La música como instrumento terapéutico de salud

Dr. Franco Lotito C. - Académico, escritor e investigador (PUC-UACh) – www.aurigaservicios.cl



La utilización terapéutica de los recursos musicales, así como sus aplicaciones en educación y salud se extienden cada día más, tanto así, que en diversos países del mundo la música se emplea de manera habitual no sólo en el ámbito de la salud, sino que como una útil herramienta para motivar y reforzar diversos procesos educativos y en la capacitación de los trabajadores en el mundo de las empresas.

La música se ha convertido en un lenguaje con carácter universal traspasando barreras culturales, idiomáticas y sociales. Es por ello, que desde hace mucho tiempo se viene explorando su uso no solamente como una forma de expresión artística y/o creativa, sino también su utilización como una efectiva “herramienta para potenciar o mejorar aspectos deficitarios en el desarrollo social, motor, cognitivo, físico, afectivo y de comunicación entre las personas”.

Esta nueva disciplina que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina “musicoterapia” se hace cada día más extensiva, ganando nuevos adeptos en el campo de la salud alternativa y/o complementaria. La OMS reconoce a la musicoterapia como un tratamiento que “aporta beneficios al binomio salud-enfermedad. Todo ello teniendo además en cuenta que se trata de un instrumento de cuidados en salud muy económico y carente de efectos secundarios”.

La musicoterapia consiste en el uso de las respuestas y conexiones de una persona con la música con la finalidad de estimular cambios positivos en el estado de ánimo y en el bienestar general de un ser humano. La terapia musical puede incluir: (a) la creación de música con instrumentos de todo tipo, (b) cantar, bailar y moverse en sintonía con la música, (c) realizar actividad física, (d) escuchar la música preferida de la persona y, simplemente, relajarse.

La música, tal como se destacó previamente, es un lenguaje universal para, prácticamente, toda la humanidad: ahí radica una buena parte de su poder terapéutico. La musicoterapia implica la activación, estimulación o modificación de una serie de mecanismos fisiológicos a través de los cuales se busca potenciar o mejorar aspectos deficitarios en el desarrollo de una persona, por cuanto, los estímulos musicales son capaces de:
  1. Alterar el trazado de las ondas cerebrales, generando trazados más activos o pasivos.
  2. Provocar cambios en la respuesta galvánica de la piel.
  3. Modificar la frecuencia cardíaca y respiratoria del ser humano.
  4. Aumentar la liberación de endorfinas u hormonas de la felicidad, tales como: la oxitocina, serotonina, dopamina, etc.
  5. Causar una modificación en la tensión muscular y lograr la relajación corporal.
  6. Influir en el comportamiento del sistema digestivo, entre otros grandes beneficios para la salud física y mental de las personas.
La musicoterapia fue sistematizada y validada como disciplina en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, principalmente en los años cincuenta, gracias a la búsqueda de alternativas de tratamientos para la recuperación emocional de los veteranos de guerra, quienes regresaban del frente de batalla con una serie de graves trastornos por estrés postraumático y severas heridas físicas.

La mayoría de las aplicaciones de esta disciplina en el ámbito de la salud se realiza a nivel hospitalario y están relacionadas con el manejo de los cuidados paliativos, tal como es el caso de los intentos por mitigar el dolor de los enfermos de cáncer. Incluso más: en algunas ciudades de Estados Unidos, los musicoterapeutas participan en los equipos de anestesistas que intervienen en las cirugías, ya que esta sensación favorable o placentera que experimenta el paciente permite utilizar una menor cantidad de anestesia, lo cual representa un menor riesgo para el paciente y, al mismo tiempo, un menor gasto para el sistema de salud.

Por otra parte, la musicoterapia puede actuar como complemento de otro tipo de tratamientos, ayudando a mejorar la sensación de bienestar en los pacientes a través de la liberación de endorfinas. De esta manera se puede emplear para ayudar a los enfermos de cáncer a soportar de mejor manera un tratamiento de quimioterapia, el manejo de la ansiedad y bajar la frecuencia cardíaca durante el proceso de cirugía, evitando una taquicardia. O bien, en psiquiatría, como soporte para el tratamiento de trastornos mentales.

La musicoterapeuta alemana Susan Bauer, así como Alondra Castillo, Magíster en Musicoterapia de la Universidad de Vic, Cataluña, España, señalan que la musicoterapia tiene múltiples usos en: la rehabilitación física, en el tratamiento de trastornos como la tartamudez, en el trabajo de parto, en la generación de apego y vínculo en los niños que deben estar en una incubadora, e incluso, en los procesos de acompañamiento de la muerte.

Otro ámbito donde el uso de la musicoterapia ha dado excelentes resultados es en la educación, donde es una herramienta muy útil para mejorar la disposición de los niños al aprendizaje de carácter cognitivo, del lenguaje, psicomotor, etc.

Asimismo, en el ámbito del trabajo, se utiliza la musicoterapia como instrumento para el manejo y mejoramiento de las relaciones interpersonales, la mejora del clima laboral y el aumento en la cohesión de los equipos de trabajo.

En varios países del mundo la musicoterapia es una disciplina que se toma muy en serio, con programas de pre y posgrado. En Argentina, por ejemplo, la carrera de músico terapeuta tiene una duración de cuatro años y entrega un título universitario.

Digamos, finalmente, que en algunos países europeos, en Estados Unidos e incluso en Brasil, hay hospitales que han integrado a músicos terapeutas en sus equipos de salud, quienes trabajan junto con médicos, psicólogos, kinesiólogos y otros especialistas del ámbito de la medicina.

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