De Corredor de Ganado a Líder del Avellano en el Sur de Chile

Cristián Valdivieso
Cristián Valdivieso, reconocido agricultor osornino, relató en una reciente entrevista su innovador camino como el primer productor comercial de avellanos europeos en la Región de Los Lagos, iniciando en 2001. Lo que comenzó como una curiosidad y cuatro hectáreas experimentales, hoy se ha consolidado en 22 hectáreas productivas y ha impulsado a Chile a posicionarse como el segundo productor mundial de este fruto seco, destacando la calidad superior de la avellana nacional. Valdivieso abordó los desafíos, la evolución del cultivo y el promisorio futuro de una industria que sigue en expansión.



Osorno se ha caracterizado históricamente por su fuerte raigambre ganadera y lechera. Sin embargo, hace más de dos décadas, un agricultor local decidió apostar por un cultivo entonces incipiente en la zona sur: el avellano europeo. Cristián Valdivieso, con una vasta trayectoria en el sector agropecuario que incluye roles en la Adolfo Matthei, Chiprodal (hoy Nestlé), Río Cop (actualmente Frigosor) y el corretaje de ganado en Tattersall, se convirtió en un pionero al establecer el primer huerto comercial de avellanos europeos en la Región de Los Lagos en el año 2001.

La incursión de Valdivieso en este rubro no fue casualidad, sino fruto de una observación y una paulatina convicción. "Nosotros en un grupo de amigos nos juntábamos una vez al año a cazar zorzales en invierno y siempre nos tenía este amigo en la casa de él una fuente con avellanas europeas", comentó Valdivieso.Esta curiosidad lo llevó a indagar sobre la posibilidad de cultivar este fruto en su campo ubicado en el sector de Trumao, conocido por su microclima particular, más seco en verano. Tras experimentar con unas pocas plantas obtenidas de un jardín, decidió dar el salto comercial. "Partí con cuatro hectáreas para ver cómo funcionaba", señaló, marcando el inicio de una nueva era para la fruticultura en la región.

El camino no estuvo exento de aprendizaje. Valdivieso relató cómo, junto a otros cuatro agricultores iniciales, entre ellos Jorge Mohr (padre), se embarcaron en este desafío."Empezamos a plantar y nos juntamos, hicimos un PROFO, empezamos a salir a distintos, para la zona central, claro, a ver plantaciones más antiguas, justamente de Jaime Mengüeli, que ya tenían seis, siete años", explicó. Este proceso incluyó viajes de especialización a Oregón, Estados Unidos, y a Turquía, el principal productor mundial de avellanas, para conocer de cerca los sistemas de plantación, poda y nuevas variedades.

Lo que comenzó con cuatro hectáreas, pronto se expandió. "No me aguanté, me salté un año nomás, al subsiguiente volví a plantar, y al siguiente volví a plantar y así empecé a plantar hasta llegar a la superficie que tengo hoy día", afirmó Valdivieso, quien actualmente maneja 22 hectáreas de avellanos europeos.Su hija, Claudia Valdivieso, ha seguido sus pasos, contando también con 22 hectáreas en producción en la misma zona.

El rendimiento en la zona, según el agricultor, puede alcanzar los 3.000 kilos por hectárea con un buen manejo, aunque la media actual es inferior.Las avellanas se comercializan con cáscara, siendo AgriChile, filial de la gigante italiana Ferrero (fabricante de Ferrero Rocher y Nutella), el principal comprador en la zona."Hoy día hay dos empresas en Osorno que compran acá en Osorno. La principal es AgriChile, que es Ferrero. Y la otra es Hijuela, que es donde está Jorge Mohr", detalló.

Valdivieso destacó la calidad superior de la avellana chilena a nivel mundial. "La mejor calidad de la fruta de avellana del mundo", aseguró, lo que abre importantes oportunidades en el mercado internacional, ya que la producción nacional se exporta en su totalidad, retornando al país procesada en productos como chocolates y pastas.

