Alexis Cortés: Reflexiones sobre el proceso constitucional tras dos años del plebiscito
El pasado 4 de septiembre se cumplieron dos años del plebiscito donde la ciudadanía chilena decidió rechazar la propuesta de una nueva constitución. En una reciente entrevista con País Lobo Prensa, Alexis Cortés, académico de la Universidad Alberto Hurtado y Director del Doctorado en Sociología, ofreció su análisis sobre los avances y desafíos que enfrenta el país tras este proceso y las implicancias del actual escenario político.
Cortés destacó que lo más preocupante del contexto actual es que, dos años después del plebiscito, Chile aún no cuenta con una nueva constitución, a pesar de haberse impulsado dos procesos diferentes. Para él, este escenario es un reflejo de la incapacidad del sistema político para ofrecer una solución institucional a la crisis que estalló el 18 de octubre de 2019. Según el académico, la crisis político-social más importante de las últimas décadas fue canalizada hacia un proceso constitucional, lo que resultó en una oportunidad perdida para enfrentar las demandas sociales de manera efectiva.
Uno de los puntos más críticos señalados por Cortés es la paradoja de que los sectores políticos que inicialmente rechazaron la idea de una nueva constitución, como el Partido Republicano, terminaron liderando el segundo proceso. Esto, en su opinión, refleja un error histórico similar al de la imposición de la constitución vigente durante la dictadura militar, al intentar controlar el proceso y llevarlo hacia una dirección más conservadora.
El académico señaló que uno de los factores determinantes en el rechazo de la primera propuesta constitucional fue el cambio en las reglas de votación. A diferencia del plebiscito de entrada, donde el voto fue voluntario, el plebiscito de salida fue obligatorio, lo que incorporó cerca de cinco millones de nuevos electores. Estos votantes, muchos de los cuales no se sentían conectados ni representados por el proceso constitucional, terminaron inclinándose mayoritariamente por el rechazo. Según Cortés, esta población no necesariamente estaba en contra de los cambios sociales, pero sí veía la política desde una perspectiva más concreta y utilitaria, esperando soluciones inmediatas que una nueva constitución no podía ofrecer.
Cortés subrayó la importancia de avanzar hacia un Estado Social y Democrático de Derecho, un concepto que ha sido central en ambos procesos constitucionales. Sin embargo, señaló que este tipo de Estado no garantiza cambios inmediatos, ya que requiere de reformas estructurales que aborden cuestiones como las pensiones, el sistema tributario, y la inversión en salud y educación pública.
El académico también hizo hincapié en la necesidad de una reforma al sistema de justicia, en particular tras los recientes escándalos relacionados con la politización de los nombramientos judiciales. La separación de la función jurisdiccional de la gobernanza del poder judicial es, según él, una prioridad para garantizar la imparcialidad y la eficiencia del sistema judicial chileno.
Cortés manifestó su escepticismo sobre algunas de las propuestas de reforma al sistema político, como el umbral del 5% para reducir la fragmentación partidaria. Aunque reconoció la importancia de abordar la fragmentación política, también destacó que la verdadera solución pasa por eliminar los pactos electorales y fortalecer los partidos políticos, de modo que actúen de manera más cohesionada y efectiva en el Congreso. La actual dispersión política, añadió, dificulta la implementación de programas de gobierno y contribuye al estancamiento de las reformas necesarias.
Fuente información: Rocío Gambra
Cortés destacó que lo más preocupante del contexto actual es que, dos años después del plebiscito, Chile aún no cuenta con una nueva constitución, a pesar de haberse impulsado dos procesos diferentes. Para él, este escenario es un reflejo de la incapacidad del sistema político para ofrecer una solución institucional a la crisis que estalló el 18 de octubre de 2019. Según el académico, la crisis político-social más importante de las últimas décadas fue canalizada hacia un proceso constitucional, lo que resultó en una oportunidad perdida para enfrentar las demandas sociales de manera efectiva.
Uno de los puntos más críticos señalados por Cortés es la paradoja de que los sectores políticos que inicialmente rechazaron la idea de una nueva constitución, como el Partido Republicano, terminaron liderando el segundo proceso. Esto, en su opinión, refleja un error histórico similar al de la imposición de la constitución vigente durante la dictadura militar, al intentar controlar el proceso y llevarlo hacia una dirección más conservadora.
El académico señaló que uno de los factores determinantes en el rechazo de la primera propuesta constitucional fue el cambio en las reglas de votación. A diferencia del plebiscito de entrada, donde el voto fue voluntario, el plebiscito de salida fue obligatorio, lo que incorporó cerca de cinco millones de nuevos electores. Estos votantes, muchos de los cuales no se sentían conectados ni representados por el proceso constitucional, terminaron inclinándose mayoritariamente por el rechazo. Según Cortés, esta población no necesariamente estaba en contra de los cambios sociales, pero sí veía la política desde una perspectiva más concreta y utilitaria, esperando soluciones inmediatas que una nueva constitución no podía ofrecer.
Cortés subrayó la importancia de avanzar hacia un Estado Social y Democrático de Derecho, un concepto que ha sido central en ambos procesos constitucionales. Sin embargo, señaló que este tipo de Estado no garantiza cambios inmediatos, ya que requiere de reformas estructurales que aborden cuestiones como las pensiones, el sistema tributario, y la inversión en salud y educación pública.
El académico también hizo hincapié en la necesidad de una reforma al sistema de justicia, en particular tras los recientes escándalos relacionados con la politización de los nombramientos judiciales. La separación de la función jurisdiccional de la gobernanza del poder judicial es, según él, una prioridad para garantizar la imparcialidad y la eficiencia del sistema judicial chileno.
Cortés manifestó su escepticismo sobre algunas de las propuestas de reforma al sistema político, como el umbral del 5% para reducir la fragmentación partidaria. Aunque reconoció la importancia de abordar la fragmentación política, también destacó que la verdadera solución pasa por eliminar los pactos electorales y fortalecer los partidos políticos, de modo que actúen de manera más cohesionada y efectiva en el Congreso. La actual dispersión política, añadió, dificulta la implementación de programas de gobierno y contribuye al estancamiento de las reformas necesarias.
Fuente información: Rocío Gambra