Las claves que impactan el coeficiente intelectual de los hijos
En una reciente entrevista, el doctor Franco Lotito abordó la interrogante sobre qué determina la inteligencia de un niño. Apoyándose en estudios internacionales, el psicólogo explicó que factores como el orden de nacimiento y, fundamentalmente, el ambiente y la atención que los padres dedican a sus hijos, juegan un papel crucial en el desarrollo de su coeficiente intelectual, incluso por sobre la herencia genética.
El debate sobre si la inteligencia es producto de la herencia genética o del entorno ha sido un tema de constante investigación. En conversación con Paislobo Prensa, el doctor Franco Lotito arrojó luces sobre esta materia, destacando que el ambiente y la dinámica familiar son determinantes en el desarrollo del coeficiente intelectual (CI) de los hijos.
Una de las investigaciones más significativas citadas por el experto es la del Dr. Peter Christensen de la Universidad de Oslo, Noruega. Dicho estudio demostró que el hijo primogénito puede llegar a tener, en promedio, de tres a cinco puntos más de CI que sus hermanos menores. Según Lotito, esta diferencia "no radica, digamos, en el hecho de ser el primer hijo, sino que por la atención y los recursos que dedica la familia al primogénito".
Esta mayor dedicación, sumada a los roles de mayor responsabilidad y de "tutor" de los hermanos menores que se le suelen asignar, influye enormemente en su desarrollo cognitivo. El Dr. Frank Sulloway de la Universidad de California respalda esta idea, señalando que los primogénitos tienden a ser más disciplinados, trabajadores e inteligentes, precisamente porque ocupan el papel de "padres sustitutos" en la familia.
No obstante, el Dr. Lotito enfatizó que un alto CI no garantiza necesariamente el éxito en la vida, ya que otras habilidades como la perseverancia, la inteligencia emocional y la resiliencia son igualmente importantes.
El psicólogo también abordó la crucial disyuntiva entre genes y crianza. Citando al creador de la teoría de las inteligencias múltiples, Howard Gardner, señaló que la proporción estimada es de 60/40, aunque "hasta ahora nadie sabe con certeza cuál es la que prima". Pese a esta duda, el ambiente es fundamental. "De nada te sirve tener un potencial extraordinario en inteligencia si no lo cuidas, no lo desarrollas, no lo potencias", afirmó Lotito, refiriéndose a niños que crecen en entornos vulnerables.
En este contexto, introdujo el concepto de "poda neuronal", un proceso irreversible donde el cerebro elimina las capacidades que no se estimulan. Este fenómeno subraya la importancia crítica de la estimulación durante la primera infancia, especialmente en el período de cero a seis años, etapa en la que el niño es como "una esponja". "Si no lo haces dentro de un lapso determinado se pierde", advirtió.
Finalmente, el especialista hizo un llamado a los padres a ser conscientes de su rol, asegurando que, si bien la vida moderna es vertiginosa, todos los hijos merecen la misma atención y dedicación para desarrollar su máximo potencial.
El debate sobre si la inteligencia es producto de la herencia genética o del entorno ha sido un tema de constante investigación. En conversación con Paislobo Prensa, el doctor Franco Lotito arrojó luces sobre esta materia, destacando que el ambiente y la dinámica familiar son determinantes en el desarrollo del coeficiente intelectual (CI) de los hijos.
Una de las investigaciones más significativas citadas por el experto es la del Dr. Peter Christensen de la Universidad de Oslo, Noruega. Dicho estudio demostró que el hijo primogénito puede llegar a tener, en promedio, de tres a cinco puntos más de CI que sus hermanos menores. Según Lotito, esta diferencia "no radica, digamos, en el hecho de ser el primer hijo, sino que por la atención y los recursos que dedica la familia al primogénito".
Esta mayor dedicación, sumada a los roles de mayor responsabilidad y de "tutor" de los hermanos menores que se le suelen asignar, influye enormemente en su desarrollo cognitivo. El Dr. Frank Sulloway de la Universidad de California respalda esta idea, señalando que los primogénitos tienden a ser más disciplinados, trabajadores e inteligentes, precisamente porque ocupan el papel de "padres sustitutos" en la familia.
No obstante, el Dr. Lotito enfatizó que un alto CI no garantiza necesariamente el éxito en la vida, ya que otras habilidades como la perseverancia, la inteligencia emocional y la resiliencia son igualmente importantes.
El psicólogo también abordó la crucial disyuntiva entre genes y crianza. Citando al creador de la teoría de las inteligencias múltiples, Howard Gardner, señaló que la proporción estimada es de 60/40, aunque "hasta ahora nadie sabe con certeza cuál es la que prima". Pese a esta duda, el ambiente es fundamental. "De nada te sirve tener un potencial extraordinario en inteligencia si no lo cuidas, no lo desarrollas, no lo potencias", afirmó Lotito, refiriéndose a niños que crecen en entornos vulnerables.
En este contexto, introdujo el concepto de "poda neuronal", un proceso irreversible donde el cerebro elimina las capacidades que no se estimulan. Este fenómeno subraya la importancia crítica de la estimulación durante la primera infancia, especialmente en el período de cero a seis años, etapa en la que el niño es como "una esponja". "Si no lo haces dentro de un lapso determinado se pierde", advirtió.
Finalmente, el especialista hizo un llamado a los padres a ser conscientes de su rol, asegurando que, si bien la vida moderna es vertiginosa, todos los hijos merecen la misma atención y dedicación para desarrollar su máximo potencial.
Fuente información: Rocío Gambra
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