De ordeñar a mano a referente de la agricultura familiar con visión de futuro

De ordeñar a mano a referente de la agricultura familiar con visión de futuro
El agricultor Jaime Altamirano, oriundo de Purranque, compartió su extensa trayectoria desde sus inicios ordeñando a mano hasta convertirse en un productor lechero consolidado y dirigente en el sur de Chile. Su historia, narrada en el Podcast "Raíces y Horizontes", refleja no solo su esfuerzo personal y visión empresarial, sino también los profundos cambios, desafíos y la necesaria adaptación de la agricultura familiar campesina frente a las políticas estatales, la industria y las exigencias del mercado. Altamirano subraya la importancia del apoyo institucional sostenido y critica la falta de políticas de largo plazo para asegurar la viabilidad del sector.

De la ordeña manual a la visión empresarial


Jaime Altamirano representa la tenacidad del agricultor familiar campesino del sur de Chile. Criado en el sector de Maipué, comuna de Purranque, sus raíces están firmemente ancladas en el campo. "Lo primero que aprende uno en el campo es ordeñar", relata, recordando sus inicios a los diez años, ordeñando a mano bajo un árbol. Esa leche inicial, vendida a la antigua Lechera del Sur en tarros, marcó el comienzo de un vínculo con la producción lechera que definiría su vida.

Tras completar su educación básica y media en Purranque, las limitaciones económicas le impidieron acceder a estudios superiores. Con la claridad de que "no había mucho que hacer" en el Chile de mediados de los 70 y con el sueño latente de "ser pequeño empresario", Altamirano tomó una decisión audaz. En 1977, junto a un amigo, emigró a Río Gallegos, Argentina, en busca de oportunidades.

Años de esfuerzo en Argentina y el retorno a Chile


Durante seis años, Altamirano trabajó arduamente en Argentina, comenzando con labores físicas exigentes como cavar zanjas en condiciones climáticas adversas. Su perseverancia lo llevó a aprender el oficio de gásfiter, comprando sus propias herramientas para facilitar su aprendizaje y ganar la confianza de los maestros. Esta etapa no estuvo exenta de tensiones, como el conflicto limítrofe entre Chile y Argentina en 1978, que vivió en primera persona. "Supuestamente nos iban a meter en un campo de concentración", recuerda sobre la incertidumbre de la época, aunque destaca que, felizmente, no pasó a mayores.

El propósito de Altamirano siempre fue claro: "juntar recursos para armar lo que hoy día tengo". El fallecimiento de su padre aceleró su regreso a Chile a fines de 1982, coincidiendo con una profunda crisis económica en el país. Pese a las dificultades iniciales, el capital ahorrado le permitió comprar sus primeras doce vacas lecheras, sentando las bases de su propio emprendimiento.

Consolidación familiar y los centros de acopio


El retorno marcó el inicio de su proyecto personal. Con el apoyo inicial de su madre y luego junto a su esposa, con quien lleva 41 años de matrimonio, fue aumentando gradualmente su producción y superficie. "Mi señora también entraba a ordeñar", comenta, destacando el esfuerzo conjunto. La familia creció, sumando dos hijos que, según Altamirano, "les gusta trabajar". Hoy, la familia posee 44 hectáreas, combinando compras y herencias.

Un hito importante en su desarrollo y el de muchos pequeños productores fue la creación de los centros de acopio lechero. Altamirano fue impulsor de uno de los primeros en la provincia de Llanquihue, inspirado en modelos vistos en Valdivia. Estos centros permitían agrupar la producción de pequeños agricultores para obtener mejores condiciones de volumen ante la industria. Llegaron a agrupar a 67 productores y entregar 1.2 millones de litros anuales en su apogeo.

