Chile: La población ha modificado sus hábitos por temor al delito

Chile: 97% de la población ha modificado sus hábitos por temor al delito
Un completo análisis sobre el fenómeno delictual en Chile revela una profunda brecha entre la victimización y la percepción de inseguridad. Mientras que el 8.1% de los hogares fue víctima de delitos violentos el último año, un abrumador 97% de los ciudadanos ha alterado sus rutinas diarias por temor. Este miedo se sustenta en una transformación cualitativa del crimen, marcada por un aumento en los homicidios sin autor conocido y el uso extendido de armas de fuego, lo que impone altos costos psicológicos, económicos y sociales al país.

Un exhaustivo informe sobre la delincuencia ha puesto cifras al que es, hoy por hoy, uno de los principales temores de la ciudadanía: ser víctima de un delito. El impacto de este fenómeno trasciende las estadísticas y se instala en la vida cotidiana de las personas, generando cambios de conducta a nivel masivo. Según datos recientes, entre el 96% y el 97% de la población en Chile admite haber modificado alguna rutina por miedo. Las alteraciones más comunes incluyen evitar salir de noche (66.1%), ajustar los horarios de salida y llegada del trabajo o estudios (51.2%) y cambiar los lugares que se solían frecuentar (48%).

Esta percepción de inseguridad, donde un 87.7% de la población cree que la delincuencia ha aumentado, contrasta con algunas cifras oficiales. La Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) de 2023 indicó que un 8.1% de los hogares fue víctima de delitos violentos en los últimos 12 meses, mientras que la tasa de homicidios consumados en 2024 se situó en 6.0 por cada 100,000 habitantes, registrando una leve baja respecto al año anterior. Sin embargo, esta aparente brecha se explica en parte por la alta "cifra oculta": un 55% de los delitos violentos contra hogares no llega a ser denunciado, lo que impide que las estadísticas reflejen el panorama completo.

Más allá de las cifras generales, el análisis revela una preocupante profesionalización de la violencia letal. Un indicador clave es el "incremento sostenido de los casos sin autor conocido", que pasaron de representar el 23% de los homicidios en 2018 a un alarmante 41% en 2022. Esta dificultad para identificar a los responsables sugiere una mayor planificación y el uso de técnicas de encubrimiento, características asociadas al crimen organizado. Dicha tendencia se ve reforzada por el hecho de que el 49.5% de los homicidios en 2024 se cometieron con armas de fuego y que el 35.6% de los casos estuvo directamente vinculado a delitos o grupos organizados.

El costo económico de la delincuencia también representa una carga significativa para el país. El gasto en prevención asumido por ciudadanos y empresas ha impulsado a la industria de la seguridad privada a cifras históricas. Actualmente, el sector cuenta con cerca de 2,500 empresas, una facturación anual que supera los 2,000 millones de dólares (equivalente al 0.6% del PIB nacional) y más de 350,000 hogares con sistemas de monitoreo de alarmas. A esto se suman los costos de la ciberdelincuencia, donde las empresas chilenas afectadas por ataques de ransomware (secuestro de datos) han llegado a pagar un rescate promedio de 675,000 dólares para recuperar su información.

A nivel regional, el impacto delictual también presenta focos de preocupación. En la Región de Los Lagos, por ejemplo, las denuncias por Violencia Intrafamiliar (VIF) son recurrentes, siendo el delito de lesiones menos graves el más denunciado dentro de este grave contexto social. De esta forma, desde la violencia interpersonal hasta el crimen organizado y los delitos digitales, el fenómeno delictual impone un desafío multifacético que erosiona la calidad de vida, la confianza y el desarrollo del país.

Fuente información: Agencia MI
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