La estrategia de un agricultor de Osorno para aumentar rendimientos y enfrentar crisis
El médico veterinario Felipe Valenzuela, agricultor de la zona de San Pablo, detalla cómo transformó la gestión del campo familiar tras asumir su dirección. Pasando de 85 a más de 100 quintales por hectárea en sus siembras de trigo, su estrategia se ha basado en la contratación de asesoría profesional, el uso de genética certificada, una estricta rotación de cultivos y la creación de una cooperativa para agregar valor a su producción, enfocándose en clientes como la industria salmonera.
En un escenario complejo para los cultivos tradicionales como el trigo, el agricultor y médico veterinario Felipe Valenzuela ha logrado consolidar un modelo de negocio agrícola basado en la tecnología, la planificación y la asociatividad en su campo ubicado en el sector de Caracol, a 12 kilómetros de San Pablo, en la Provincia de Osorno. Su historia representa un cambio generacional que ha implicado dejar atrás prácticas tradicionales para abrazar la innovación como principal herramienta de rentabilidad.
El punto de inflexión en su gestión fue la decisión de contratar asesoría profesional externa. Esta medida, según relata, permitió un aumento "brutal" en los rendimientos de sus siembras de trigo, pasando de un promedio de 85 quintales por hectárea a superar los 100. "La única manera de hacer frente a los malos precios es con buenos rendimientos, y la única manera de tener buenos rendimientos es una buena rotación", afirmó Valenzuela.
Este salto productivo se sustentó en un aumento de la inversión en insumos como fungicidas y, de manera crucial, en la incorporación de semillas certificadas, abandonando la práctica de seleccionar su propia semilla. Valenzuela calificó el cambio en la genética como uno de "los factores principales que nos permitieron aumentar los rendimientos".
Felipe Valenzuela, quien se siente "osornino de tomo y lomo" a pesar de haber llegado a la zona a los 12 años, asumió la dirección del campo familiar cuando su abuelo, Carlos Shilling, decidió retirarse a los 80 años. En ese momento, la operación se centraba en la ganadería y algunas siembras a medias con vecinos, sin maquinaria propia para esta labor. Los primeros años fueron un "desastre", con malas cosechas de cebada y raps, y una deuda creciente que los mantenía "sin lograr sacar la cabeza del agua".
La modernización del campo no solo se centró en los cultivos. En ganadería, se optimizó el uso del suelo mediante la implementación de cercos eléctricos y redes de agua, lo que permitió aumentar la masa ganadera y, al mismo tiempo, liberar superficie para siembras. Además, en 2009 diversificó la producción con la plantación de 20 hectáreas de avellanos europeos, un proyecto que desde su concepción incorporó tecnología de punta, con riego tecnificado por goteo y telemetría controlada desde su teléfono.
Su visión estratégica también abarca la asociatividad. Como cofundador de la Cooperativa Agrícola de Granos, que hoy agrupa cerca de 20.000 hectáreas, busca cambiar el paradigma de producir un commodity a generar un producto específico para clientes industriales, como la salmonicultura. Esta industria, señala, es un "socio" clave para la agricultura del sur, ya que demanda raps y trigo, permitiendo rotaciones de cultivo que son indispensables para la salud del suelo y la rentabilidad del negocio.
Valenzuela, quien también es director de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (SAGO), subraya la importancia de la colaboración y el conocimiento especializado. "Contratar gente que sabe del tema y especialistas es sumamente importante, porque ellos son los que están a caballo de la tecnología", concluyó.
Fuente información: Rocío Gambra
En un escenario complejo para los cultivos tradicionales como el trigo, el agricultor y médico veterinario Felipe Valenzuela ha logrado consolidar un modelo de negocio agrícola basado en la tecnología, la planificación y la asociatividad en su campo ubicado en el sector de Caracol, a 12 kilómetros de San Pablo, en la Provincia de Osorno. Su historia representa un cambio generacional que ha implicado dejar atrás prácticas tradicionales para abrazar la innovación como principal herramienta de rentabilidad.
El punto de inflexión en su gestión fue la decisión de contratar asesoría profesional externa. Esta medida, según relata, permitió un aumento "brutal" en los rendimientos de sus siembras de trigo, pasando de un promedio de 85 quintales por hectárea a superar los 100. "La única manera de hacer frente a los malos precios es con buenos rendimientos, y la única manera de tener buenos rendimientos es una buena rotación", afirmó Valenzuela.
Este salto productivo se sustentó en un aumento de la inversión en insumos como fungicidas y, de manera crucial, en la incorporación de semillas certificadas, abandonando la práctica de seleccionar su propia semilla. Valenzuela calificó el cambio en la genética como uno de "los factores principales que nos permitieron aumentar los rendimientos".
Felipe Valenzuela, quien se siente "osornino de tomo y lomo" a pesar de haber llegado a la zona a los 12 años, asumió la dirección del campo familiar cuando su abuelo, Carlos Shilling, decidió retirarse a los 80 años. En ese momento, la operación se centraba en la ganadería y algunas siembras a medias con vecinos, sin maquinaria propia para esta labor. Los primeros años fueron un "desastre", con malas cosechas de cebada y raps, y una deuda creciente que los mantenía "sin lograr sacar la cabeza del agua".
La modernización del campo no solo se centró en los cultivos. En ganadería, se optimizó el uso del suelo mediante la implementación de cercos eléctricos y redes de agua, lo que permitió aumentar la masa ganadera y, al mismo tiempo, liberar superficie para siembras. Además, en 2009 diversificó la producción con la plantación de 20 hectáreas de avellanos europeos, un proyecto que desde su concepción incorporó tecnología de punta, con riego tecnificado por goteo y telemetría controlada desde su teléfono.
Su visión estratégica también abarca la asociatividad. Como cofundador de la Cooperativa Agrícola de Granos, que hoy agrupa cerca de 20.000 hectáreas, busca cambiar el paradigma de producir un commodity a generar un producto específico para clientes industriales, como la salmonicultura. Esta industria, señala, es un "socio" clave para la agricultura del sur, ya que demanda raps y trigo, permitiendo rotaciones de cultivo que son indispensables para la salud del suelo y la rentabilidad del negocio.
Valenzuela, quien también es director de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (SAGO), subraya la importancia de la colaboración y el conocimiento especializado. "Contratar gente que sabe del tema y especialistas es sumamente importante, porque ellos son los que están a caballo de la tecnología", concluyó.
Fuente información: Rocío Gambra