Sobre el caso de Jessica Alarcon, piloto de la Fach y de Lorena Schmolz, ex carabinera

Valparaíso. Diputado Sergio Ojeda.

He denunciado ante la Cámara de Diputados un acto de discriminación y abierta intervención en la vida privada de las personas y concretamente de la piloto Jessica Alarcón, expulsada de la FACH por fraternizar con un Suboficial mientras estaba en Comisión de Servicio en Haití.


A esto se agrega el caso comentado por el Diario Austral de Osorno, relacionado con la ex uniformada María Lorena Schmolz Catrilef que mantuvo una relación sentimental y la ocultó por once años, mantenida con el capitán de Carabineros Rodrigo Gómez Echeverría.

Los fundamentos para sancionar a la ex piloto, se basan en el que el Reglamento interno de la FACH da cuenta de que ella no se puede relacionar con alguien inferior en grado y jerarquía. Y la acusan de desobedecer la orden de no alterar las relaciones jerárquicas entre el personal.

Y respecto de los ex Carabineros, se fundamenta en que no es conveniente que el Capitán Rodrigo Gómez Echeverría contraiga matrimonio con la señorita María Lorena Schmolz Catrilef, ya que el entorno social de ésta es de estrato bajo, incompatible con la condición de cónyuge de un oficial de Carabineros, por lo tanto inadecuado para su desarrollo profesional y familiar.

Las dos fundamentaciones son una aberración y un absurdo en los tiempos modernos. Constituyen un conflicto de castas sociales impropias dentro de la madurez que nuestro país se ha plasmado en los temas sociales.

Es una abierta discriminación y una intromisión ignominiosa a la vida privada de las personas, es una violación fragante a los Derechos Humanos que nos dicen que todas las personas nacen iguales en dignidad y derechos proclamados por la Declaración Universal, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, posición política, origen nacional o social. Y todos somos iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de aquella.

Y los hombres y mujeres a partir de la edad núbil tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia.

Y el Estado no debe alterar ni conculcar estos derechos. Y a éste le queda prohibido inmiscuirse en la vida privada de las personas, la que debe desarrollarse normalmente en todas las facetas de su vida. Hay espacios que son absolutamente privativos de la persona humana. Dentro del ámbito de los uniformados se debe valorar el cumplimiento de un deber o de las funciones propias de quién ejerce un cargo o del grado. Pero no hay mando sobre la vida afectiva de las personas y el cumplimiento de un deber no faculta para ir más allá de estas obligaciones propias del cargo o del grado. Por ello ningún reglamento, ni ley puede interferir en la vida emocional de las personas. Si Carabineros o la FACH lo hacen y lo hacen las demás Instituciones Armadas, es impresentable. Sobre todo, cuando la tendencia mundial es crear condiciones de igualdad entre las personas y terminar con las desigualdades y las discriminaciones. Los reglamentos e instrucciones que hablan de alterar la pirámide jerárquica en la relación entre los uniformados, son normas arcaicas, obsoletas, fuera de los tiempos y absolutamente arbitrarias, por lo que debe ser derogadas.

El amor es uno solo. No hay amor rico ni amor pobre. Ni este se puede partir en dos partes. Es grande e indivisible.
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