China: Influencers deberán tener títulos profesionales para opinar sobre salud, leyes o finanzas
Durante los últimos doce meses, el gobierno chino ha consolidado la aplicación de una estricta normativa que exige a los influencers y creadores de contenido digital demostrar cualificaciones profesionales antes de publicar sobre áreas críticas como medicina, finanzas o derecho. La medida, que transfiere la responsabilidad de verificación a gigantes tecnológicos como ByteDance y Tencent, busca oficialmente combatir la desinformación, pero analistas señalan que también refuerza el control estatal sobre el discurso en el ciberespacio.
El gobierno de China ha intensificado en el último año la aplicación de una regulación que está remodelando su ecosistema digital. Se trata de una directiva conjunta de la Administración Estatal de Radio y Televisión (NRTA) y el Ministerio de Cultura y Turismo que obliga a los creadores de contenido y anfitriones de transmisiones en vivo a poseer y verificar cualificaciones profesionales para poder discutir temas considerados de "alto nivel profesional".
Esta política afecta directamente a un mercado de transmisión en vivo valorado en más de 1.2 trillones de yuanes, una cifra que equivale aproximadamente a 165 mil millones de dólares. La norma establece que para difundir contenido en campos especializados como medicina, salud, finanzas, educación y derecho, los creadores deben presentar pruebas de sus certificaciones o títulos académicos a la plataforma en la que operan.
Una de las claves de la nueva regulación es que la carga de la verificación recae completamente sobre las empresas tecnológicas. Gigantes como Douyin (propiedad de ByteDance), Weibo, y las plataformas de transmisión de Tencent y Alibaba, están ahora obligados por ley a revisar y validar las credenciales de sus usuarios, actuando como guardianes de facto del contenido profesional. Esta responsabilidad obliga a las compañías a implementar costosos sistemas de validación para evitar severas sanciones regulatorias.
Esta medida no es un hecho aislado, sino que se enmarca en una campaña gubernamental más amplia denominada "Qinglang" ("Claro y brillante"), orquestada por la Administración del Ciberespacio de China (CAC), el principal órgano regulador de internet en el país. Bajo esta misma campaña, en el último año también se han introducido reglas estrictas para el etiquetado de contenido generado por Inteligencia Artificial (IA) y se ha aumentado el escrutinio sobre las agencias de representación de influencers (conocidas como MCNs) para asegurar su alineación con la dirección política del Partido Comunista.
El gobierno chino ha justificado la política como una herramienta necesaria para proteger a los ciudadanos de la desinformación peligrosa y el fraude en áreas críticas. Sin embargo, analistas internacionales señalan que la medida tiene un doble objetivo. Por un lado, aborda el problema global de la propagación de consejos falsos por parte de "expertos" no cualificados; por otro, sirve como un eficaz mecanismo para consolidar el control informativo del Estado, reduciendo la influencia de voces independientes y asegurando que el debate sobre temas complejos se alinee con las narrativas oficiales.
Para los creadores de contenido, el impacto es directo: se enfrentan a la necesidad de profesionalizar su trabajo, limitar el alcance de los temas que tratan o arriesgarse a la desmonetización y la eliminación permanente de sus cuentas. Las proyecciones indican que la aplicación de estas normas se volverá aún más estricta, acelerando una tendencia hacia la especialización y posicionando a China como un caso de estudio global en la regulación de la economía de los creadores bajo un fuerte control estatal.
Fuente información: Agencia MI
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El gobierno de China ha intensificado en el último año la aplicación de una regulación que está remodelando su ecosistema digital. Se trata de una directiva conjunta de la Administración Estatal de Radio y Televisión (NRTA) y el Ministerio de Cultura y Turismo que obliga a los creadores de contenido y anfitriones de transmisiones en vivo a poseer y verificar cualificaciones profesionales para poder discutir temas considerados de "alto nivel profesional".
Esta política afecta directamente a un mercado de transmisión en vivo valorado en más de 1.2 trillones de yuanes, una cifra que equivale aproximadamente a 165 mil millones de dólares. La norma establece que para difundir contenido en campos especializados como medicina, salud, finanzas, educación y derecho, los creadores deben presentar pruebas de sus certificaciones o títulos académicos a la plataforma en la que operan.
Una de las claves de la nueva regulación es que la carga de la verificación recae completamente sobre las empresas tecnológicas. Gigantes como Douyin (propiedad de ByteDance), Weibo, y las plataformas de transmisión de Tencent y Alibaba, están ahora obligados por ley a revisar y validar las credenciales de sus usuarios, actuando como guardianes de facto del contenido profesional. Esta responsabilidad obliga a las compañías a implementar costosos sistemas de validación para evitar severas sanciones regulatorias.
Esta medida no es un hecho aislado, sino que se enmarca en una campaña gubernamental más amplia denominada "Qinglang" ("Claro y brillante"), orquestada por la Administración del Ciberespacio de China (CAC), el principal órgano regulador de internet en el país. Bajo esta misma campaña, en el último año también se han introducido reglas estrictas para el etiquetado de contenido generado por Inteligencia Artificial (IA) y se ha aumentado el escrutinio sobre las agencias de representación de influencers (conocidas como MCNs) para asegurar su alineación con la dirección política del Partido Comunista.
El gobierno chino ha justificado la política como una herramienta necesaria para proteger a los ciudadanos de la desinformación peligrosa y el fraude en áreas críticas. Sin embargo, analistas internacionales señalan que la medida tiene un doble objetivo. Por un lado, aborda el problema global de la propagación de consejos falsos por parte de "expertos" no cualificados; por otro, sirve como un eficaz mecanismo para consolidar el control informativo del Estado, reduciendo la influencia de voces independientes y asegurando que el debate sobre temas complejos se alinee con las narrativas oficiales.
Para los creadores de contenido, el impacto es directo: se enfrentan a la necesidad de profesionalizar su trabajo, limitar el alcance de los temas que tratan o arriesgarse a la desmonetización y la eliminación permanente de sus cuentas. Las proyecciones indican que la aplicación de estas normas se volverá aún más estricta, acelerando una tendencia hacia la especialización y posicionando a China como un caso de estudio global en la regulación de la economía de los creadores bajo un fuerte control estatal.
Fuente información: Agencia MI
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