Adaptándose al cambio de paradigma en la Educación

Día del profesor
16 de octubre, Día del Profesor.

Según un estudio de la Unesco, en Chile, los profesores reconocen una sobrecarga del 70% al realizar feedback (retroalimentación) con sus alumnos, puesto que ha sido complejo el tener que disponer de más tiempo para ocuparse de las labores del hogar, el cuidado de los hijos propios y llevar a cabo su trabajo, ya que no todos los alumnos tienen las herramientas de conectividad y el apoyo parental para un proceso educativo continuo a distancia. Además, en muchos casos se suma la escasa habilidad tecnológica y características de personalidad de intolerancia al cambio y baja flexibilidad, por lo que, sin duda, se puede presentar un desgaste emocional.

Sin embargo, como lo explica la psicóloga del colegio Pumahue de Huechuraba, perteneciente a la red de colegios Cognita, Marlene Muñoz, 
“Nuestros docentes han tenido que desplegar nuevos recursos para enseñar, y en muchos casos se han sorprendido de sus capacidades de adaptación. Estos profesionales se caracterizan por percibir la gestión educativa como un proceso dinámico, en constante cambio. Desde este paradigma, la flexibilidad cognitiva está siendo un factor protector de la salud emocional en el trabajo educativo”.
Aún así, es importante estar atentos, ya que el mantener a una persona sometida por largos períodos a constantes cambios sin el autocuidado y la resignificación de las experiencias, podrían instalarse trastornos de salud mental crónicos.

Cuando se “apaga la tele”

Históricamente está estudiado que las profesiones asociadas al trabajo con personas, como los médicos de urgencia, enfermeras, cuidadores, policías, profesores(as), entre otros, tienden a sufrir del Síndrome de Burnout (del quemado o bloqueado), ya que se ven expuestos a altos niveles de estrés en su actividad profesional. En el actual contexto, las probabilidades de presentar esta patología son más altas por la poca separación de la vida íntima con la laboral, la disminución de relaciones sociales, la cuarenta, la carencia de apoyo social y los problemas económicos, duplicándose el riesgo de enfermar.

La especialista de la red Cognita, señala que 
“Se han observado altos niveles de ansiedad, agorafobia, nosofobia, enfermedades musculo esqueléticas, sintomatología psicosomática, depresión, trastornos del dormir y estrés crónico. En la situación exclusiva del docente, éste tiene que lidiar con la curiosidad, preguntas y necesidades de sus estudiantes, para lo cual necesita construir una especie de “escudo emotivo protector” con el objetivo de brindar seguridad a los menores”.

Salud mental del educador

Y es que la salud emocional juega un papel central en la educación. Los profesores necesitan desarrollar estrategias de autoconocimiento y autocuidado, volviéndose necesario trabajar la regulación emocional, ya que los niños(as) y jóvenes hacen caso a las acciones de los adultos de referencia, no a grandes discursos.

Una de las experiencias positivas de esta nueva forma de educar, es crear una cercanía emocional docente-estudiantes. El “patio virtual” es una necesidad, y si éste es compartido con el profesor o la profesora, reafirma lazos afectivos. 
"Compartir actividades lúdicas y de convivencia digital que promuevan la alegría, aleja tanto a los niños(as) como a los adultos del estrés, baja los niveles de cortisol e incrementa la creatividad y resistencia a situaciones adversas”, declara la psicóloga del Colegio Pumahue de Huechuraba.
Como toda pérdida producto de un duelo, se comienza con mucha dificultad, con sensaciones de incredulidad, irritabilidad, desazón, sin embargo, ya estamos en conocimiento que, si practicamos la regulación emocional, podremos sortear estas emociones desagradables, buscar alternativas de resolución y a la larga, incorporar todo este tiempo de pandemia como un gran aprendizaje, que nos llevó a todos a acelerar este cambio de paradigma en la educación.


Comunicado de Prensa / Fuente: Claudia Fuentes / DOCMAC
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