado Graso.

A mediados de los noventa, cerca del 24% de la población tenía Hígado Graso, hoy se estima que la prevalencia es mucho mayor, afectando en la actualidad a más del 30% de la población general. 

- ¿Qué impacto genera en la salud de los pacientes?

Si bien el hígado grado no presenta síntomas en etapas precoces, si lo hace en etapas más avanzadas produciendo, agrandamiento del hígado. También los pacientes pueden sentir cansancio o molestias en la parte superior derecha del abdomen y fatiga o falta de fuerza.

- ¿Cómo se diagnóstica y que tratamiento hay actualmente?

El diagnóstico se realiza a través de exámenes de laboratorio como el perfil hepático y ecotomografía (ecografía) abdominal. El primero, nos permite determinar cómo está funcionando el hígado, conociendo los niveles de bilirrubina y transaminasa en sangre; y el segundo, es para detectar la presencia de grasa en este órgano.

En cuanto al tratamiento, lo primero es mantener controlada esta enfermedad y sus factores desencadenantes para que no evolucione a un daño hepático mayor. Para ello, se inicia un tratamiento farmacológico, que se contempla con tres acciones fundamentales: que el paciente incorpore una dieta balanceada y saludable sin alcohol, grasas y carbohidratos; que realice actividad física tres veces a la semana como mínimo; y que reduzca y mantenga durante su vida, un peso saludable.

Artículo disponible en Revista Mirada Clínica. Link http://www.impresurchile.com/flips/mirada-clinica-2019/mobile/index.html


Fuente: Yohana Alvarado

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