El caso de Cristián Valdivieso es un reflejo del notable crecimiento que ha experimentado el cultivo del avellano europeo en Chile. Según sus estimaciones, actualmente existen alrededor de 50.000 hectáreas plantadas en el país, de las cuales unas 35.000 a 38.000 estarían en producción. "Este año yo creo que estamos sin problema en 50.000", indicó. La mayor concentración se encuentra en la zona central, desde Linares hacia el sur, incluyendo áreas tradicionalmente arroceras que se han reconvertido. En la provincia de Osorno, Valdivieso estima que podría haber unas 2.000 hectáreas.

Este crecimiento ha posicionado a Chile como un actor relevante en el mercado global. "Con la producción de este año, Chile va a ser el segundo productor del mundo", afirmó Valdivieso, superando a potencias como Estados Unidos e Italia. Turquía se mantiene como el líder indiscutido, con el 70% de la producción mundial. Este éxito se debe, en parte, a la adaptabilidad del cultivo al suelo y clima chileno, y a la aplicación de tecnología. "Usamos más tecnología que los gringos", comentó, refiriéndose a las prácticas de manejo heredadas de la fruticultura de la zona central.

A pesar del panorama favorable, el cultivo del avellano europeo enfrenta desafíos. Uno de los principales problemas sanitarios es "el burrito" o cabrito (*Naupactus xanthographus*), un insecto que afecta a diversos frutales desde Temuco al sur y que "tiene el desastre", según Valdivieso. Si bien existen métodos de control, incluyendo estudios con hongos entomopatógenos por parte de instituciones como el INIA, su erradicación es compleja y costosa. "El daño a la planta. Mata a la planta", sentenció sobre el impacto de esta plaga. Otro factor limitante, especialmente más al sur, es la humedad. Valdivieso mencionó que huertos en zonas como Llanquihue enfrentan problemas de cosecha por exceso de humedad, lo que dificulta la operación de la maquinaria y puede afectar la polinización, que en el avellano ocurre en invierno y es anemófila (por viento). "Las máquinas no funcionan (...) te arrastran tierra (...) En media hora tenéis la máquina trancada entera", describió.

Consultado sobre si recomendaría a agricultores jóvenes incursionar en el negocio del avellano, Valdivieso fue enfático: "Sí, sí. El avellano es de las pocas cosas que la demanda aumenta más que la oferta desde que yo estoy, desde el año 2001". Este desbalance se debe al creciente consumo de frutos secos a nivel mundial y a la entrada de grandes mercados como China e India.

Para iniciar una unidad productiva que sea rentable, Valdivieso sugiere una superficie ideal de 25 hectáreas, que permitiría justificar la inversión en maquinaria propia, especialmente cosechadoras, cuyo arriendo puede ser complicado por la acotada ventana de cosecha. No obstante, aclaró que se puede comenzar con cosecha manual. El costo de establecimiento, sin maquinaria, lo estimó en unos "cinco palos" (cinco millones de pesos) por hectárea, dependiendo de la densidad y tipo de planta, una cifra considerablemente menor a la de otros frutales como el cerezo. De hecho, Valdivieso está en proceso de arrancar dos hectáreas de cerezos que había plantado, debido a los problemas de mercado y la alta complejidad de su manejo en comparación con el avellano.

La industria cuenta con el apoyo técnico de empresas compradoras como AgriChile, que dispone de agrónomos para asesorar a los productores y participa en iniciativas para abordar problemas sanitarios. Además, existe una asociación gremial que agrupa a los productores.

La historia de Cristián Valdivieso es un testimonio de visión, perseverancia y adaptación en el dinámico mundo agrícola. Su apuesta por el avellano europeo no solo transformó su campo en Trumao, sino que contribuyó a diversificar la matriz productiva del sur de Chile y a posicionar al país como un referente mundial en un fruto de alta demanda y calidad excepcional.

Fuente información: Rocío Gambra
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