Sin embargo, los centros de acopio enfrentaron dificultades. Inicialmente, la industria buscaba volumen, pero luego añadió la exigencia de calidad. La mezcla de leches de calidades dispares y el traspaso de costos de recolección a los agricultores complicaron su viabilidad. Altamirano logró negociar condiciones particulares para mantener su calidad, pero reconoce que la falta de soluciones estructurales al tema de la calidad y la competencia de centros de recolección de grandes empresas llevaron al declive y cierre de la mayoría de estos centros. "Eso mató a mucha de la pequeña producción lechera", lamenta. Su centro de acopio, no obstante, logró cerrar ordenadamente, repartiendo los activos entre los socios según su participación histórica. De los 67 productores originales, solo él continúa en la lechería, habiendo aumentado significativamente su producción individual de 50.000 a 250.000 litros anuales.

Apoyo estatal y desafíos actuales


Altamirano valora el apoyo histórico de instituciones como INDAP y el INIA, recordando la importancia de programas de transferencia tecnológica como los centros demostrativos y la introducción de técnicas como el ensilaje en rama. Sin embargo, es crítico con la falta de apoyo focalizado y sustancial en la actualidad para rubros como la lechería y la carne dentro de la agricultura familiar. Señala también el desafío del acceso efectivo al riego, mencionando que, si bien ha habido avances con la Comisión Nacional de Riego (CNR), el alto costo de la energía eléctrica dificulta el uso de muchos proyectos instalados.

Actualmente, su lechería cuenta con tecnología moderna como sala de ordeña de seis unidades, estanque de frío, pre-enfriador y paneles solares. Trabaja en sociedad con otra persona, compartiendo responsabilidades y beneficios. Han adaptado sus horarios de ordeña para mejorar el bienestar de quienes trabajan, un aspecto que considera crucial junto al bienestar animal.



Para entender mejor


  • Agricultura Familiar Campesina (AFC): Forma de producción agrícola donde la unidad doméstica y la unidad productiva están integradas. La familia aporta la mayor parte de la mano de obra y la gestión, y la producción (agrícola, pecuaria, forestal, pesquera, etcétera) es su principal fuente de ingresos.
  • INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario): Servicio del Ministerio de Agricultura de Chile, dependiente del Gobierno, cuyo objetivo es apoyar el desarrollo productivo, económico y social de los pequeños productores agrícolas y campesinos.
  • INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias): Corporación de derecho privado sin fines de lucro, vinculada al Ministerio de Agricultura de Chile, dedicada a la investigación y desarrollo tecnológico para el sector agroalimentario.
  • Centro de Acopio: Instalación donde varios productores (generalmente pequeños) reúnen su producción (en este caso, leche) para entregarla en conjunto a la industria procesadora, buscando mejorar el poder de negociación y eficiencia logística.
  • PEM (Programa de Empleo Mínimo) y POJH (Programa Ocupacional para Jefes de Hogar): Programas de empleo de emergencia implementados en Chile durante el régimen militar (años 70 y 80) para mitigar el alto desempleo, ofreciendo trabajos básicos con remuneraciones de subsistencia.
  • SEREMI (Secretario Regional Ministerial): Representante de un ministerio en una región específica de Chile. En el texto se menciona al SEREMI de Agricultura.
  • CNR (Comisión Nacional de Riego): Organismo del Estado de Chile encargado de fomentar y desarrollar el riego y drenaje en el país.
  • PRODESAL (Programa de Desarrollo Local): Programa de INDAP ejecutado en convenio con las municipalidades, que entrega asesoría técnica a pequeños agricultores.
  • PDTI (Programa de Desarrollo Territorial Indígena): Programa de INDAP similar a PRODESAL, pero enfocado específicamente en apoyar a agricultores pertenecientes a pueblos indígenas.
  • Unidad Formadora de Colonia (UFC): Indicador de la calidad higiénica de la leche, que mide la cantidad de bacterias presentes.
  • Células Somáticas: Indicador de la salud de la ubre de la vaca. Un recuento alto sugiere inflamación o infección (mastitis).


Fuente información: Rocío Gambra
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