Los gatos: esas mascotas adorables y únicas
Por el Dr. Franco Lotito C. Académico, escritor e investigador (PUC-UACh) – www.aurigaservicios.cl
Aunque a algunas personas les vaya a parecer increíble y exagerado lo que se va a plantear a continuación, en función de los conocimientos que se dispone, hoy en día, en el ámbito de la etología y del estudio del comportamiento de los animales, se sabe que los gatos también sienten, sufren y tienen su corazoncito, pudiendo experimentar emociones y sentimientos similares a los sentimientos y emociones de las personas.
Al igual que los seres humanos, los gatos también tienen sus días buenos y sus días malos. Disfrutan y sufren de similares estados de ánimo que las personas. Gozan, se alegran, se asustan, sienten miedo, se deprimen y lloran igual que nosotros. Para qué hablar de cuando maltratamos, torturamos e infligimos dolor a los animales, en general.
Esto último, lo destaco, porque hay seres humanos de todas las edades, quienes, por un placer torcido y enfermizo –o sólo por el gusto de hacer daño e infligir dolor– se dedican a torturar animales a vista y paciencia de otras personas.
Ahora bien, ¿Cómo podemos demostrar todo lo que hemos afirmado aquí? Pues, muy sencillo. Partamos diciendo, que todo aquél que tiene –o haya tenido alguna vez– a un gato de mascota, sabe y advierte de inmediato –y con mucha facilidad– cuándo su gato está contento, temeroso, sufriente, deprimido o triste.
Analicemos algunos datos respecto a estos felinos, cuyo nombre original es “felis silvestris catus” (o “gato doméstico”), y va desde gato, pasando por nombres de tipo más coloquial, tales como: minino, micho, michino, mizo, etc. 1. A los gatos les encantan las alturas, de modo que no es extraño encontrarlos arriba de las estanterías y mesas. Para qué hablar de subirse a los techos de los autos, de las casas y de las panderetas.
Aunque a algunas personas les vaya a parecer increíble y exagerado lo que se va a plantear a continuación, en función de los conocimientos que se dispone, hoy en día, en el ámbito de la etología y del estudio del comportamiento de los animales, se sabe que los gatos también sienten, sufren y tienen su corazoncito, pudiendo experimentar emociones y sentimientos similares a los sentimientos y emociones de las personas.
Al igual que los seres humanos, los gatos también tienen sus días buenos y sus días malos. Disfrutan y sufren de similares estados de ánimo que las personas. Gozan, se alegran, se asustan, sienten miedo, se deprimen y lloran igual que nosotros. Para qué hablar de cuando maltratamos, torturamos e infligimos dolor a los animales, en general.
Esto último, lo destaco, porque hay seres humanos de todas las edades, quienes, por un placer torcido y enfermizo –o sólo por el gusto de hacer daño e infligir dolor– se dedican a torturar animales a vista y paciencia de otras personas.
Ahora bien, ¿Cómo podemos demostrar todo lo que hemos afirmado aquí? Pues, muy sencillo. Partamos diciendo, que todo aquél que tiene –o haya tenido alguna vez– a un gato de mascota, sabe y advierte de inmediato –y con mucha facilidad– cuándo su gato está contento, temeroso, sufriente, deprimido o triste.
Analicemos algunos datos respecto a estos felinos, cuyo nombre original es “felis silvestris catus” (o “gato doméstico”), y va desde gato, pasando por nombres de tipo más coloquial, tales como: minino, micho, michino, mizo, etc. 1. A los gatos les encantan las alturas, de modo que no es extraño encontrarlos arriba de las estanterías y mesas. Para qué hablar de subirse a los techos de los autos, de las casas y de las panderetas.
Por lo tanto, si un gato llega a su vida, cuídelo y protéjalo, porque existe una alta probabilidad que su gato se convierta, a su vez, en su principal guardián y protector, ya que no hay mayor regalo… que el amor de un gato.