Pascalinos emprendedores: Josefa Rubilar y sus aros artesanales
Osorno. BPS.
Los Pascalinos también son emprendedores y eso puede demostrarse con innumerables ejemplos. Uno de ellos es el Josefa Rubilar Concha que a sus 9 años ya se propuso comenzar el camino de la producción de aros con el fin de juntar dinero y cumplir parte de sus sueños.
Va en el 4º básico B y cuenta que le ha ido bien, “ya he vendido tres pares de aros entre mis compañeras”, afirma, agregando que incluso ya tiene encargos de amigas del furgón escolar donde cada día viene y regresa a su hogar.
Su negocio son los aros de mostacilla y otro tipo de bisutería, que según lo comprobado, son casi una adicción para aquellas que gustan adornar sus orejas. Josefa cuenta que su madre, María José, se los enseñó hacer, “yo estaba aburrida un día y fue así como aprendí. Luego me di cuenta que podía vender los que hacía para abrir una cuenta de ahorro y comprar un notebook”, relata la emprendedora pascalina.
Pero ojo que no sólo se conforma con el mercado osornino; según adelantó, piensa explorar Temuco, donde viven sus abuelos. Allá también pretende ir a mostrar sus creaciones, esas que vende a 500 pesos por par y con las cuales poco a poco espera comprarse aquel notebook con el que sueña.
Los Pascalinos también son emprendedores y eso puede demostrarse con innumerables ejemplos. Uno de ellos es el Josefa Rubilar Concha que a sus 9 años ya se propuso comenzar el camino de la producción de aros con el fin de juntar dinero y cumplir parte de sus sueños.
Va en el 4º básico B y cuenta que le ha ido bien, “ya he vendido tres pares de aros entre mis compañeras”, afirma, agregando que incluso ya tiene encargos de amigas del furgón escolar donde cada día viene y regresa a su hogar.
Su negocio son los aros de mostacilla y otro tipo de bisutería, que según lo comprobado, son casi una adicción para aquellas que gustan adornar sus orejas. Josefa cuenta que su madre, María José, se los enseñó hacer, “yo estaba aburrida un día y fue así como aprendí. Luego me di cuenta que podía vender los que hacía para abrir una cuenta de ahorro y comprar un notebook”, relata la emprendedora pascalina.
Pero ojo que no sólo se conforma con el mercado osornino; según adelantó, piensa explorar Temuco, donde viven sus abuelos. Allá también pretende ir a mostrar sus creaciones, esas que vende a 500 pesos por par y con las cuales poco a poco espera comprarse aquel notebook con el que sueña.