CCU y el olvido de Osorno
A casi un cuarto de siglo del cierre del lugar que desde 1912 constituyó el corazón de la tradición cervecera de Osorno, el abandono del cuadrante de las calles Los Carrera, Colón, Germán Hube y Arturo Prat parece estar en su fase terminal.
Cuando en el año 2017, la Compañía de Cervecerías Unidas lanzó al mercado su edición coleccionable, describió a Osorno como una de las “grandes ciudades cerveceras de la historia nacional”.
Hay razones para ello. Según establece la historia de la Tercera Compañía de Bomberos de Osorno del historiador Francisco Toledo, la Cervecería Aubel, una de las más importantes del país, se ubicó en Mackenna con Prat entre 1891 y el 31 de diciembre de 1912, cuando fue destruida por un siniestro.
Cuando en el año 2017, la Compañía de Cervecerías Unidas lanzó al mercado su edición coleccionable, describió a Osorno como una de las “grandes ciudades cerveceras de la historia nacional”.
Hay razones para ello. Según establece la historia de la Tercera Compañía de Bomberos de Osorno del historiador Francisco Toledo, la Cervecería Aubel, una de las más importantes del país, se ubicó en Mackenna con Prat entre 1891 y el 31 de diciembre de 1912, cuando fue destruida por un siniestro.
Germán Hube, suegro de Jorge Aubel, le entregó el amplio terreno ubicado a un costado del Cementerio Alemán, donde levantó nuevamente su fábrica y comenzó la adquisición de una serie de otras cervecerías de la zona, hasta que en 1933, la Compañía de Cervecerías Unidas adquirió la Cervecería Aubel y con ello se transformó en la heredera de toda la tradición cervecera de Osorno, en pleno corazón de la ciudad.
Siete años más tarde, en 1940, la prestigiosa Revista Life destacaba el edificio de la CCU como una de las edificaciones más relevantes de la ciudad, “un ícono de una ciudad chilena pujante en cuyos alrededores vivían sus trabajadores, en una verdadera ciudadela cervecera tan representativa de nuestro sur como la actividad agrícola”, señaló Cristián Bachmann en una nota publicada por País Lobo en mayo de 2017.
Cristian Baschmann recordó que en los '80, “los osorninos aseguraban que se hacía ‘la mejor de las cervezas’ gracias a la pureza del agua de los pozos profundos que la abastecían (...). CCU fue consciente de la relevancia del lugar que ocupaba en el cuadrante de las calles Los Carrera, Germán Hube, Arturo Prat y Colón. Por ello, Malta Morenita representaba a la ciudad en la Dimayor y Ligasur, hasta noviembre de 1989, cuando baja el telón. Años más tarde, Provincial Osorno contó entre 1993 y 2000 con el auspicio de Cerveza Cristal, camisetas que hasta hoy se pueden ver en el estadio, cuando juegan los Toros”.
Siete años más tarde, en 1940, la prestigiosa Revista Life destacaba el edificio de la CCU como una de las edificaciones más relevantes de la ciudad, “un ícono de una ciudad chilena pujante en cuyos alrededores vivían sus trabajadores, en una verdadera ciudadela cervecera tan representativa de nuestro sur como la actividad agrícola”, señaló Cristián Bachmann en una nota publicada por País Lobo en mayo de 2017.
El adiós y el abandono
Cristian Baschmann recordó que en los '80, “los osorninos aseguraban que se hacía ‘la mejor de las cervezas’ gracias a la pureza del agua de los pozos profundos que la abastecían (...). CCU fue consciente de la relevancia del lugar que ocupaba en el cuadrante de las calles Los Carrera, Germán Hube, Arturo Prat y Colón. Por ello, Malta Morenita representaba a la ciudad en la Dimayor y Ligasur, hasta noviembre de 1989, cuando baja el telón. Años más tarde, Provincial Osorno contó entre 1993 y 2000 con el auspicio de Cerveza Cristal, camisetas que hasta hoy se pueden ver en el estadio, cuando juegan los Toros”.
En 1998, la CCU inició la construcción de su moderna fábrica en Temuco y ya en marzo de 2000, anunció el cierre definitivo de la planta que la unió de manera entrañable con la ciudad y que lleva casi un cuarto de siglo de permanente deterioro y vaciado de la memoria.
La empresa que se hizo cargo del corazón cervecero de Osorno en 1931, dejó de apoyar el básquetbol en 1989, el fútbol en 2000 y ese mismo año, cerró la planta.
En su crónica de 2017, el estado de abandono de la céntrica edificación ya era preocupante, pero mejor que lo que se ve ahora en 2024, ad portas de cumplir un cuarto de siglo del día en que CCU dijo adiós a Osorno y transformó ese histórico lugar en el ícono de la paralización comercial, residencial e industrial de buena parte de la calle Los Carrera.
Poco antes de fallecer, el historiógrafo local, Guillermo Sáez Eickoff, señaló que “una empresa es libre de establecer sus operaciones donde le sean rentables, pero en el caso de CCU, que sabe qué es lo que tiene a pocas cuadras de la plaza de Osorno, como lo reconoció en la edición de aniversario de sus cervezas, transformar ese lugar en un sitio abandonado y decadente constituye una afrenta que hace preguntarse ¿qué le hizo Osorno a CCU?”.
Conocedores de la época final de la CCU recuerdan que a mediados de los '90, las autoridades, encabezadas por el alcalde de la época, Mauricio Saint-Jean, reclamaron contra el tránsito de camiones en las inmediaciones de la planta y que ello gatilló la decisión de la empresa de finalmente salir. “Eso es falso. Nadie puede decir que fuimos un municipio anti funcionamiento de empresas que daban trabajo. Nestlé y Frigosorno, por ejemplo, funcionaban en Ovejería y cuando había problemas de olores u otra naturaleza, se planteaban y se buscaban soluciones en conjunto. Efectivamente en el caso de CCU planteamos la problemática de los camiones, mantenimiento de calles, pero eso en ningún caso puede ser esgrimido como excusa del cierre ni menos de lo que ha pasado desde entonces”.
Fuente información: Agencia MI