La libertad cotidiana mantiene el mal a raya
Por: Héctor Zúñiga G - Vicepresidente de Evopoli Los Lagos.
En los últimos tiempos, hemos escuchado un discurso constante por parte de ciertos sectores radicales que sostienen que solo un gran poder centralizado y autoritario puede mantener a raya el mal y los problemas de nuestra sociedad. Sin embargo, esa no es la lección que yo he aprendido de la vida. Lo que verdaderamente sostiene a una nación no es un Estado omnipresente que controle cada aspecto de nuestras vidas, sino los detalles cotidianos, las pequeñas acciones que surgen de la libertad individual y la responsabilidad personal. Son los gestos de la gente corriente, del chileno común y corriente, los que verdaderamente mantienen el mal a raya. Esos actos sencillos de amor y solidaridad entre vecinos, amigos y familiares son los que construyen una sociedad más justa y equilibrada.
Desafortunadamente, los sectores más radicales no solo buscan concentrar el poder en un gran aparato estatal, sino que también pretenden intervenir directamente en nuestras vidas privadas. Quieren adoctrinar a tus hijos con sus ideas, quitarte tu derecho como padre de educarlos y guiarlos, saber cuánto ganas, tener acceso a la información confidencial de tus cuentas bancarias y, en última instancia, destruir el espíritu del emprendimiento, limitando las oportunidades para aquellos que luchan por sacar adelante sus proyectos y negocios.
La libertad individual es el pilar de cualquier sociedad democrática y sana. No necesitamos un Estado que nos dicte qué hacer en cada momento, sino uno que sea garante de nuestras libertades y que, cuando sea necesario, actúe como fiscalizador para asegurar que esas libertades se respeten. El poder absoluto, en manos de cualquier ideología, es una amenaza directa a nuestras libertades más básicas.
Es por eso que en las próximas elecciones debemos elegir a aquellos candidatos que respetan y promueven la libertad individual, que entienden que el rol del Estado debe ser limitado y enfocado en garantizar nuestros derechos, no en controlarnos. Chile necesita líderes que confíen en su gente, que comprendan que el verdadero progreso viene del esfuerzo individual y de la colaboración libre entre ciudadanos, no de la imposición de un poder central.
Este es un llamado a votar por aquellos que defienden nuestras libertades y que creen que un Chile libre y próspero se construye desde abajo, con las acciones de cada uno de nosotros, y no desde el control absoluto del Estado. Votemos por quienes respetan nuestro derecho a criar a nuestros hijos, a emprender, a vivir con dignidad y en libertad.
En los últimos tiempos, hemos escuchado un discurso constante por parte de ciertos sectores radicales que sostienen que solo un gran poder centralizado y autoritario puede mantener a raya el mal y los problemas de nuestra sociedad. Sin embargo, esa no es la lección que yo he aprendido de la vida. Lo que verdaderamente sostiene a una nación no es un Estado omnipresente que controle cada aspecto de nuestras vidas, sino los detalles cotidianos, las pequeñas acciones que surgen de la libertad individual y la responsabilidad personal. Son los gestos de la gente corriente, del chileno común y corriente, los que verdaderamente mantienen el mal a raya. Esos actos sencillos de amor y solidaridad entre vecinos, amigos y familiares son los que construyen una sociedad más justa y equilibrada.
Desafortunadamente, los sectores más radicales no solo buscan concentrar el poder en un gran aparato estatal, sino que también pretenden intervenir directamente en nuestras vidas privadas. Quieren adoctrinar a tus hijos con sus ideas, quitarte tu derecho como padre de educarlos y guiarlos, saber cuánto ganas, tener acceso a la información confidencial de tus cuentas bancarias y, en última instancia, destruir el espíritu del emprendimiento, limitando las oportunidades para aquellos que luchan por sacar adelante sus proyectos y negocios.
La libertad individual es el pilar de cualquier sociedad democrática y sana. No necesitamos un Estado que nos dicte qué hacer en cada momento, sino uno que sea garante de nuestras libertades y que, cuando sea necesario, actúe como fiscalizador para asegurar que esas libertades se respeten. El poder absoluto, en manos de cualquier ideología, es una amenaza directa a nuestras libertades más básicas.
Es por eso que en las próximas elecciones debemos elegir a aquellos candidatos que respetan y promueven la libertad individual, que entienden que el rol del Estado debe ser limitado y enfocado en garantizar nuestros derechos, no en controlarnos. Chile necesita líderes que confíen en su gente, que comprendan que el verdadero progreso viene del esfuerzo individual y de la colaboración libre entre ciudadanos, no de la imposición de un poder central.
Este es un llamado a votar por aquellos que defienden nuestras libertades y que creen que un Chile libre y próspero se construye desde abajo, con las acciones de cada uno de nosotros, y no desde el control absoluto del Estado. Votemos por quienes respetan nuestro derecho a criar a nuestros hijos, a emprender, a vivir con dignidad y en libertad.