La Educación de nuestros hijos
Por Vicente Sebastían, Psicólogo Blas Pascal School.
Primero, hay que desterrar la idea de tener hijos perfectos, porque nadie los tiene. Por otro lado, hay que aceptar que todos los padres somos seres con limitaciones. Esto nos ayudará a disminuir nuestros propios sustos y temores.
Para educar, es importante que nosotros, los padres recordemos que fuimos niños y que necesitamos un tiempo para aprender; que habían cosas que nos costaban menos que otras, que había algunas que no queríamos hacer, etc.
Tener PACIENCIA, es quizás el mejor consejo que podamos recibir en este proceso de ser padres. Aquí es importante el sentido del humor, vivir con alegría y saber disfrutar las cosas lindas que muestran los hijos. No todo es dificultad, y si no lo logra hoy, intentaremos nuevamente mañana. Darle tiempo a los hijos para que aprendan, es un muy buen regalo para ellos, se sentirán mas seguros.
El estilo de crianza de nuestros hijos debe ser en términos generales: flexible , firme y consistente. El niño debe tener la certeza de que lo queremos, a pesar de que lo retemos o no le digamos a todo que sí ( aún que a veces esto nos cueste); con el tiempo entenderá que es necesario para vivir en comunidad tener las reglas claras de interacción, que las personas tienen deberes y derechos y que esta conciencia de ciertos límites básicos, ayuda a una convivencia mas armónica en la casa, en el jardín, con sus amigos. etc.
Para ello es necesario que en casa exista una jerarquía clara de poder, con el liderazgo de los padres. Los niños no mandan, pero sus opiniones son oídas y tomadas en cuenta. A veces los padres no queremos frustrar a nuestros hijos, le damos todo lo que quieren, sin jerarquizar lo importante; lo mantenemos contento por un rato, pero le hacemos un gran daño, porque después cuando sea adulto, le costará mucho manejarse con su entorno social.
En las familias donde hay un ambiente nutritivo para la crianza de los niños, es fácil la expresión abierta de cariño, el afecto, y la ternura, muestras que para un niño son muy importante. Ello lo estimulará más a descubrir y aprender en un clima libre de intimidaciones. Felicitemos a nuestros hijos en cada progreso, puede ser un gran esfuerzo para el. La educación con cariño nunca hace mal.
Un niño querido es sin lugar a dudas una persona que tendrá más defensas y herramientas para enfrentar el fracaso, que dicho sea de paso todos lo experimentamos. El descuido o el poco tiempo que le dedicamos a nuestros hijos les puede hacer pensar a ellos erróneamente que no los queremos. Pongamos atención a lo que nuestros hijos nos quieren decir no siempre con palabras, a veces un comportamiento inadecuado vale más que mil palabras.
Tratemos de esforzarnos por entender lo que les está pasando, ellos al igual que nosotros no siempre tienen días buenos.
Primero, hay que desterrar la idea de tener hijos perfectos, porque nadie los tiene. Por otro lado, hay que aceptar que todos los padres somos seres con limitaciones. Esto nos ayudará a disminuir nuestros propios sustos y temores.
Para educar, es importante que nosotros, los padres recordemos que fuimos niños y que necesitamos un tiempo para aprender; que habían cosas que nos costaban menos que otras, que había algunas que no queríamos hacer, etc.
Tener PACIENCIA, es quizás el mejor consejo que podamos recibir en este proceso de ser padres. Aquí es importante el sentido del humor, vivir con alegría y saber disfrutar las cosas lindas que muestran los hijos. No todo es dificultad, y si no lo logra hoy, intentaremos nuevamente mañana. Darle tiempo a los hijos para que aprendan, es un muy buen regalo para ellos, se sentirán mas seguros.
El estilo de crianza de nuestros hijos debe ser en términos generales: flexible , firme y consistente. El niño debe tener la certeza de que lo queremos, a pesar de que lo retemos o no le digamos a todo que sí ( aún que a veces esto nos cueste); con el tiempo entenderá que es necesario para vivir en comunidad tener las reglas claras de interacción, que las personas tienen deberes y derechos y que esta conciencia de ciertos límites básicos, ayuda a una convivencia mas armónica en la casa, en el jardín, con sus amigos. etc.
Para ello es necesario que en casa exista una jerarquía clara de poder, con el liderazgo de los padres. Los niños no mandan, pero sus opiniones son oídas y tomadas en cuenta. A veces los padres no queremos frustrar a nuestros hijos, le damos todo lo que quieren, sin jerarquizar lo importante; lo mantenemos contento por un rato, pero le hacemos un gran daño, porque después cuando sea adulto, le costará mucho manejarse con su entorno social.
En las familias donde hay un ambiente nutritivo para la crianza de los niños, es fácil la expresión abierta de cariño, el afecto, y la ternura, muestras que para un niño son muy importante. Ello lo estimulará más a descubrir y aprender en un clima libre de intimidaciones. Felicitemos a nuestros hijos en cada progreso, puede ser un gran esfuerzo para el. La educación con cariño nunca hace mal.
Un niño querido es sin lugar a dudas una persona que tendrá más defensas y herramientas para enfrentar el fracaso, que dicho sea de paso todos lo experimentamos. El descuido o el poco tiempo que le dedicamos a nuestros hijos les puede hacer pensar a ellos erróneamente que no los queremos. Pongamos atención a lo que nuestros hijos nos quieren decir no siempre con palabras, a veces un comportamiento inadecuado vale más que mil palabras.
Tratemos de esforzarnos por entender lo que les está pasando, ellos al igual que nosotros no siempre tienen días buenos.