Aprendizajes de la educación online

Educación online
Por Glenda J. Gutiérrez Vásquez y Ricardo Rubén Vega Bois, Académicos Universidad de Los Lagos.

En los diferentes niveles educacionales nos hemos enfrentado a modalidades de enseñanza – aprendizaje online, no siendo la universidad una excepción al respecto, debiendo adecuar e implementar recursos y modalidades, requiriendo no sólo esfuerzos de los docentes y la institución, sino de los propios educandos, principalmente mucha motivación.

Respecto a la motivación necesaria que debe tener el estudiante, se afirma que la metodología más eficaz para poder desarrollar correctamente este modelo de educación, es mucha disciplina y autonomía, ya que única y exclusivamente dependerá en gran medida del destinatario si quiere progresar para poder ampliar y reforzar sus conocimientos o no (Fernández, 2017).

Varios contenidos curriculares presentan características que los hacen complejos de entregar en formas distintas de la tradicional, es así como matemáticas, finanzas, contabilidad, costos y presupuestos, entre otras, ofrecen el desafío de presentar creativamente con el apoyo de aplicaciones facilitadoras, no siempre dominadas por todos los docentes o simplemente consideradas no cómodas o prácticas para dichos efectos. Aun así el balance es positivo.



En reciente investigación aplicada en la Universidad de Los Lagos acotada a una carrera, se indica que “en general podemos concluir que se presentaron claramente dos realidades que convergieron a una misma, las clases 100% online, presentando diferencias entre estudiantes nuevos versus los antiguos, con impactos convergentes en algunas dimensiones, como la valorización de los esfuerzos y el respeto recibido, pero a la vez con divergencias respecto a valorización de procesos. Marca a la vez una diferencia el mayor nivel de abstención de opinión de primer año, a lo mejor incidido por una falta de conocimiento de procesos no vividos” (Vega & Gutiérrez, 2020), evidenciando diferencias marcadas entre el impacto que tuvieron estos procesos en los estudiantes recién ingresados versus los más antiguos.

Fue tema de análisis previo el cómo abordar a los estudiantes que se incorporaban por primera vez a la educación superior, con esfuerzos, motivaciones, esperanzas y principalmente altas expectativas, los cuales hasta principios de marzo se preparaban para asistir presencialmente al campus universitario. Abruptamente debieron enfrentarse a una metodología a distancia, sin interactuar en forma tradicional con compañeros (as) y docentes, asumiendo además el uso de tecnologías de las comunicaciones, ahora no sólo para interactuar en redes sociales, sino como instrumentos de conectividad con el aula virtual y plataformas interactivas de trabajo académico. Respecto a los estudiantes más antiguos, la tarea era similar, con el “crédito” de las experiencias presenciales y el conocimiento docente – estudiantes en la mayoría de los casos.

Como principales aprendizajes podemos concluir algunas en validaciones tales como:

Todo sistema requiere para su funcionamiento adecuado de la colaboración y el compromiso de las partes involucradas. Quedó demostrado que lo implementado funcionó relativamente en forma exitosa por cuanto la institución, los docentes y principalmente los estudiantes facilitaron con su entrega y compromiso que así fuera.

La adaptación al cambio es una virtud de las personas, aun cuando siempre existirá resistencia inicial. Acá en este caso se estaba (emergencia sanitaria mundial de por medio) en una necesidad práctica de implementación en forma radical, inmediata y total, pudiéndose tener pequeñas “marchas blancas” sin mucho espacio de extensión, siendo la respuesta de los involucrados excepcionalmente positiva.

Una buena planificación otorga altos porcentajes de éxito en las implementaciones. Si bien todo fue repentino y contra el tiempo, en nuestra institución se trabajó intensamente para adaptar plataforma de apoyo, instrucción de docentes y monitoreo de necesidades de conectividad de los estudiantes, siendo mucho más exitoso que en otras entidades.

La universidad es más que un lugar físico, es un ambiente de análisis, discusión y transmisión de conocimiento independiente del lugar en que se manifieste.

Si bien hay autores como Silva (2020) que indican que “los sistemas educativos en todos sus niveles no están preparados para la educación a distancia. Los docentes se formaron para dar clases en forma presencial, no online, además no se capacitaron. Si bien se les ha impuesto hacerlo y se están creando repositorios y el ministerio lo que ofrece es un repositorio de recursos virtuales, nadie se está haciendo responsable de crear una escuela online y entornos virtuales de aprendizaje", podemos evidenciar y dar testimonio que en nuestra universidad se logró implementar, transmitir y ejecutar con relativo éxito una modalidad de educación virtual que llegó para quedarse, no en su totalidad sino como apoyo alternativo al sistema tradicional.

Los procesos de enseñanza – aprendizajes virtuales tuvieron abruptamente su prueba de fuego y en nuestro caso, perfeccionables y todo, han probado que pueden ser una alternativa docente complementaria que llegó para quedarse. Estábamos al debe de innovar aplicando y utilizando en todo su potencial, las aplicaciones tecnológicas disponibles, no tan sólo para comunicación social sino en toda su magnitud en procesos de enseñanza – aprendizajes.


Comunicado de Prensa / Fuente: Ricardo Rubén Vega Bois
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