Osorno: Proyecto de cultivo de vides impulsa nueva oportunidad económica
En un esfuerzo por diversificar la matriz productiva de la provincia de Osorno, la Universidad Santo Tomás ha desarrollado un innovador proyecto que busca aprovechar el potencial del cultivo de vides en la zona. Bajo la dirección de Alexis Santibáñez, director académico de la institución, el proyecto ha involucrado a emprendedores locales de las comunas de San Juan de la Costa y San Pablo, generando nuevas oportunidades en la producción vitivinícola, tradicionalmente asociada a otras regiones del país.
El proyecto, financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Los Lagos, se centró en la plantación de vides en áreas con microclimas favorables, permitiendo el desarrollo de esta actividad agrícola en condiciones óptimas. Diez emprendedores locales participaron en la iniciativa, plantando pequeñas parcelas de viñedos, que se han adaptado exitosamente al clima de la zona.
Santibáñez explicó que, si bien Osorno es conocida como "la tierra de la leche y la carne", existen otras alternativas productivas que pueden florecer en la región, como es el caso del vino. El cambio climático y las condiciones geográficas particulares de las comunas involucradas han permitido que se puedan cultivar vides de calidad, un hecho que, hasta hace algunos años, parecía improbable en esta latitud.
El éxito del proyecto radica en el aprovechamiento del microclima local, especialmente en áreas cercanas a los ríos Rahue y Bueno, donde las temperaturas son más altas en comparación con otras zonas de Osorno. Esto favorece la producción de uvas con niveles adecuados de azúcar, esenciales para lograr la fermentación que produce vinos de calidad con un contenido alcohólico mínimo de 12,5 grados.
Las variedades de uva plantadas, como la Pinot Noir y otras cepas reconocidas, han mostrado un buen rendimiento en estas condiciones. Aunque el proyecto está aún en fase inicial, con viñedos pequeños de entre un cuarto y media hectárea, los resultados han sido prometedores. Los emprendedores involucrados ya están comercializando sus uvas a bodegas más grandes de la región.
Además de los beneficios directos para los productores, el cultivo de vides ofrece un potencial sinérgico con otras áreas de desarrollo, como el turismo y la gastronomía. Santibáñez destacó que el vino no solo es un producto agrícola, sino que también puede generar nuevas experiencias turísticas, como rutas del vino y eventos culturales en torno a la vitivinicultura.
A largo plazo, se espera que los emprendedores locales puedan no solo vender sus uvas, sino también producir sus propios vinos, fomentando una industria local más diversificada. "Es un proceso complejo, pero la posibilidad está ahí", afirmó Santibáñez, señalando que, con el tiempo y la organización adecuada, estas pequeñas viñas familiares podrían convertirse en referentes de la producción boutique en el sur de Chile.
Aunque el proyecto ha tenido un inicio exitoso, Santibáñez mencionó que aún queda trabajo por hacer, especialmente en términos de organización y comercialización. Actualmente, los productores están en un proceso de consolidación, y se espera que a medida que el proyecto avance, puedan obtener mejores precios por sus uvas y eventualmente producir su propio vino.
El proyecto ha demostrado que la diversificación productiva es posible en Osorno y que existen oportunidades para cambiar la matriz económica de la región. Sin embargo, para que iniciativas como esta continúen, es fundamental que se sigan habilitando fondos como el FIC, los cuales han estado cerrados durante los últimos dos años. "Es crucial que se reabran estos fondos para que las universidades y otros actores puedan seguir apoyando el desarrollo productivo local", subrayó Santibáñez.
En resumen, el cultivo de vides en Osorno es una iniciativa que no solo promueve la diversificación económica, sino que también aporta al desarrollo sostenible de las comunidades locales. Con un enfoque en la producción de pequeña escala y el aprovechamiento de los recursos naturales, este proyecto tiene el potencial de transformar la economía de la región y fortalecer su identidad productiva.
