Cuidar la salud: la riqueza más preciada

Dr. Franco Lotito C
Por Dr. Franco Lotito C. Académico e Investigador (UACh) – www.aurigaservicios.cl



“El que no tenga tiempo para su salud, lo deberá tener para su enfermedad” (Dieter Hanning, experto alemán en salud holística).

En una oportunidad, el Dalai Lama, el monje tibetano más respetado y admirado del siglo XXI, señaló que a él, una de las cosas que más lo sorprendía del hombre occidental, era que esta persona perdía su salud con el fin de ganar dinero, después perdía todo el dinero ganado con el objetivo de recuperar la salud y, por el hecho de pensar ansiosamente en el futuro, no alcanzaba a disfrutar el presente, razón por la cual, el hombre occidental, finalmente, no era capaz de vivir ni el presente ni el futuro.

En honor a la celebración del Día Mundial de la Salud cada 7 de abril, tal vez sea el momento –y la hora– de que cambiemos nuestras prioridades y fijemos nuestra atención en algo que cuando la tenemos no sabemos valorarla y que sólo aprendemos a apreciarla cuando ya no la tenemos: nuestra salud.

Si bien, no se puede tener la imagen de la salud de una persona solamente a través de un conjunto de cifras y números, es un hecho incuestionable que el acto de disponer de ciertos indicadores permite a las personas interesadas en su bienestar, tener una visión más clara de su estado de salud, en función de lo cual, se pueden tomar algunas decisiones importantes, ya sea de tipo preventivas, o bien, de tipo correctivas. La combinación única que resulta de la carga genética, así como del estilo de vida que lleva el sujeto y el ambiente en el que vive una persona, determina que la salud represente algo más que un mero “conjunto de datos y cifras”, por cuanto, el ser humano, es una unidad psico-física-espiritual, en que cada uno de los componentes, influye sobre el otro.

