Los efectos del amor: similares a los efectos de una adicción

Los efectos del amor: similares a los efectos de una adicción
Dr. Franco Lotito C.www.aurigaservicios.cl - Conferencista, escritor e investigador (PUC.

“De ti me gusta todo… incluso las cosas que no soporto de los demás”


El inicio de un amor romántico activa dos zonas del cerebro que producen dopamina, un químico que circula de manera activa por el organismo cuando las personas anticipan algo que es muy grato para ellas. En este sentido, la “dopamina representa a una sustancia clave en la sensación de placer y de recompensa que experimenta la gente” cuando tiene sed o hambre y éstas son saciadas, así como también cuando consume drogas o cuando se apuesta y se gana en un juego.

Un grupo de científicos liderados por la Dra. Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers, y el profesor Arturo Aron, psicólogo de la Universidad Estatal de Nueva York, quiso investigar el efecto en el cerebro de la primera fase del amor romántico –, es decir, el enamoramiento– antes de que éste se convierta en un romance más estable o en un compromiso de largo plazo.

Este estudio reveló, entre otras cosas, que “las personas que se enamoran presentan una actividad cerebral similar a la de los consumidores de cocaína o que son apostadores”. Esta realidad se ve perfectamente reflejada en el largo título del artículo publicado por este grupo de científicos en la revista Frontiers in Psychology, a saber: “Amor intenso, apasionado y romántico: ¿una adicción natural? Cómo los campos que investigan el romance y el abuso de sustancias pueden informarse mutuamente”.

Por intermedio de imágenes de escáner y de resonancia magnética es posible observar cómo y de qué manera este “intenso período inicial del amor presenta un perfil más cercano a impulsos tales como la adicción a las drogas y el tener hambre, que a estados emocionales como el afecto”.

La resonancia magnética es una tecnología no invasiva que produce imágenes anatómicas tridimensionales del cerebro, lo que permite estudiar las funciones cognitivas, así como también el estudio de enfermedades neurológicas y la exploración de distintos otros aspectos del cerebro humano: desde las redes funcionales, el grosor de la corteza cerebral, los tractos de sustancia blanca, etcétera.

De acuerdo con los resultados obtenidos por estos investigadores, los datos resultantes explicarían el amplio y diversificado arco iris de “emociones y conductas adictivas que dispara la etapa inicial del amor romántico, tales como: euforia, anhelo, tolerancia, dependencia emocional y física, abstinencia y recaída”, y por qué razón estas emociones parecen intensificarse cuando la relación amorosa se rompe.

La Dra. Helen Fisher señala que cuando “una persona está plenamente involucrada en este amor romántico, se produce una situación sobrecogedora: la persona está fuera de control, se torna irracional, es presa de la euforia, se llena de ansiedad, no logra dormir, etcétera, si es que antes no establece el contacto y no logra interactuar con el objeto de su amor”, es decir, la persona atraviesa por un período muy febril, durante el cual, tiende a ver el “mundo color rosa”.

Los investigadores analizaron miles de imágenes cerebrales obtenidas de estudiantes universitarios que estaban viviendo las primeras semanas o meses de un nuevo amor. Mientras miraban una foto de la persona amada, un equipo de resonancia magnética analizó sus cerebros, detectando las variaciones del flujo sanguíneo en el cerebro, registrando un alto nivel de actividad en dos zonas llamadas “núcleo caudado” y “área ventral tegmental” es decir, zonas que están pobladas de células que producen y que reciben el neurotransmisor dopamina, un químico que circula activamente cuando la persona anhela una recompensa.

Investigaciones paralelas con apostadores, adictos a la cocaína y aficionados a los videojuegos, han revelado que estas zonas se vuelven extraordinariamente activas cuando se gana en un juego o se obtiene una dosis de cocaína.

Este estudio entrega claras evidencias de que el amor romántico puede conducir a todo tipo de emociones, dependiendo de “si este amor es recíproco, frustrado o rechazado”, lo que, según el Dr. Arturo Aron “explicaría por qué un amante se muestra tan eufórico o ansioso por perseguir y/o llamar diez veces por teléfono a su amada/o en un mismo día”.

Los investigadores también compararon las imágenes de este primer grupo con las de un segundo grupo de estudiantes que ya llevaban emparejados un año o más. Estos últimos mostraron más actividad en una zona cerebral ligada a los compromisos de largo plazo, lo que lleva a la conclusión que las relaciones amorosas cambian con el tiempo y que el nivel de excitación inicial relacionado con la posibilidad de extender la relación mediante una unión de largo plazo con la otra persona, disminuye inevitablemente, en la medida que ese proceso u objetivo se cumple.

También se observó, que cuando una persona es abandonada por su pareja, en esta persona “aumenta la actividad de la zona cerebral relacionada con el amor apasionado”, y el sujeto comienza a buscar –sin darse por vencido– todas las formas posibles de superar los obstáculos y/o problemas que están produciendo el quiebre, con la finalidad de recuperar a la persona amada.



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