Bastián Loaiza y la ganadería familiar campesina en el sur de Chile

Bastián Loaiza y la ganadería familiar campesina en el Sur de Chile
Bastián Loaiza, joven agricultor de la Región de Los Lagos, se posiciona como un referente de la agricultura familiar campesina en el sur de Chile, dedicándose con éxito a la crianza y recría de terneros. Loaiza, quien creció en el campo y hoy trabaja codo a codo con sus padres, Raquel Vegas y su padre (cuya enfermedad cardiaca le tiene jubilado), en la parcela heredada de su abuela en Maipué, ha logrado optimizar el negocio ganadero mediante una gestión meticulosa y la adopción de programas de apoyo estatal. Su experiencia destaca la importancia de la asociatividad y la formalización para el desarrollo del sector, proyectando un crecimiento significativo en su producción y un llamado a las nuevas generaciones a valorar y potenciar la vida rural.




El camino de Bastián en la agricultura es una historia de arraigo y visión. Aunque sus padres no se dedicaban directamente a la agricultura, su abuela Raquel Vegas dejó una herencia clave: una parcela en Maipué que, tras su fallecimiento, se convirtió en el punto de partida para la iniciativa familiar. “Nací y me crié, como digo, debajo de la teta de la vaca, literalmente, porque gracias a eso también yo pude salir a estudiar”, afirma Loaiza, quien cursó su educación básica en la Escuela Rural Maipué, antiguamente conocida como "Los Capados", un nombre que aludía a la práctica de castrar novillos en un campo cercano. A pesar de haber estudiado Ingeniería en Prevención de Riesgos en INACAP y de haberse desempeñado profesionalmente en Gasco GLP por casi una década, su conexión con el campo nunca se desvaneció.

Durante sus años como prevencionista, Bastián comenzó a invertir en el campo familiar. Su primer acercamiento a la ganadería fue con la crianza de ganado Angus Rojo, adquiriendo cinco vaquillas de un vecino. Sin embargo, los desafíos asociados a los partos de estas vacas, sumado a la dificultad de contar con apoyo constante para atenderlos, lo llevaron a tomar una decisión estratégica: eliminar el plantel de vacas nodrizas y enfocarse exclusivamente en la crianza y recría de terneros doble propósito, comprando los animales recién nacidos directamente de lecherías. Esta modalidad, según Loaiza, “es la forma de crianza que estamos haciendo hoy día, pero más que sin animales es sin terneros chicos”. Actualmente, planean trabajar con 60 terneros de lechería anualmente, con una primera remesa de 30 y la incorporación de otros 30 en agosto.

La participación en programas de apoyo como PRODESAL y, posteriormente, el Sistema de Asesoría Técnica (SAT) de INDAP ha sido fundamental para el desarrollo de su emprendimiento. Loaiza destaca el valor de la asesoría profesional que reciben, incluyendo la visita de ingenieros agrónomos y veterinarios. Además, subraya la importancia de la formalización, instando a otros agricultores a inscribirse en el Sistema de Identificación Individual de Animales (SIRCE) del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), lo que permite la trazabilidad del ganado y facilita la gestión.

El modelo de negocio de Bastián se centra en la crianza de terneros en otoño (marzo), aprovechando el apogeo de los pastos en primavera para la recría y reduciendo así los costos de alimentación suplementaria. Un ternero destetado a los tres meses, con un peso aproximado de 220 kilogramos, genera una ganancia considerable, lo que hace que esta etapa sea rentable. Sin embargo, el desafío en Maipué, una zona seca en verano, es el riego. El proyecto de un pozo profundo, financiado por el INDAP, existe, pero su implementación a gran escala requiere de la instalación de paneles solares para evitar altos costos energéticos.

La madre de Bastián, a pesar de la jubilación por enfermedad de su padre, juega un papel fundamental en el día a día del campo. “Mi mamá hoy día prácticamente es uno de los pilares fundamentales del campo”, señala Loaiza, destacando que su emprendimiento es una pequeña y mediana empresa (Pyme) familiar, donde los tres trabajan sin empleados externos. La rutina diaria implica la preparación de la leche sustituta para los terneros, la estimulación para que coman concentrado y la observación constante para detectar cualquier signo de enfermedad. Utilizan la técnica de "cama caliente" en los corrales, la cual consiste en capas de paja que absorben la orina y las heces del ganado, generando calor y sirviendo posteriormente como fertilizante natural.

Bastián también es un activo participante de la Red de la Leche y la Carne, una organización que busca dar voz a la agricultura familiar campesina y trabajar en conjunto con los grandes gremios del sector. A través de esta red, ha participado en iniciativas de apoyo, como el envío de postes para cercos a las zonas afectadas por los incendios de 2021 en la Séptima Región, y ha asistido a seminarios sobre ganadería.

Mirando hacia el futuro, Bastián Loaiza aspira a ampliar su producción a cien terneros anualmente y aumentar el peso de venta a 400 kilos por animal, lo que implicaría un paso hacia la etapa de engorda. Sin embargo, el principal desafío para esta expansión es asegurar el alimento durante el verano, ya que la zona de Maipué experimenta periodos de sequía. En cuanto al futuro de la ganadería y la agricultura en Chile, Loaiza es optimista y hace un llamado a los jóvenes a involucrarse. “Nosotros como jóvenes tenemos que tratar de darle mucho tiraje, mucho impulso a esto, porque de eso prácticamente vive nuestra población”, enfatiza. Su mensaje final es claro: "Amar las raíces, no olvidar de dónde venimos", y desmitificar la figura del "huaso", entendiéndolo como una persona que defiende sus orígenes, su cultura y tiene el deseo de salir adelante.


Fuente información: Rocío Gambra
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