¿Hay alguna fórmula para mantener las infecciones a raya?
🔵Según especialistas fortalecer la microbiota intestinal es la fórmula para mantener las infecciones a raya.
Aún no comienza el invierno y las infecciones por virus respiratorios están causando estragos en población infantil y adultos mayores. Para combatirlos, además de las medidas de higiene aprendidas en pandemia, el fortalecimiento del sistema inmune a través de una balanceada alimentación es el mejor mecanismo de defensa.
Aún no comienza el invierno y las infecciones por virus respiratorios están causando estragos en población infantil y adultos mayores. Para combatirlos, además de las medidas de higiene aprendidas en pandemia, el fortalecimiento del sistema inmune a través de una balanceada alimentación es el mejor mecanismo de defensa.
¿Qué alimentos privilegiar según cada etapa de la vida?
Aquí te lo contamos:
La microbiota intestinal –también conocida como flora intestinal– es un conjunto de bacterias beneficiosas que tienen una función protectora. Esta se desarrolla a lo largo de la vida y puede ser fortalecida con diferentes alimentos y probióticos.
Su rol en el cuerpo humano es tan importante porque tiene múltiples funciones, entre ellas, el mantenimiento del sistema inmune, la protección contra bacterias patógenas que pueden provocar enfermedades, la regulación del metabolismo y el balance energético, entre otras. Un desequilibrio en la microbiota puede generar riesgo de que se produzcan infecciones y se desarrollen ciertas enfermedades.
Una flora intestinal saludable ayuda a combatir agentes patógenos, evitando que invadan el organismo. Pero, ¿cómo nutrirla?
La académica de la escuela de Nutrición y Dietética, Laura Quezada, comenta que la lactancia materna exclusiva es necesaria para el óptimo desarrollo y crecimiento del lactante, ya que posee oligosacáridos y prebióticos que estimulan el desarrollo bacterias probióticas necesarias para una buena salud. Estas bacterias fortalecen su sistema inmune y pueden prevenir enfermedades infecciosas.
Al iniciar la alimentación complementaria es importante incorporar alimentos que ayudan a fortalecer la microbiota intestinal tales como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Por otra parte, es necesario evitar el consumo alimentos ultraprocesados y altos en azúcar (galletas, bebidas, jugos, snacks, etcétera), los cuales pueden afectar negativamente a la microbiota. En niños, adolescentes, adultos y personas mayores, se debe fomentar el consumo de alimentos que contribuyen a una microbiota saludable.
En el caso de los adultos una forma de beneficiar a la microbiota es consumir probióticos. Una gran fuente de probióticos son los alimentos fermentados. Kimchi, chucrut, kombucha, kéfir, entre otros, aportan microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar la microbiota.
Lamentablemente, este tipo de comida ácida no es tan común en la dieta occidental, por lo que su consumo es bajo. Una dieta balanceada debe contener ingredientes de todos los colores y con los cinco sabores –ácido, salado, dulce, amargo y umami-, es decir, cuando aparecen todos los sabores juntos, como ocurre con el tomate, comenta Jessica Moya, académica de Nutrición y Dietética USS.
Comer sano, consumir probióticos y mantener una vida activa colaboran al mejoramiento de la microbiota intestinal, conjunto de bacterias de suma relevancia para el cuerpo que mientras más se cuide más beneficios aportará a este.
La microbiota intestinal –también conocida como flora intestinal– es un conjunto de bacterias beneficiosas que tienen una función protectora. Esta se desarrolla a lo largo de la vida y puede ser fortalecida con diferentes alimentos y probióticos.
Su rol en el cuerpo humano es tan importante porque tiene múltiples funciones, entre ellas, el mantenimiento del sistema inmune, la protección contra bacterias patógenas que pueden provocar enfermedades, la regulación del metabolismo y el balance energético, entre otras. Un desequilibrio en la microbiota puede generar riesgo de que se produzcan infecciones y se desarrollen ciertas enfermedades.
“Las bacterias beneficiosas intestinales ejercen una acción antiinflamatoria y tienen un importante rol en la prevención y tratamiento de enfermedades como el cáncer colorrectal, desórdenes metabólicos, enfermedad inflamatoria intestinal y obesidad, entre otros. La alteración de la microbiota intestinal se relaciona con enfermedades reumáticas, dermatológicas, neurodegenerativas y depresión”, explica Fabiola Fuentealba, académica de Vinculación con el Medio de Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián.
Una flora intestinal saludable ayuda a combatir agentes patógenos, evitando que invadan el organismo. Pero, ¿cómo nutrirla?
La académica de la escuela de Nutrición y Dietética, Laura Quezada, comenta que la lactancia materna exclusiva es necesaria para el óptimo desarrollo y crecimiento del lactante, ya que posee oligosacáridos y prebióticos que estimulan el desarrollo bacterias probióticas necesarias para una buena salud. Estas bacterias fortalecen su sistema inmune y pueden prevenir enfermedades infecciosas.
Al iniciar la alimentación complementaria es importante incorporar alimentos que ayudan a fortalecer la microbiota intestinal tales como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Por otra parte, es necesario evitar el consumo alimentos ultraprocesados y altos en azúcar (galletas, bebidas, jugos, snacks, etcétera), los cuales pueden afectar negativamente a la microbiota. En niños, adolescentes, adultos y personas mayores, se debe fomentar el consumo de alimentos que contribuyen a una microbiota saludable.
En el caso de los adultos una forma de beneficiar a la microbiota es consumir probióticos. Una gran fuente de probióticos son los alimentos fermentados. Kimchi, chucrut, kombucha, kéfir, entre otros, aportan microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar la microbiota.
Lamentablemente, este tipo de comida ácida no es tan común en la dieta occidental, por lo que su consumo es bajo. Una dieta balanceada debe contener ingredientes de todos los colores y con los cinco sabores –ácido, salado, dulce, amargo y umami-, es decir, cuando aparecen todos los sabores juntos, como ocurre con el tomate, comenta Jessica Moya, académica de Nutrición y Dietética USS.
Una gran protectora
¿Cómo saber si la microbiota está alterada? Una señal clara es la forma y textura de las deposiciones. Jessica Moya menciona que estas deben ser blandas, fáciles de liberar y de un color homogéneo, por lo que si son resecas y duras se puede hablar de una alteración. Otro signo es la hinchazón y dolor de estómago después de comer.Comer sano, consumir probióticos y mantener una vida activa colaboran al mejoramiento de la microbiota intestinal, conjunto de bacterias de suma relevancia para el cuerpo que mientras más se cuide más beneficios aportará a este.
Fuente: Sofía Margarita Murtagh Valdivia - Sofia.Murtagh@uss.cl
