Violencia y control: La ascensión de "Los Trinitarios"
En las profundidades urbanas de Cerrillos, en la Región Metropolitana, la madrugada del 19 de enero marcó un punto de inflexión en la ya tumultuosa dinámica de poder local. Eduardo Quijada Pereira, conocido afectuosamente como “Colorín” por los vecinos de la toma Nuevo Amanecer, fue encontrado muerto, víctima de disparos en la cabeza y el pecho. Junto a él, yacían dos cuerpos más, en una escena que subrayaba la brutalidad y la impunidad con la que operan ciertos elementos criminales en la región.
La toma Nuevo Amanecer, conocida por su ubicación estratégica para las operaciones de narcotráfico en el sector norponiente de Cerrillos, ha sido testigo del dominio de los clanes "los Troncoso" y "los Soto". Estos grupos, operando desde la Villa Oreste Plath y manteniendo lazos familiares, han sido actores clave en el comercio ilícito local. Sin embargo, sus días de control parecían contados con la emergencia de una nueva y formidable fuerza: "Los Trinitarios".
Bajo la guía de Onnys Johel Moreno Consoro, alias “el Ballantines”, un dominicano de 45 años, "Los Trinitarios" no solo se establecieron como una presencia imponente sino que también redefinieron las reglas del juego. La organización, con estructura robusta y liderazgo internacional, no solo se involucró en la venta de drogas sino también en la extorsión de terrenos dentro de la toma, evidenciando un modelo de negocio multifacético y despiadado.
La muerte de "Colorín" y los eventos subsecuentes no solo revelaron la vulnerabilidad de los clanes chilenos ante esta nueva amenaza sino también la disposición de "Los Trinitarios" para asegurar su dominio a cualquier costo. La incursión violenta en las casas de "los Troncoso", que culminó en un baño de sangre y terror, fue un claro mensaje: la disposición al diálogo era nula.
Con una mezcla de astucia y brutalidad, "Los Trinitarios" lograron lo que parecía imposible: integrar a los chilenos en su red, transformándolos de rivales a subordinados en el comercio de drogas. Este giro estratégico no solo solidificó su dominio externo sino que marcó un precedente alarmante sobre la evolución de las bandas criminales en Chile.
El papel de Onnys Moreno en todo esto es especialmente significativo. Desde su llegada a Chile en 2013, Moreno ha pasado de ser un migrante sin recursos a liderar una de las bandas más temidas y respetadas. Su historia es un testimonio de la complejidad del crimen organizado transnacional y su habilidad para infiltrarse y adaptarse a nuevas geografías.
El ascenso de "Los Trinitarios" en Cerrillos es una llamada de atención sobre la urgencia de abordar el crimen organizado no solo a nivel local sino también internacional. Con conexiones en múltiples países y un modelo operativo que trasciende fronteras, la lucha contra este tipo de criminalidad requiere una respuesta coordinada y multifacética, capaz de adaptarse y anticipar los movimientos de bandas tan dinámicas y peligrosas como "Los Trinitarios".
Fuente información: https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/hegemonia-a-sangre-y-fuego-la-caida-de-los-trinitarios-la-banda-que-domino-la-toma-mas-grande-de-santiago/OREVKTXEFBGHRKRFSGX36DPR5M/
La toma Nuevo Amanecer, conocida por su ubicación estratégica para las operaciones de narcotráfico en el sector norponiente de Cerrillos, ha sido testigo del dominio de los clanes "los Troncoso" y "los Soto". Estos grupos, operando desde la Villa Oreste Plath y manteniendo lazos familiares, han sido actores clave en el comercio ilícito local. Sin embargo, sus días de control parecían contados con la emergencia de una nueva y formidable fuerza: "Los Trinitarios".
Bajo la guía de Onnys Johel Moreno Consoro, alias “el Ballantines”, un dominicano de 45 años, "Los Trinitarios" no solo se establecieron como una presencia imponente sino que también redefinieron las reglas del juego. La organización, con estructura robusta y liderazgo internacional, no solo se involucró en la venta de drogas sino también en la extorsión de terrenos dentro de la toma, evidenciando un modelo de negocio multifacético y despiadado.
La muerte de "Colorín" y los eventos subsecuentes no solo revelaron la vulnerabilidad de los clanes chilenos ante esta nueva amenaza sino también la disposición de "Los Trinitarios" para asegurar su dominio a cualquier costo. La incursión violenta en las casas de "los Troncoso", que culminó en un baño de sangre y terror, fue un claro mensaje: la disposición al diálogo era nula.
Con una mezcla de astucia y brutalidad, "Los Trinitarios" lograron lo que parecía imposible: integrar a los chilenos en su red, transformándolos de rivales a subordinados en el comercio de drogas. Este giro estratégico no solo solidificó su dominio externo sino que marcó un precedente alarmante sobre la evolución de las bandas criminales en Chile.
El papel de Onnys Moreno en todo esto es especialmente significativo. Desde su llegada a Chile en 2013, Moreno ha pasado de ser un migrante sin recursos a liderar una de las bandas más temidas y respetadas. Su historia es un testimonio de la complejidad del crimen organizado transnacional y su habilidad para infiltrarse y adaptarse a nuevas geografías.
El ascenso de "Los Trinitarios" en Cerrillos es una llamada de atención sobre la urgencia de abordar el crimen organizado no solo a nivel local sino también internacional. Con conexiones en múltiples países y un modelo operativo que trasciende fronteras, la lucha contra este tipo de criminalidad requiere una respuesta coordinada y multifacética, capaz de adaptarse y anticipar los movimientos de bandas tan dinámicas y peligrosas como "Los Trinitarios".
Fuente información: https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/hegemonia-a-sangre-y-fuego-la-caida-de-los-trinitarios-la-banda-que-domino-la-toma-mas-grande-de-santiago/OREVKTXEFBGHRKRFSGX36DPR5M/