Otra desigualdad social: tecnología y educación
Por
Alejandra Fuenzalida, Directora Ejecutiva de United Way Chile.
En Chile llevamos años trabajando en la reducción de la pobreza y desigualdad. Planes estatales de focalización de recursos y políticas sociales con enfoque de derecho e intervenciones de fundaciones y ONG, son algunas de las iniciativas para reducir brechas sociales. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, esta pandemia ha expuesto grandes diferencias sociales, en una tarea pendiente: la inequidad en materia de conectividad.
El ejemplo más palpable de desigualdad en este ámbito es el acceso a internet para la educación. Si ya la enseñanza a nivel presencial es materia de discusión permanente, la necesidad de teleducación revela una cruda realidad, revelando una brecha impactante, pues en la actualidad y en el contexto de pandemia, no todos pueden acceder de forma equitativa a conexiones de calidad.
Tenemos a miles de estudiantes sin acceso a documentos académicos, a familias con déficit de internet por la cantidad de usuarios y profesores, que por cuenta propia, recorren largos caminos para entregar material a sus alumnos.
Para dejar de lado estas historias es imperioso que en Chile contemos con una mejor infraestructura tecnológica que permita optimizar las redes de conexión en las ciudades y sectores rurales. Por último, necesitamos como sociedad otorgar más oportunidades para acceder a lo que hoy, debido a los avances de la tecnología, se considera básico para el aprendizaje, como computadores, impresoras, y otras herramientas utilizadas en educación, considerados materiales indispensables para un buen desarrollo lectivo de niñas, niños y jóvenes.

Fuente de la información: Claudia Orellana González - e-press
En Chile llevamos años trabajando en la reducción de la pobreza y desigualdad. Planes estatales de focalización de recursos y políticas sociales con enfoque de derecho e intervenciones de fundaciones y ONG, son algunas de las iniciativas para reducir brechas sociales. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, esta pandemia ha expuesto grandes diferencias sociales, en una tarea pendiente: la inequidad en materia de conectividad.
El ejemplo más palpable de desigualdad en este ámbito es el acceso a internet para la educación. Si ya la enseñanza a nivel presencial es materia de discusión permanente, la necesidad de teleducación revela una cruda realidad, revelando una brecha impactante, pues en la actualidad y en el contexto de pandemia, no todos pueden acceder de forma equitativa a conexiones de calidad.
Tenemos a miles de estudiantes sin acceso a documentos académicos, a familias con déficit de internet por la cantidad de usuarios y profesores, que por cuenta propia, recorren largos caminos para entregar material a sus alumnos.
Para dejar de lado estas historias es imperioso que en Chile contemos con una mejor infraestructura tecnológica que permita optimizar las redes de conexión en las ciudades y sectores rurales. Por último, necesitamos como sociedad otorgar más oportunidades para acceder a lo que hoy, debido a los avances de la tecnología, se considera básico para el aprendizaje, como computadores, impresoras, y otras herramientas utilizadas en educación, considerados materiales indispensables para un buen desarrollo lectivo de niñas, niños y jóvenes.

Fuente de la información: Claudia Orellana González - e-press