El éxito inicial de este proyecto invita a reflexionar sobre las posibilidades que ofrece la diversificación productiva en zonas que, tradicionalmente, han dependido de la ganadería y la agricultura convencional. Con el apoyo adecuado y la inversión en innovación, Osorno podría convertirse en un nuevo referente en la producción de vino en el sur de Chile.
Fuente información: Rocío Gambra
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El proyecto, financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Los Lagos, se centró en la plantación de vides en áreas con microclimas favorables, permitiendo el desarrollo de esta actividad agrícola en condiciones óptimas. Diez emprendedores locales participaron en la iniciativa, plantando pequeñas parcelas de viñedos, que se han adaptado exitosamente al clima de la zona.
Santibáñez explicó que, si bien Osorno es conocida como "la tierra de la leche y la carne", existen otras alternativas productivas que pueden florecer en la región, como es el caso del vino. El cambio climático y las condiciones geográficas particulares de las comunas involucradas han permitido que se puedan cultivar vides de calidad, un hecho que, hasta hace algunos años, parecía improbable en esta latitud.
El éxito del proyecto radica en el aprovechamiento del microclima local, especialmente en áreas cercanas a los ríos Rahue y Bueno, donde las temperaturas son más altas en comparación con otras zonas de Osorno. Esto favorece la producción de uvas con niveles adecuados de azúcar, esenciales para lograr la fermentación que produce vinos de calidad con un contenido alcohólico mínimo de 12,5 grados.
Las variedades de uva plantadas, como la Pinot Noir y otras cepas reconocidas, han mostrado un buen rendimiento en estas condiciones. Aunque el proyecto está aún en fase inicial, con viñedos pequeños de entre un cuarto y media hectárea, los resultados han sido prometedores. Los emprendedores involucrados ya están comercializando sus uvas a bodegas más grandes de la región.
Además de los beneficios directos para los productores, el cultivo de vides ofrece un potencial sinérgico con otras áreas de desarrollo, como el turismo y la gastronomía. Santibáñez destacó que el vino no solo es un producto agrícola, sino que también puede generar nuevas experiencias turísticas, como rutas del vino y eventos culturales en torno a la vitivinicultura.
A largo plazo, se espera que los emprendedores locales puedan no solo vender sus uvas, sino también producir sus propios vinos, fomentando una industria local más diversificada. "Es un proceso complejo, pero la posibilidad está ahí", afirmó Santibáñez, señalando que, con el tiempo y la organización adecuada, estas pequeñas viñas familiares podrían convertirse en referentes de la producción boutique en el sur de Chile.
Aunque el proyecto ha tenido un inicio exitoso, Santibáñez mencionó que aún queda trabajo por hacer, especialmente en términos de organización y comercialización. Actualmente, los productores están en un proceso de consolidación, y se espera que a medida que el proyecto avance, puedan obtener mejores precios por sus uvas y eventualmente producir su propio vino.
El proyecto ha demostrado que la diversificación productiva es posible en Osorno y que existen oportunidades para cambiar la matriz económica de la región. Sin embargo, para que iniciativas como esta continúen, es fundamental que se sigan habilitando fondos como el FIC, los cuales han estado cerrados durante los últimos dos años. "Es crucial que se reabran estos fondos para que las universidades y otros actores puedan seguir apoyando el desarrollo productivo local", subrayó Santibáñez.
En resumen, el cultivo de vides en Osorno es una iniciativa que no solo promueve la diversificación económica, sino que también aporta al desarrollo sostenible de las comunidades locales. Con un enfoque en la producción de pequeña escala y el aprovechamiento de los recursos naturales, este proyecto tiene el potencial de transformar la economía de la región y fortalecer su identidad productiva.
El éxito inicial de este proyecto invita a reflexionar sobre las posibilidades que ofrece la diversificación productiva en zonas que, tradicionalmente, han dependido de la ganadería y la agricultura convencional. Con el apoyo adecuado y la inversión en innovación, Osorno podría convertirse en un nuevo referente en la producción de vino en el sur de Chile.
Fuente información: Rocío Gambra
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