Mucho ruido, pocas nueces
Las plataformas tecnológicas que hoy en día permiten a los “ciudadanos de a pie” esgrimir su disgusto por las decisiones, proclamas o proyectos – en su mayoría mal ideados y deficitariamente discutidos en su origen- sólo se quedan en su cuantitativa amplitud en meras diatribas efectuadas al boleo.
Entre el derecho “a pataleo” y la acción existe un mar más grande y amenazador que el que quería atravesar Moisés y que sólo pudo hacerlo, según cuentan las Sagradas Escrituras con la ayuda de la Divinidad.
A no confundirse, entre disgustarse por algo y expresarlo, a todo esto, muy limitadamente mediante la utilización de un léxico cada vez más precario (pues la gente se ha cansado incluso de escribir, ya que sólo teclea a lo mucho), y utilizar efectivamente las herramientas legales para hacer valer su opinión ante la Autoridad en términos respetuosos, como indica nuestra Constitución Política en su artículo 19 Nº 14, hay una diferencia como la ya explicitada más arriba.
Quizás, los únicos que mantienen actualmente una real conexión entre el pensamiento teórico y la acción, son reducidos grupos criminalizados por los medios de comunicación, como las organizaciones mapuches de la Araucanía, por ejemplo. Podemos no compartir su método, pero no por eso, a mi juicio poner en duda su coherencia.
Todos estamos aniquilados y sometidos como un rebaño de ovejas que pastan apaciblemente en una gran dehesa. Este aniquilamiento ha surgido de la utilización de un arma más letal que la bomba atómica: el mantenimiento del sistema económico y financiero imperante.
Marx ya lo había anticipado cuando escribió: “La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valoración del mundo de las cosas” Para mayor desgracia, cuando alguien se atreve a opinar en algún medio escrito, no necesariamente es un docto en el tema respecto del cual opina y más que informar pretende convencer a las personas que tiene la razón y que nosotros somos unos idiotas. Esta semana un connotado político comentó la discusión de una reforma de la actual Administración de Gobierno en un diario de circulación provincial, “vendiéndola” como la gran panacea. Nada más alejado de la realidad.
Sí , estamos perdidos, con cinco horas diarias de matinal en al menos tres canales de televisión abierta ; noteros misceláneos varios , denuncias sobre maltrato a los perritos de una Villa de Santiago; medio noticiero dedicado al decadente espectáculo del Futbol Chileno( que hace rato ya no es un espectáculo en el buen sentido de la palabra) , etc., etc.
El sabio filosofo, poeta y pintor Libanes Khalil Gibran escribió en su tiempo: “Compadeced a la nación que no alza la voz más que cuando está en un funeral, que sólo se siente orgullosa de sus ruinas y que no se rebela sino cuando su cuello está ya entre la espada del verdugo y el tajo de madera.
Compadeced a la nación cuyo hombre de Estado es un zorro, cuyo filósofo es un prestidigitador malo y cuyo arte se limita a imitar y a remedar a los demás”
Compadezcámonos de nosotros mismos.
Por: Leonardo Sandoval H.
Fuente: leonardo.ivan.sandoval@gmail.com
Entre el derecho “a pataleo” y la acción existe un mar más grande y amenazador que el que quería atravesar Moisés y que sólo pudo hacerlo, según cuentan las Sagradas Escrituras con la ayuda de la Divinidad.
A no confundirse, entre disgustarse por algo y expresarlo, a todo esto, muy limitadamente mediante la utilización de un léxico cada vez más precario (pues la gente se ha cansado incluso de escribir, ya que sólo teclea a lo mucho), y utilizar efectivamente las herramientas legales para hacer valer su opinión ante la Autoridad en términos respetuosos, como indica nuestra Constitución Política en su artículo 19 Nº 14, hay una diferencia como la ya explicitada más arriba.
Quizás, los únicos que mantienen actualmente una real conexión entre el pensamiento teórico y la acción, son reducidos grupos criminalizados por los medios de comunicación, como las organizaciones mapuches de la Araucanía, por ejemplo. Podemos no compartir su método, pero no por eso, a mi juicio poner en duda su coherencia.
Todos estamos aniquilados y sometidos como un rebaño de ovejas que pastan apaciblemente en una gran dehesa. Este aniquilamiento ha surgido de la utilización de un arma más letal que la bomba atómica: el mantenimiento del sistema económico y financiero imperante.
Marx ya lo había anticipado cuando escribió: “La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valoración del mundo de las cosas” Para mayor desgracia, cuando alguien se atreve a opinar en algún medio escrito, no necesariamente es un docto en el tema respecto del cual opina y más que informar pretende convencer a las personas que tiene la razón y que nosotros somos unos idiotas. Esta semana un connotado político comentó la discusión de una reforma de la actual Administración de Gobierno en un diario de circulación provincial, “vendiéndola” como la gran panacea. Nada más alejado de la realidad.
Sí , estamos perdidos, con cinco horas diarias de matinal en al menos tres canales de televisión abierta ; noteros misceláneos varios , denuncias sobre maltrato a los perritos de una Villa de Santiago; medio noticiero dedicado al decadente espectáculo del Futbol Chileno( que hace rato ya no es un espectáculo en el buen sentido de la palabra) , etc., etc.
El sabio filosofo, poeta y pintor Libanes Khalil Gibran escribió en su tiempo: “Compadeced a la nación que no alza la voz más que cuando está en un funeral, que sólo se siente orgullosa de sus ruinas y que no se rebela sino cuando su cuello está ya entre la espada del verdugo y el tajo de madera.
Compadeced a la nación cuyo hombre de Estado es un zorro, cuyo filósofo es un prestidigitador malo y cuyo arte se limita a imitar y a remedar a los demás”
Compadezcámonos de nosotros mismos.
Por: Leonardo Sandoval H.
Fuente: leonardo.ivan.sandoval@gmail.com