El Parque Alberto Hott: ¿Una joya por pulir o una promesa sin cumplir?

Por Hector Zuñiga G.- Vicepresidente de Evopoli Los Lagos.

El pasado 21 de diciembre se inauguró en Osorno el tan esperado Parque Alberto Hott, un proyecto que los vecinos de Ovejería y toda la comuna recibieron con gran entusiasmo. Sin embargo, a pocos días de su apertura, ya comienzan a emerger las primeras críticas, y, después de haber tenido la oportunidad de visitarlo, no puedo evitar sumarme a la conversación con una mezcla de ironía y decepción.

Regresé a casa el 24 de diciembre, tras un largo mes de trabajo en el norte, y decidí que no había mejor forma de compensar el tiempo fuera que llevar a mi hija a conocer este nuevo espacio. Las expectativas eran altas; después de todo, ¿no se suponía que este parque era una muestra del compromiso de la administración municipal con la calidad de vida de los osorninos? Sin embargo, la realidad me golpeó desde el momento en que llegué.

Primero, la entrada. O mejor dicho, ¿Dónde está la entrada? La falta de señalización y demarcación para el ingreso y salida es confusa, especialmente para quienes no son de la zona. Un detalle aparentemente menor, pero que habla mucho de la planificación (o falta de ella). Y luego está el paisajismo, que a primera vista parece impecable, casi digno de postal, pero basta con caminar unos metros para notar el pasto quemado por el sol. Sí, señoras y señores, áreas verdes más bien marrones, producto de lo que parece ser una pésima gestión del riego o, peor aún, una falta de previsión ante los calurosos veranos que superan los 30 grados.

La sombra, un elemento esencial para disfrutar de un parque en pleno verano, brilla por su ausencia. Los árboles jóvenes recién plantados son una apuesta a futuro: quizá en cinco o diez años podamos descansar bajo su sombra, pero por ahora, quienes visitan el parque solo encuentran alivio cerca del río. Irónico, ¿no? Un espacio diseñado para el disfrute al aire libre que parece más un desafío de resistencia al sol.

Ahora, pasemos a los juegos infantiles. Sin duda, un punto positivo. Los niños parecen disfrutar mucho, y mi hija no fue la excepción. Pero no todo es risas: los toboganes de hormigón, aunque visualmente atractivos, presentan terminaciones peligrosas que podrían lastimar las piernas de los más pequeños. ¿Es mucho pedir un diseño que combine creatividad con seguridad?

Hablando con otros visitantes, recogí una sensación compartida: "la inauguración fue la desesperación por inaugurar algo sin terminar". Y no puedo evitar coincidir. El potencial del Parque Alberto Hott es innegable, pero da la impresión de que se apresuraron a cortar la cinta sin asegurar que todo estuviera listo para recibir a la comunidad.

Mi mayor temor es que este lugar, que podría ser un punto de encuentro y recreación para tantos, termine siendo otra obra olvidada por la administración municipal. La belleza de un parque no solo radica en su diseño inicial, sino en su mantenimiento constante y en la capacidad de adaptarlo a las necesidades reales de sus usuarios.

Por ahora, el Parque Alberto Hott es una promesa, una que esperamos se cumpla. Ojalá la administración no se quede en el acto inaugural y dedique los esfuerzos necesarios para transformar este espacio en un verdadero orgullo para Osorno. Porque, de lo contrario, el parque no será más que otra oportunidad perdida en una ciudad que merece mucho más.

Fuente información: heangajardo@gmail.com
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