La Nueva Ruta de la Seda China: el megaproyecto que divide a América Latina

La Nueva Ruta de la Seda China: el megaproyecto que divide a América Latina
Panamá se retira del acuerdo tras presiones de EE.UU., mientras otros países siguen apostando por la iniciativa.

La Nueva Ruta de la Seda China, considerada la mayor estrategia de política exterior de Pekín, ha sido un punto clave en las relaciones económicas entre China y América Latina. Lanzada en 2013 por el presidente Xi Jinping, esta iniciativa busca expandir la influencia comercial del gigante asiático a través de grandes inversiones en infraestructura terrestre y marítima en todo el mundo.

Sin embargo, el proyecto ha generado tensiones geopolíticas, especialmente tras la reciente decisión de Panamá de retirarse del acuerdo, en medio de presiones de Estados Unidos y la nueva administración de Donald Trump.

La Nueva Ruta de la Seda, que ya ha superado el billón de dólares en inversiones, ha permitido a China financiar y construir puertos, carreteras, ferrocarriles, centrales eléctricas y proyectos de telecomunicaciones en diversos países. En América Latina, alrededor de 20 naciones han firmado acuerdos con China dentro de esta estrategia, entre ellas:

  • Chile, Argentina, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Perú, Bolivia, Costa Rica, Cuba y Nicaragua.

Los acuerdos han impulsado diversos proyectos en la región. Por ejemplo, en Ecuador, un banco chino financió la reconstrucción del aeropuerto internacional Eloy Alfaro tras el terremoto de 2016. En Perú, China financió la construcción del megapuerto de Chancay, inaugurado en 2024 con una inversión de 3.400 millones de dólares.

Panamá, el primer país latinoamericano en unirse a la Ruta de la Seda en 2017, anunció su salida del acuerdo tras una reunión entre el presidente panameño José Raúl Mulino y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. Washington había manifestado su preocupación por la "influencia del Partido Comunista Chino" en el Canal de Panamá, una vía estratégica que maneja el 6% del tráfico marítimo mundial.

Este cambio se da en un contexto de creciente rivalidad entre EE.UU. y China, que podría afectar a los países de América Latina que han apostado por la Ruta de la Seda. Críticos de la iniciativa han acusado a China de utilizar una "diplomacia de la deuda", al generar dependencia financiera en los países que reciben inversiones.

Desde Pekín, el gobierno chino negó estas acusaciones y aseguró que su único objetivo es garantizar la sostenibilidad comercial y fiscal de los proyectos.

Con el regreso de Donald Trump a la presidencia de EE.UU., el megaproyecto chino entra en una nueva fase de incertidumbre. Analistas advierten que los países latinoamericanos podrían quedar atrapados entre las presiones de las dos grandes potencias, lo que obligaría a sus gobiernos a tomar decisiones estratégicas en un escenario de competencia global.




Fuente información: BBC Mundo
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