La Pulpa

El apelativo de la veterana no tenía ninguna relación con el hentai, sino con su particular estrategia comercial que le llevaba, ineludible e invariablemente, a tratar de apropiarse del vuelto de quien asistiera a comprar en su local.
Así, cuando un cliente echaba en falta parte de sus monedas, la anciana sólo fingía una exclamación de sorpresa, culpaba a su edad por el “olvido” y entregaba el botín. No importaba: cuando fueras por pan al día siguiente, volvería a sacar mal las cuentas.
La historia vino a mi cabeza el mes pasado cuando una factura de Telefónica del Sur levemente más alta de lo acostumbrado llamó mi atención. En su detalle figuraba un nuevo cargo: 700 pesos extra por una tal “mantención garantizada“, que se duplicaba al asignarse tanto a mi servicio de telefonía como al de Internet.
Pronto, comprobé que en realidad se trataba de un seguro que -sin consultar- la empresa había cargado a sus clientes para que, en la eventualidad de que el perro decidiera comerse tu router, ellos lo reemplazaran sin cobrarte.
Toda una consideración de su parte, que ya había tenido oportunidad de rechazar cuando era cliente de Telefónica Chile y que esta vez tampoco dejaría pasar.
Sin embargo no me daría el pique a la sucursal de Telsur en vano. Bombardeado por promociones, hace tiempo me extrañaba que mi plan de telefonía ilimitada + Internet de (supuestos) 4 megas siguiera costando 38.000 pesos mensuales. Antes de llegar decidí consultar en Movistar y descubrí que ellos prestaban el mismo servicio por 33.500 pesos.
Ahora serían ellos los que acabarían trasquilados.
- Vengo por 2 cosas -dije inspirando- ustedes me cargaron un servicio que yo no pedí y además me están cobrando más que otra compañía por el mismo servicio.
La ejecutiva miró la cotización que me dieron en Movistar, luego hojeó una carpeta con infinidad de promociones y descubrió que -casualmente- mi plan ahora costaba lo mismo.
- ¿Y entonces por qué no me lo habían rebajado antes? -protesté.
- Porque usted no lo solicitó -respondió ella.
(Probablemente Telsur evita así que una horda de clientes furiosos destruya sus sucursales porque les rebajaron el precio de su plan sin consultarles).
- Pero la “mantención garantizada” me la cargaron sin preguntar.
- Se informó en su cuenta de noviembre.
- Pero no lo autoricé. Se supone que no pueden asumir que yo…
- Según el reglamento de Telecomunicaciones -me interrumpió- las empresas tienen la facultad de hacer cargos de valor agregado con sólo informar al usuario.
- Pues me parece una actitud bastante flaite de su empresa.
- No conozco ese término, señor -dijo casi robóticamente.
- Rasca, ordinaria, mala clase, baja, vil…
- Pero no es ilegal.
- Lo legal no necesariamente es ético -retruqué picado.
- Bueno, si gusta puede formalizar un reclamo en…
Acabé por firmar el papel para que me rebajaran el plan -desde el mes subsiguiente- y anularan el cobro de la mantención garantizada… el que volvió a aparecer este mes.
Sin embargo la reflexión del asunto es agria. En Chile, comúnmente debemos llamar o acudir a las empresas para defendernos de cobros indebidos, servicios no solicitados, comisiones o reajustes que no se traspasan (cuando son a la baja, claro).
Recordando casos similares con Telefónica Chile, Telmex, Almacenes París, Sodimac o Ripley, nunca he entendido esa tendencia de nuestro empresariado a la ganancia pequeña, mezquina. Esa que le reditúa minucias a costa de la confianza de sus usuarios.
Aunque en realidad no son tan pequeñas. Hacia 2008, Telsur tenía 220.000 abonados a telefonía y 71.000 a Internet. A 700 pesos por nuca, la jugada le reporta potenciales 203 millones de pesos mensuales… sin siquiera moverse de su escritorio.
Es un robo hormiga corporativo, donde las víctimas somos nosotros.
La premisa es que en vez de proponer, se impone y, al igual como la anciana de la historia recurría al ardid para ganarse unas monedas extra, las empresas constantemente buscan nuevas formas de meter la puntita. Por si pasa.
Hey. Quizá el apelativo sí se relacionaba con el hentai después de todo.