"Trabajo con la primera infancia", una deuda pendiente en materia laboral y social

Dinelly Ángulo Garcés
Por Dinelly Angulo Garcés, candidata a concejala por Osorno.

En medio de airados debates por la protección y desarrollo de la infancia, destaca la exigencia de fortalecer la educación en la primera infancia. Sin embargo, dicho reclamo no profundiza en las implicancias directas, que no sólo tienen que ver con lo político técnico, sino también con lo laboral, ahí sigue existiendo una deuda importante con los trabajadores.

El trabajo formativo con la primera infancia descansa en Chile en los educadores, técnicos y profesionales vinculados a dicha área y es ahí donde se observan diferentes tratos laborales, partiendo desde la modalidad de contratación, dependencia jerárquica, carga horaria y por supuesto en los salarios y beneficio laborales.

En general, la educación en la primera infancia es efectuada en Chile por una planta de trabajadores que en un 96 por ciento son mujeres, de las cuales un 70 por ciento son jefas de hogar.

Se reparten en establecimientos pertenecientes directamente al Estado, a través de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI), vinculadas a fundaciones sin fines lucro, como Integra, o municipales, en escuelas o a través de los programas Vía Transferencia de Fondos (VTF). También están los recintos subvencionados o, directamente, privados.

Si bien existen puntos en común similares, como es la necesidad de subir los sueldos, aumentar la planta de personal, reducir la carga horaria, capacitación permanente y apoyo psico emocional y social, también hay situaciones requieren que se iguale el trato que se da a los trabajadores de la primera infancia.

Por ejemplo, la situación de los establecimientos VTF, a cargo del Departamento de Administración de la Educación Municipal debe ser revisada, pues se necesita que se homologuen sueldos y beneficios que tienen otras trabajadoras de la infancia contratadas en otras instituciones.

La diferencia en las modalidades de contratación es una deuda que debe ser subsanada, pues puede ser a través de estatuto administrativo o por el Código del Trabajo, por lo que existen diferencias importantes en materia laboral para una función que en general es la misma en todas las instituciones.

Sin embargo, la pandemia y el confinamiento nos han sometido a una situación común en materia laboral: el teletrabajo.

Si bien nos permite seguir teniendo empleo y nos mantiene en contacto con nuestros niños y niñas, con el paso del tiempo el estrés emocional se ha hecho un molesto integrante del salón de clases virtual, no sólo en los formadores, sino en toda la comunidad educativa.

Más cuando desde el Estado no se han generado las condiciones de conectividad y acceso a ésta, así como otras condiciones inmediatas necesarias del proceso de enseñanza aprendizaje a través de internet.

Todo ello aumenta la carga emocional en las y los que trabajamos con la primera infancia.

No podemos decir que queremos mejorar el trato que le damos a la infancia sino pensamos en que ese trabajo es realizado por un gran número de personas, en su mayoría mujeres, que tienen los mismos problemas y necesidades de los padres y apoderados.

También somos madres y jefas de hogar, también somos trabajadoras y trabajadores que demandamos justicia social.



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