Los desconocidos beneficios de los árboles para la salud

Los desconocidos beneficios de los árboles para la salud
La exposición a los bosques y a los árboles estimula el sistema inmunológico de nuestro cuerpo. Al respirar aire fresco, inhalamos fitoncidas, sustancias químicas que las plantas emiten para protegerse de insectos. Estas sustancias tienen propiedades antibacterianas y antifúngicas que ayudan a las plantas a combatir enfermedades. Cuando los seres humanos inhalamos fitoncidas, nuestro cuerpo responde aumentando la cantidad y actividad de células asesinas naturales (NK), un tipo de glóbulo blanco que elimina células infectadas por tumores y virus.

Un estudio mostró que el aumento de la actividad de las células NK tras un viaje de tres días y dos noches en un bosque duró más de 30 días. Investigadores japoneses están explorando si la exposición a los bosques puede prevenir ciertos tipos de cáncer.

Pasar tiempo alrededor de los árboles reduce el estrés, la presión arterial y mejora el estado de ánimo. Numerosos estudios demuestran que tanto hacer ejercicio en el bosque como simplemente sentarse mirando los árboles reduce la presión arterial y las hormonas relacionadas con el estrés, como el cortisol y la adrenalina. Incluso mirar fotografías de árboles tiene un efecto positivo, aunque menos intenso.

Los estudios realizados en áreas urbanas no plantadas no mostraron la misma reducción de los efectos relacionados con el estrés. Usando la prueba Perfil de estados de ánimo, los investigadores encontraron que los viajes al bosque redujeron significativamente la ansiedad, depresión, ira, confusión y fatiga. Como el estrés inhibe el sistema inmunológico, los beneficios de reducir el estrés en los bosques se magnifican aún más.

Los espacios verdes en las zonas urbanas son tan importantes como los bosques rurales. Alrededor del 85% de la población estadounidense vive en áreas suburbanas y urbanas, donde los jardines, parques y árboles de las calles conforman lo que se llama un bosque urbano y comunitario. Estos espacios verdes son fundamentales, ya que son la principal fuente de acceso diario a los árboles.

Pasar tiempo en la naturaleza también ayuda a concentrarse. Nuestras vidas ocupadas pueden llevarnos a la fatiga mental, llamada fatiga de atención dirigida. Pasar tiempo en la naturaleza, observando plantas, agua, pájaros y otros aspectos naturales, da un descanso a la parte cognitiva del cerebro, mejorando nuestra capacidad de concentración y paciencia.

En los niños, la fatiga de atención provoca una incapacidad para concentrarse y controlar los impulsos. La parte del cerebro afectada por la fatiga de atención, la corteza prefrontal derecha, también está implicada en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Los estudios muestran que los niños que pasan tiempo en ambientes naturales tienen una reducción de la fatiga de atención, y los niños con TDAH muestran una disminución de los síntomas relacionados. Los investigadores están explorando cómo los ambientes naturales pueden complementar los tratamientos actuales para el TDAH, con la ventaja de ser accesibles, económicos y libres de efectos secundarios.

Los pacientes se recuperan de la cirugía más rápido y mejor cuando tienen una vista "verde". Un estudio encontró que los pacientes con vistas a la naturaleza tenían estancias postoperatorias más cortas, tomaban menos analgésicos y presentaban menos complicaciones posquirúrgicas en comparación con aquellos sin vistas o con vista a una pared de cemento.

La invasión del barrenador esmeralda del fresno (BEF), un escarabajo que mata a los fresnos, ha permitido observar el efecto de la pérdida de árboles en la salud humana. Un estudio analizó las muertes humanas relacionadas con enfermedades cardíacas y pulmonares en áreas afectadas por infestaciones de BEF. Se encontró que en 15 estados de Estados Unidos, el BEF se asoció con 6.113 muertes adicionales por enfermedades pulmonares y 15.080 muertes relacionadas con enfermedades cardíacas.

Si bien la investigación en Japón es innovadora, se necesita más investigación sobre los árboles que crecen en el noreste de Estados Unidos. Compartimos algunos de los mismos géneros con Japón, como el pino, el abedul y el roble, pero nuestras especies son diferentes y emiten fitoncidas distintos. 

Cuanto más sepamos sobre nuestros árboles locales, más aplicable será la ciencia para mejorar nuestra salud.


Fuente información: https://dec.ny.gov/nature/forests-trees/immerse-yourself-for-better-health
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