El trabajo y el emprendimiento pilares del desarrollo

Por: Hugo Pérez White.
Hay empresarios en nuestro país, que han surgido en base a dedicación, esfuerzo, inteligencia y capacidad organizacional, que creen en sus ideas e invierten sus capitales corriendo el riesgo de perderlo todo o superar las dificultades que esta decisión implica.
Estos esfuerzos empresariales permiten dar trabajo a muchos hombres y mujeres que buscan alguna actividad que le depare un sueldo digno que les permita llevar alivio a sus hogares, contribuyendo también a incrementar las arcas fiscales a través de los impuestos que las empresas deben pagar al estado y a la disminución de la cesantía, en un país que aún tiene cifras altas de desempleo, estadística que atenta contra la movilidad social.
Santiago de Chile es el centro financiero y administrativo del país, donde se toman las grandes decisiones y se recaudan los grandes aportes tributarios de las empresas del país, cuyas gerencias generales están concentradas en la capital lo que juega en desmedro de las regiones, que hoy son meras cajas recaudadoras cuyos sentimiento de orfandad presupuestaria hace que las regiones no puedan desarrollarse plenamente ni crear industrias productivas y tampoco impulsar el genio creativo de sus habitantes que quieren incorporarse al auge tecnológico y saciar su justa aspiración de convertirse en empresarios aún arriesgándose a ser asaltados por delincuentes que no entienden el respeto a la propiedad privada y los riesgos naturales que la competencia implica.
El país debe aprovechar este impulso innovador de sus ciudadanos y por lo tanto merecen todo el apoyo del Estado, facilitando el acceso al crédito, disminuir las trabas burocráticas y estimular su desarrollo, tal como está sucediendo en Educación con el ingreso masivo al sistema y la incorporación a las universidades e institutos técnicos a jóvenes que nunca pensaron en acceder a un título profesional, no por no tener la capacidad intelectual suficiente, sino por no disponer del dinero necesario para costearse los estudios calificados, que son de alto costo.
El aumento de becas ha permitido que esta juventud marginada del sistema por falta de recursos, miren con optimismo el futuro y los que antes eran posibles candidatos a deambular por las calles adquiriendo vicios o delinquiendo, ahora se les presenta una luz de esperanza.
Chile quiere crecer con equidad y para que este anhelo se pueda concretar, es necesario crear nuevas empresas y en esta forma aumentar las fuentes laborales y unidos demostraremos que somos capaces de lograr un futuro promisorio, el cual al decir de los economistas no está lejos de ser una realidad porque estamos yendo por la vía correcta a pesar de los presagios económicos catastrofistas que en su momento circularon en plena crisis internacional y también al desastre y destrucción producida por el terremoto y maremoto que afectó gran parte del país ocasionando grandes pérdidas de fuentes laborales.
Hay empresarios en nuestro país, que han surgido en base a dedicación, esfuerzo, inteligencia y capacidad organizacional, que creen en sus ideas e invierten sus capitales corriendo el riesgo de perderlo todo o superar las dificultades que esta decisión implica.
Estos esfuerzos empresariales permiten dar trabajo a muchos hombres y mujeres que buscan alguna actividad que le depare un sueldo digno que les permita llevar alivio a sus hogares, contribuyendo también a incrementar las arcas fiscales a través de los impuestos que las empresas deben pagar al estado y a la disminución de la cesantía, en un país que aún tiene cifras altas de desempleo, estadística que atenta contra la movilidad social.
Santiago de Chile es el centro financiero y administrativo del país, donde se toman las grandes decisiones y se recaudan los grandes aportes tributarios de las empresas del país, cuyas gerencias generales están concentradas en la capital lo que juega en desmedro de las regiones, que hoy son meras cajas recaudadoras cuyos sentimiento de orfandad presupuestaria hace que las regiones no puedan desarrollarse plenamente ni crear industrias productivas y tampoco impulsar el genio creativo de sus habitantes que quieren incorporarse al auge tecnológico y saciar su justa aspiración de convertirse en empresarios aún arriesgándose a ser asaltados por delincuentes que no entienden el respeto a la propiedad privada y los riesgos naturales que la competencia implica.
El país debe aprovechar este impulso innovador de sus ciudadanos y por lo tanto merecen todo el apoyo del Estado, facilitando el acceso al crédito, disminuir las trabas burocráticas y estimular su desarrollo, tal como está sucediendo en Educación con el ingreso masivo al sistema y la incorporación a las universidades e institutos técnicos a jóvenes que nunca pensaron en acceder a un título profesional, no por no tener la capacidad intelectual suficiente, sino por no disponer del dinero necesario para costearse los estudios calificados, que son de alto costo.
El aumento de becas ha permitido que esta juventud marginada del sistema por falta de recursos, miren con optimismo el futuro y los que antes eran posibles candidatos a deambular por las calles adquiriendo vicios o delinquiendo, ahora se les presenta una luz de esperanza.
Chile quiere crecer con equidad y para que este anhelo se pueda concretar, es necesario crear nuevas empresas y en esta forma aumentar las fuentes laborales y unidos demostraremos que somos capaces de lograr un futuro promisorio, el cual al decir de los economistas no está lejos de ser una realidad porque estamos yendo por la vía correcta a pesar de los presagios económicos catastrofistas que en su momento circularon en plena crisis internacional y también al desastre y destrucción producida por el terremoto y maremoto que afectó gran parte del país ocasionando grandes pérdidas de fuentes laborales.