Computadores en las salas de clases

Por: Hugo Pérez White.
La tecnología informática está invadiendo rápidamente los espacios que otrora teníamos para jugar, conversar y hacer más personas a nuestros hijos.
El diálogo y la comunicación se están alejando paulatinamente de nuestras relaciones familiares haciéndonos perder lo más maravilloso que nos ha dado la vida, el afecto familiar y una sana convivencia.
En los Estados Unidos de Norteamérica, se ha dado una clara señal a los estudiantes universitarios determinando que no se permitirá el ingreso a las aulas escolares de computadores portátiles, porque el grado de distracción en las clases es exasperante para los profesores que tratan de hacer su trabajo con el máximo de eficiencia, mientras los alumnos chatean con sus amigos, revisan sus correos o ejecutan juegos que les produce más satisfacciones que las materias que el profesor trata de explicar.
La alarma se difundió rápidamente y los directivos de la educación se pusieron serios y recabaron la ayuda gubernamental y en base a las realidades vividas y al retroceso que se manifestaba en los rendimientos pedagógicos, se tomó la decisión de prohibir el uso de los computadores en clases.
Nadie desconoce ni duda de la eficacia de los computadores en el proceso de enseñanza aprendizaje, pero de ahí, a hacer uso de ellos en forma indiscriminada en las aulas es un contrasentido y es de esperar que ello no se produzca ni se haga una costumbre en nuestros colegios y sigan siendo un elemento educacional ideal para informarse y un complemento esencial para mejorar el nivel educacional de nuestros alumnos en los laboratorios creados ex profeso en las escuelas, en sus casas o en otros lugares.
Esta loable iniciativa americana trae a colación el escándalo periodístico que produjo en todos los ámbitos nacionales al detectarse que algunos parlamentarios hacían uso indiscriminado de sus computadores instalados para trabajar y apoyar su labor legislativa y la curiosidad los atrajo y fueron sorprendidos navegando por el espacio y viendo otras escenas más interesantes que participar en el hemiciclo con ideas y propuestas en beneficio de los ciudadanos que los respaldaron en las urnas con sus votos para legislar en beneficio del pueblo que los eligió.
A veces las tentaciones hacen que los dedos pulsen teclas que no corresponden y se tenga que hacer declaraciones públicas posteriores para mantener la prestancia y responsabilidad que tan alto cargo exige a los ciudadanos que logran llegar a estos preciados escaños parlamentarios que la constitución les tiene reservados.
En lo que respecta a la incorporación de los computadores en las horas lectivas de los colegios, hay que tener mucho sentido práctico para coordinar con los alumnos la temática centrada en la atención y la comprensión.
La tecnología informática está invadiendo rápidamente los espacios que otrora teníamos para jugar, conversar y hacer más personas a nuestros hijos.
El diálogo y la comunicación se están alejando paulatinamente de nuestras relaciones familiares haciéndonos perder lo más maravilloso que nos ha dado la vida, el afecto familiar y una sana convivencia.
En los Estados Unidos de Norteamérica, se ha dado una clara señal a los estudiantes universitarios determinando que no se permitirá el ingreso a las aulas escolares de computadores portátiles, porque el grado de distracción en las clases es exasperante para los profesores que tratan de hacer su trabajo con el máximo de eficiencia, mientras los alumnos chatean con sus amigos, revisan sus correos o ejecutan juegos que les produce más satisfacciones que las materias que el profesor trata de explicar.
La alarma se difundió rápidamente y los directivos de la educación se pusieron serios y recabaron la ayuda gubernamental y en base a las realidades vividas y al retroceso que se manifestaba en los rendimientos pedagógicos, se tomó la decisión de prohibir el uso de los computadores en clases.
Nadie desconoce ni duda de la eficacia de los computadores en el proceso de enseñanza aprendizaje, pero de ahí, a hacer uso de ellos en forma indiscriminada en las aulas es un contrasentido y es de esperar que ello no se produzca ni se haga una costumbre en nuestros colegios y sigan siendo un elemento educacional ideal para informarse y un complemento esencial para mejorar el nivel educacional de nuestros alumnos en los laboratorios creados ex profeso en las escuelas, en sus casas o en otros lugares.
Esta loable iniciativa americana trae a colación el escándalo periodístico que produjo en todos los ámbitos nacionales al detectarse que algunos parlamentarios hacían uso indiscriminado de sus computadores instalados para trabajar y apoyar su labor legislativa y la curiosidad los atrajo y fueron sorprendidos navegando por el espacio y viendo otras escenas más interesantes que participar en el hemiciclo con ideas y propuestas en beneficio de los ciudadanos que los respaldaron en las urnas con sus votos para legislar en beneficio del pueblo que los eligió.
A veces las tentaciones hacen que los dedos pulsen teclas que no corresponden y se tenga que hacer declaraciones públicas posteriores para mantener la prestancia y responsabilidad que tan alto cargo exige a los ciudadanos que logran llegar a estos preciados escaños parlamentarios que la constitución les tiene reservados.
En lo que respecta a la incorporación de los computadores en las horas lectivas de los colegios, hay que tener mucho sentido práctico para coordinar con los alumnos la temática centrada en la atención y la comprensión.