A un año: Exitoso programa de Fondo Esperanza en cárcel de Osorno

Hace un año, 17 reclusos del Centro Penitencial de Osorno aceptaron el desafío de confiar en sus pares, en Fondo Esperanza (FE) y en sus habilidades manuales para emprender. Para ellos, esta fue la posibilidad de cambiar su futuro, aportar al desarrollo económico de sus familias y demostrar que pese a estar cumpliendo una condena, sí se puede salir adelante.

Con este proyecto se cumplió el sueño de varios colaboradores de FE: llegar con la misión de la institución a todos aquellos grupos vulnerables que no tienen acceso a oportunidades. Para la consecución de este anhelo, la Coordinadora de servicio integral, Andrea González y el Subgerente de productos microfinancieros, Pablo Ramírez, tuvieron la tarea de forjar la alianza entre Fondo Esperanza y la cárcel de la ciudad.

Esta fue la primera vez que alguien externo llegaba a prestarles un servicio y les recordaban que, pese a su situación, continuaban siendo personas. Tras unos meses de arduo trabajo, la gestión vio sus frutos en la conformación del primer Banco Comunal (BC) integrado por personas privadas de libertad, “Unión, esfuerzo y trabajo” (UEF). Actualmente, esta agrupación, compuesta por 21 hombres y cuatro mujeres, está en su tercer recrédito, dinero que destinan a la producción de muebles y artesanías en madera y cuero.

“La entrega del servicio integral, con la inyección del microcrédito ha permitido la compra constante de herramientas e insumos para sus trabajos. Además, la venta de los productos no sólo ha incrementado sus ganancias, sino que les ha permitido colaborar con la economía de sus hogares”, señala Verónica Toro, Encargada de Banco Comunal.

Así también, comenta que están contentos con la organización, especialmente con la Escuela de Emprendimiento, ya que la ven como una opción de reinserción cuando salgan y se enfrenten a la realidad. “Lo que han aprendido les servirá como estrategia de supervivencia”, dice.

Por su parte, la Jefa de Oficina de Osorno, Carola Delquén, recalca: “El hecho de estar dentro de un grupo solidario les ha sumado puntos en sus conductas, lo cual les ha permitido optar a distintos beneficios”.

En este tiempo, siete emprendedores han sido trasladados a otros módulos con opciones de salidas controladas y capacitaciones. Asimismo, tres han obtenidos su libertad y de ellos, uno se incorporó a un BC de Osorno. “Fondo Esperanza es un capital completo. Nosotros acá partimos de cero. Yo empecé con una sierra manual y hoy cuento con casi todas mis máquinas. Hemos aprendido sobre negocios, lo que vale nuestro trabajo, la responsabilidad y comunión con nuestros compañeros”, comenta uno de los reclusos y ex miembro del BC, que fue reubicado en otro sector.

A lo que agrega: “Con este trabajo, con este pequeño crédito, uno puede superarse como persona, puede optar a comprar materiales, vender los productos y así ayudar a su familia. Agradezco a la institución por darnos una oportunidad y creer en nosotros”.

Este innovador proyecto de segmentos excluidos, es un ejemplo de la misión que tiene la institución de llegar a cada rincón del país y mejorar la calidad de vida de las personas, sus familias y entorno. Estos emprendedores, son los primeros de muchos otros que pasarán a formar parte de la comunidad de emprendimiento solidario más grande de Chile.


Enviado por:
Tamara Tobar Flores 
Encargada de Comunicaciones 
Zona Sur Austral
Siguiente Anterior
*****