Violencia escolar y déficit de profesores: desafíos críticos para la educación en Chile

Violencia escolar y déficit de profesores: desafíos críticos para la educación en Chile
En un contexto donde la violencia escolar y la falta de profesores se han convertido en temas recurrentes en las noticias, la educación en Chile enfrenta desafíos cada vez más complejos. Para abordar estos problemas, Monona Valdés, académica de la Facultad de Educación de la Universidad Central, ofreció un análisis profundo de la situación actual en una reciente entrevista.

Monona Valdés destacó que, a pesar de los esfuerzos realizados para mejorar las condiciones laborales de los docentes, como el aumento de bonos y el perfeccionamiento docente, la baja en el ingreso a las carreras de pedagogía persiste. "Los espacios educativos se han vuelto inseguros", afirmó, atribuyendo parte de la disminución en el interés por la pedagogía a la inseguridad que enfrentan los profesores en su día a día, tanto en las aulas como en el entorno escolar.



Uno de los puntos críticos es la falta de herramientas de manejo de aula y de contención emocional que necesitan los docentes. "Las generaciones actuales de profesores no recibieron formación para lidiar con los actuales niveles de violencia escolar", explicó Valdés, destacando que si bien en las nuevas mallas curriculares de pedagogía se han incluido temas como el desarrollo socioemocional, los docentes ya en ejercicio se ven superados por una realidad escolar para la cual no fueron preparados.

Además del déficit de profesores, otro tema central es la creciente violencia en las escuelas. Valdés subrayó que la responsabilidad de abordar estos problemas no puede recaer únicamente en los colegios. "La educación inicial de respeto y convivencia debe provenir desde el hogar", aseguró, sugiriendo que las familias y la sociedad en general deben jugar un papel más activo en la formación de valores como el respeto y la convivencia pacífica.

La académica también destacó el rol crucial que cumplen los reglamentos de convivencia escolar en los colegios, conocidos como RICE (Reglamento Interno de Convivencia Escolar). No obstante, señaló que estas normativas, diseñadas para prevenir y promover la sana convivencia, muchas veces resultan insuficientes ante casos graves de violencia. En este sentido, Valdés sugirió que se debe avanzar hacia sanciones más estrictas para ciertos tipos de conductas agresivas, ya que la normativa actual se centra principalmente en la mediación y la mejora conductual, dejando en segundo plano las sanciones más duras.

"El sistema escolar está de manos atadas", indicó Valdés, refiriéndose a los límites que enfrentan las escuelas cuando, después de seguir todos los protocolos de convivencia, no pueden sancionar a estudiantes agresivos debido a que prevalece el derecho al acceso a la educación.

Ante este panorama, Valdés hizo un llamado a la creación de instancias superiores que puedan apoyar a los establecimientos educacionales en casos más complejos de violencia. "Faltan coordinaciones y un trabajo colaborativo entre las comunidades educativas, los apoderados y los sistemas de salud mental", afirmó. Señaló que el acceso a servicios de salud mental es lento, con tiempos de espera de hasta tres o cuatro meses, lo que dificulta el seguimiento y tratamiento oportuno de los casos más urgentes.

A pesar de las dificultades, Valdés hizo un llamado a los jóvenes que sienten la vocación de ser profesores a no desalentarse por el contexto actual. "Las carreras de pedagogía están ofreciendo cada vez más herramientas para enfrentar estos nuevos desafíos", aseguró, destacando que la educación sigue siendo una de las formas más poderosas para generar cambios en la sociedad.

Valdés concluyó con una invitación a todos aquellos que quieran ingresar a pedagogía a hacerlo con la confianza de que serán preparados para enfrentar tanto los desafíos educativos como los sociales que caracterizan a las nuevas generaciones.


Fuente información: Rocío Gambra V.
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