Teniendo esto presente, existen algunos indicadores que representan marcadores relevantes del “kilometraje humano” y corresponden al reflejo de una buena –o mala– condición física. Por tanto, es fácil comprender que el hecho de saber interpretar adecuadamente dichos índices puede ayudar a identificar las áreas de salud que es preciso trabajar. Los índices que se muestran a continuación han sido tomados de la prestigiosa institución de salud norteamericana Mayo Clinic, y deben ser visualizados como “cifras de referencia”, ya que, aún cuando los datos referenciales calcen para millones de personas, siempre diferimos en algo de nuestros semejantes. Revisemos algunos de estos índices:
  1. Presión sanguínea: una presión arterial elevada (hipertensión) aumenta de manera notable el riesgo de sufrir enfermedades cardio- y cerebro-vasculares (ACVs), así como también enfermedades de tipo renal crónica, experimentar cambios cognitivos, sufrir lesiones en los ojos, desencadenar aneurismas, sufrir insuficiencia cardíaca, entre otros trastornos. Una presión sistólica alta (número mayor) significa que una presión elevada en las arterias durante cada latido del corazón es suficientemente grande como para que a la larga vaya debilitando las paredes vasculares. En tanto que la presión diastólica (el número menor) significa que el corazón y los vasos sanguíneos no se relajan lo suficiente entre los latidos. Esto implica que las personas deben estar atentas a los incrementos sostenidos, ya sea de la presión sistólica o de la diastólica. Los siguientes índices son clasificaciones para personas adultas, pudiendo presentarse una cierta variación entre ellos, por cuanto, se considera que los valores óptimos para la presión sistólica deberían ser algo menores a 120, en tanto que para la diastólica, el valor óptimo sería una cifra algo menor a 75. Indicadores generales: presión arterial Normal: de 120 a 129/75 a 79 mmHg; Normal-alto: de 130 a 139/80 a 89 mmHg; Hipertensión: permanentemente mayor de 140/90 mmHg. Si por casualidad su presión sanguínea fuera superior a 190/110 mmHg o más, la recomendación es consultar de inmediato con un médico.
  2. Colesterol: el colesterol total está constituido por las lipoproteínas de baja densidad (LDLs), las de alta densidad (HDLs) y otras partículas sanguíneas. Aún si el colesterol total está en un buen nivel (bajo los 200mg/dL), una LDL alta o una HDL baja significa un riesgo cardiovascular, es decir, el material graso se deposita en las paredes de los vasos sanguíneos, ocasionando un deterioro progresivo y una reducción del flujo sanguíneo. Para calcular la relación de colesterol ideal, es preciso dividir el colesterol total por la HDL. Un indicador positivo es cuando el resultado es menor a 4,5.
  3. Grasas: una dieta rica en grasa aumenta el riego de desarrollar una enfermedad cardiovascular y tener presión sanguínea alta. Hay que consumir sólo el 30% de las calorías diarias en forma de grasa. Para calcular la cifra ideal, divida las calorías diarias que usted necesita por 30. Por ejemplo: si usted necesita 1.800 calorías diarias, limite el consumo de grasas a 60 gramos (1.800:30 = 60).
  4. Calorías: las grasas han acaparado la atención de las personas preocupadas por la salud, pero el control del peso también requiere fijarse en el balance entre las calorías que se consumen y las que se queman en las actividades diarias. Por lo tanto, calcular cuántas calorías necesita consumir al día –siempre que usted no sea un deportista de alto rendimiento– es algo simple. Para mantener el peso: multiplique su peso actual en kilos x 29, que es el número de calorías diarias que usted puede consumir. Por ejemplo: 75 kilos x 29 = 2.175 calorías. Si ahora quiere bajar de peso: multiplique su peso actual en kilos x 22, que es el número de calorías a consumir. Por ejemplo: 85 kilos x 22= 1.870 calorías, que corresponde al número de calorías que la persona debería consumir, si realmente desea bajar de peso.
  5. Cintura y caderas: un peso excesivo alrededor del vientre (cuerpo en forma de manzana) aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, tener presión sanguínea elevada o sufrir de diabetes. Quienes tienen grasa en exceso en las caderas y muslos (cuerpo en forma de pera) tienen un menor riesgo de salud, equivalente a la gente que no tiene sobrepeso. La forma en cómo se distribuye la grasa corporal se expresa en la relación cintura-cadera. Para calcular el índice haga lo siguiente: 1. Mida su cintura a la altura del ombligo 2. Mida su cadera en el punto más ancho (a nivel de los glúteos). 3. Divida la medida de la cintura por la de la cadera. Si es hombre, una cifra superior a 1,0 indica un mayor riesgo de salud. Si es mujer, los riesgos están a asociados a una cifra mayor a 0,85.
  6. Peso corporal: un estudio publicado por la revista médica inglesa The Lancet mostró que en los hombres un aumento de 16 kilos sobre su peso normal, además de generar una serie de graves trastornos de salud (diabetes, problemas a la columna, riesgos cardiovasculares, insuficiencia cardíaca, etc.), representaba un incremento en la posibilidad de desarrollar cáncer de esófago, tiroides, de colon y riñón que iba de un 24 a un 52%. Además, en los hombres gordos se presentaban más casos de tumores rectales que en los hombres con peso normal. En las mujeres, el aumento de 14 kilos sobre su peso normal, implicaba un incremento del 34 al 59% de mayor riesgo de desarrollar cáncer de útero, esófago, colon, vesícula, endometrio y riñón.
Uno de los factores que ayuda a mantener en forma y con buena salud a nuestro cuerpo, es la realización de actividad física en forma regular, ya que llevar una vida sedentaria aumenta el riesgo de desarrollar diversos males que pueden adquirir el carácter de catastróficos: diabetes, osteoporosis, ACVs, sobrepeso y obesidad, insuficiencia cardiopulmonar, cáncer, etc.
 
En este sentido, distintos estudios internacionales han llegado a la misma conclusión: hacer actividad física moderada por al menos 30 minutos al día durante cinco días a la semana permite a las personas, indistinto de su edad y sexo, mantenerse sanas y vitales.
 
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