Participación la mujer en los Cuerpos de Bomberos de Chile

Bombera
Por Guido Asencio Gallardo, Académico, Columnista y Funcionario Público.

Las transformaciones esgrimidas en la sociedad en los siglos que ha trascendido la vida institucional de los Bomberos de Chile experimentan cambios profundos en la forma en que se enfrentan los procesos societales, dentro de lo cual, el rol de la mujer también se vio afectado, por ser inicialmente una institución de carácter patriarcal, donde el ingreso como voluntario estaba destinado a reclutar solamente hombres. Esto se puede apreciar en la historia de todos los Cuerpos de Bomberos de Chile, pues los fundadores en todos los casos solamente fueron varones que estaban dispuestos a asumir una función de salvataje.

Si se analiza la formación de otras instituciones sociales de carácter voluntario, el resultado no es muy distinto, pues el rol de la mujer solamente esta relegado a un segundo plano, en consecuencia, era concebido como complementario a la labor que ejercía su esposo, hermano o cualquier otro vínculo existente con un bombero, pero no estaba preparada para recibir mujeres en sus filas, por lo tanto, en términos relativos, no existía un reconocimiento real de lo que podían aportar las mujeres a la institución. Muchos autores atribuyen a esta situación a la ambición de poder que han ejercido históricamente los hombres en su representación en la sociedad.

En particular, la normativa que ha regido desde sus inicios a los Cuerpos de Bomberos de Chile no contemplaba la incorporación de las mujeres, dejando entrever que esta institución constituyó un sistema disciplinar donde se veía representada solamente la figura masculina, esto constituye un hecho de la causa que se encuentra concebido en la historia general de los Bomberos de Chile.

Dentro de la historia de los Cuerpos de Bomberos de Chile, se registra la incorporación de una mujer recién en el año 1959 en el Cuerpo de Bomberos de Curacautín, el cual más que constituir una gran transformación, pasa a ser un hecho aislado y, por lo tanto, no fue relevante en términos de representatividad para la institución, lo cual podría analizarse como un estudio de caso (Morales, 2012)[1}, independientemente que después de este hecho, fueron ingresando otras mujeres e los Cuerpos de Bomberos, pero sigue siendo marginal su representación.

El tema del ingreso de las mujeres a la institución, se analizó seriamente recién en el año 1998, instancia donde la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos de Chile llevó a cabo una reunión destinada especialmente a buscar consensos que lleven a generar una política institucional que permita enfrentar la situación, y por lo tanto oficializar el ingreso de las mujeres a los Cuerpos de Bomberos de todo el país, comenzando a ejecutarse un plan a partir del año 1999, donde se produjo un punto de inflexión que permitió que se abran las puertas de la institución a las mujeres. En esto se debe tener presente que después de veinte años de esta discusión, las mujeres que han ingresado a los Cuerpos de Bomberos han ejercido los más altos cargos que un Cuerpo puede tener, es decir los de Superintendenta, Comandante, además de marcar presencia en la Directiva Nacional, esto ocurrió particularmente con la Presidenta de la Región de Aysén.

Esta apertura institucional obligó a los Cuerpos de Bomberos a reflexionar respecto al significado que representa la incorporación del género femenino en sus filas, donde fue necesario pensar en transformar la cultura organizacional que eminentemente siempre estuvo adosada a lo masculino. En consecuencia, en esta reformulación institucional hubo dos dimensiones que la mayoría de los Cuerpos tuvieron que abordar, por un lado, desde el punto de vista estructural, los espacios físicos internos de las Compañías debieron adaptarse a las nuevas necesidades, por ejemplo, donde se separan los baños, las salas de guardia para hombres y mujeres, se establecieron lugares donde se guarda la ropa de trabajo, entre otros. Por otro lado, muchas Compañías debieron tener conversaciones para procurar mantener un ambiente de respeto, cuidando aspectos tan cotidianos como es el lenguaje o la forma de comunicarse.

En términos estadísticos, según el estudio realizado por el autor Cristóbal Morales en el año 2012, en Chile se contaba con una dotación de aproximadamente 5 mil mujeres voluntarias, representando un 15% de la totalidad de los Bomberos de Chile, pasando a ser más de 7,5 mil en la actualidad, según datos del año 2019 obtenidos en la Memoria de la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos de Chile [2] . Esta información revela que efectivamente existe un cambio generacional, que va a la par de cómo se va desarrollando la sociedad en general, donde es fundamental abordar el tema con altura de miras, instando a los Cuerpos de Bomberos a generar políticas disciplinarias que incluyan dentro de sus prácticas, la convivencia cotidiana de los y las bomberas.

En esta línea se debe destacar que recientemente mediante la Circular 19/10 de fecha 10 de julio de 2019, la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos de Chile, a través de una Comisión de Género integrada por Bomberas y una ONG especialista en materia de género, puso a disposición de los Cuerpos de Bomberos del país un documento denominado “Protocolo para los Cuerpos de Bomberos de Chile ante denuncias de acoso y abuso sexual”[3] , esta iniciativa tiene por objetivo aportar a la construcción de espacios respetuosos, igualitarios y garantes de los derechos de todas y todos los integrantes de la institución, lo cual permitirá sancionar las conductas indebidas, y resguardar la integridad física de todas los bomberos y bomberas de Chile.

En el plano institucional, los Cuerpos de Bomberos, de manera paulatina ha incorporado a bomberas voluntarias, distribuidas en cada una de las Compañías, cumpliendo un rol fundamental para complementar la labor que hasta hace un tiempo realizaban solamente los bomberos. Esta integración constituye un paso trascendental para el desarrollo institucional, debido a que en primer lugar, se cumple con la tendencia a equilibrar la equidad de género que hoy en día exige la sociedad, además de considerar las cualidades particulares que las mujeres representan en cualquier organización, aportando con una mirada mucho más integral y de seguridad innata del género femenino, el cual contribuye un trabajo que incorpora aspectos inmateriales como la estética y la sutileza de cómo se debe enfrentar una emergencia.

La apertura de los Cuerpos de Bomberos hacia las mujeres representa un cambio que debe ser tratado cada vez con mayor seriedad, es un gran avance el hecho de que existe un protocolo para tratar temáticas de convivencia que no estaban resueltas hasta este año, en tanto las autoridades locales tienen la tarea de poder hacer cumplir tales protocolos, para darle el sentido con el cual se originó esta normativa interna. Es de esperar, que en el transcurso de los años venideros se puedan ir incorporando más mujeres voluntarias, para aportar con sus conocimientos y capacidad a una institución que hoy se ha abierto para entregar un servicio a la comunidad, con un sello distintivo que se traduce a la sensibilidad que involucra aspectos que históricamente no estaban incorporados en la cultura bomberil, pero que son necesarios para marcar la pauta en lo que hoy exige la sociedad, para finalmente realizar un gesto integrador y pasar a llamarse Cuerpo de Bomberos y Bomberas de Chile.


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