Folie à deux: locura de a dos o trastorno psicótico compartido

Folie à deux: locura de a dos o trastorno psicótico compartido
Por el Dr. Franco Lotito C. , Académico, escritor e investigador (PUC-UACh) – www.aurigaservicios.cl


El trastorno de ideas de carácter delirante de tipo inducidas, conocido también bajo el concepto de “trastorno psicótico compartido”, “folie à deux” o –literalmente– “locura de a dos”, es una extraña condición de trastorno mental que se caracteriza por una serie de síntomas psicóticos en dos –o más– individuos que mantienen una relación interpersonal cercana.

Cuando el trastorno es compartido por más de dos personas se llama en francés “folie à trois” (locura de a tres), “folie à quatre” (locura de a cuatro) o incluso “folie à plusieurs”, es decir, locura de muchos.

De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) la característica principal del trastorno psicótico compartido se relaciona con una idea delirante que se desarrolla en un sujeto implicado en un vínculo estrecho con otra persona –denominado “caso primario”– que sufre un trastorno psicótico con ideas delirantes, en que el primer sujeto pasa a compartir las creencias delirantes del caso primario, ya sea en parte o en su totalidad.

En este sentido, en el trastorno psicótico compartido una creencia delirante o de tipo paranoica, se transmite y/o contagia al otro, de modo que entre las dos personas logran que esa creencia delirante se haga cada vez más poderosa. El concepto “folie à deux” tiene su origen en Francia y se utilizó por primera vez para describir y diagnosticar el caso del matrimonio de Margaret y Michel, una pareja que experimentó un trastorno psicótico compartido. En el caso de esta pareja, los especialistas no lograron identificar cuál de los dos inició el ciclo de la psicosis, pero sí pudieron determinar que ambas personas se sumergieron en una suerte de “circuito de retroalimentación” que reforzó aún más los delirios de la pareja.

La literatura y las investigaciones señalan que hay tres maneras distintas de llegar a desarrollar este trastorno mental:
  1. “Locura impuesta” (Folie imposée): se produce cuando una de las dos personas –que es considerada como dominante– crea una alucinación o idea delirante –ya sea de tipo religiosa, criminal, celotípica, una idea de negocio de tipo grandiosa, etc.– durante un episodio psicótico y termina por imponérsela al otro sujeto, o incluso, a varias personas de su entorno.
  2. “Locura simultánea” (Folie simultanée): se produce cuando dos personas que en forma previa padecían algún trastorno psiquiátrico, retroalimentan el delirio del otro, generando síntomas similares, a los cuales contribuyen ambas partes.
  3. “Locura inducida” (Folie induite): se produce cuando un individuo ejerce una influencia sobre otro, con la diferencia de que el segundo sujeto desarrolla una psicosis de carácter diferente.
Las personas que desarrollan la locura de a dos, generalmente, suelen mantener una estrecha relación entre ambas, aislándose de los demás, o bien, mantienen escasa interacción con las demás personas y/o no los toman en cuenta. Este trastorno suele presentarse en situaciones que pueden ser estresantes y que pueden dar pie para el desencadenamiento de síntomas psicóticos. En los sujetos afectados por la folie à deux, suele haber uno de ellos que es más dominante que el otro, quien sería el primero que sufre el trastorno, en tanto que el segundo sería el más dependiente, quien es considerado como el “individuo inducido al trastorno”.

Además de la posible vulnerabilidad de poder ser afectado por el trastorno psicótico, la “dependencia emocional” extrema también representa un factor importante a tener en cuenta en este trastorno, donde se da una confluencia intercambiable entre las dos personas, es decir, se viven los síntomas de la otra persona como si fueran propios.

De acuerdo con un estudio de Inés Morán y Asunción de Concepción, la folie à deux sería un trastorno de gran relevancia para la comprensión de la psicopatología humana, por cuanto representa el ejemplo más claro de lo que es una “relación patológica y que constituye la única situación en el que los síntomas psicóticos son realmente contagiosos”. Ambas investigadoras destacan que uno de los sujetos, en este caso el “inductor” o “principal” traspasa el delirio al “acompañante secundario” o “receptor”, y ambos, a partir de ese mismo instante se apoyan y retroalimentan mutuamente en sus creencias delirantes.

En el ámbito criminal se han dado varios casos extremos de “parejas asesinas”, ya sea del mismo sexo o de distinto sexo, en que dos personas que comienzan a mantener una relación, advierten que a ambas les agrada, les atrae y les excita el acto de atentar contra el bienestar de otras personas, ya sea, atacándolas físicamente –a través de ejercer torturas sobre ellas, hasta el extremo de asesinarlas–, o bien, de atacarlas sexualmente, condición que hace que ambas personas se retroalimenten, se sinergicen en sus acciones criminales y busquen repetir la experiencia, una y otra vez.

Un posible caso de folie à deux en Chile fue el de los “psicópatas de Viña del Mar”, en que dos carabineros, Jorge Sagredo Pizarro y Carlos Topp Collins, fueron las personas responsables de diez asesinatos y cuatro violaciones en la década de los 80, quienes, luego de ser detenidos y juzgados, fueron condenados a morir por fusilamiento.

Otro caso ocurrido fuera de nuestro país, es el de la pareja llamada “las amantes fatales” –Gwendolyn Graham y Cathy Wood– responsables del asesinato por sofocamiento de cinco mujeres de la tercera edad. Un tercer ejemplo de parejas asesinas, es el Susan y Michael Bear Carson, quienes asesinaron a tres personas debido a que “entes superiores les habían ordenado deshacerse de sus enemigos” y realizar rituales mortales. Así como estos casos, hay muchos otros más que llaman la atención de los expertos y especialistas por lo brutal que pueden llegar a comportarse estas personas cuando entran en la llamada “folie à deux”.

Igual cosa sucede con los integrantes de algunas sectas religiosas, en que uno de ellos –generalmente el líder– está convencido de ser un “enviado de Dios” y termina por imponer su idea delirante de carácter religioso sobre sus múltiples seguidores –o “locura de muchos”–, tal como fue el caso de la secta chilena liderada por un sujeto que se hacía llamar Antares de la Luz y que terminó quemando vivo a un recién nacido como parte de un ritual para salvarse del fin del mundo que, según la secta, estaba próximo a producirse.

Si bien, los casos de locura compartida no son muchos y no existe información sistemática disponible, este tipo de casos suele llamar mucho la atención de los expertos por lo extraño y peculiar de la forma en cómo se desarrolla y afecta la mente de las personas.


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